Gobierno de Brasil teme que la guerra entre narcos haya propiciado el ataque que dejó 14 muertos

28/01/2018 - 1:49 pm

Tras el ataque, el Comando Vermelho también se valió de las redes sociales para responsabilizar de los hechos a los Guardianes del Estado y prometió “venganza”.

lugar donde tubo lugar un ataque a balazos en Fortaleza, Brasil. Foto: EFE

Brasilia, 28 enero (EFE).- El ataque a balazos que dejó 14 muertos en la ciudad brasileña de Fortaleza es consecuencia de una nueva “guerra” entre bandas del narcotráfico que dominan las cárceles de esa región del noreste del país, afirmaron hoy fuentes policiales.

“Desde el año pasado esas bandas están en conflicto” y el brutal ataque a balazos ocurrido en un club la madrugada de este sábado “es un capítulo más de esa guerra”, dijo hoy el presidente del Sindicato de Policías Civiles del estado de Ceará (noreste), Francisco Lucas.

El suceso ocurrió la madrugada de este sábado en un club de un humilde barrio de Fortaleza, la capital de Ceará, al que unos quince hombres llegaron en tres automóviles, dispararon a mansalva en un patio en que se celebraba una fiesta y huyeron sin dejar rastro.

El ataque dejó también seis heridos y fue asumido por supuestos miembros de un grupo del narcotráfico conocido como Guardianes del Estado, que en unos mensajes divulgados hoy en las redes sociales lo calificaron de “represalia” contra el llamado Comando Vermelho.

Esa es otra banda de tráfico de narcóticos que nació hace décadas en Río de Janeiro, con tentáculos en todo el país y en Paraguay y hasta nexos en Colombia, que las autoridades admiten que comenzó a operar con fuerza en el estado de Ceará a inicios del año pasado.

De hecho, a las disputas entre ambos grupos se atribuyó una serie de trágicos sucesos ocurridos en Fortaleza en septiembre, cuando 32 personas murieron en tiroteos registrados a lo largo de tres días en los suburbios más pobres de la ciudad.

Tras el ataque de este sábado, el Comando Vermelho también se valió de las redes sociales para responsabilizar de los hechos a los Guardianes del Estado y prometió “venganza”, con lo cual recrudeció el temor a que haya comenzado una nueva “guerra” entre ambos bandos.

La Policía no ha confirmado en forma oficial la autoría de los mensajes, pero según fuentes vinculadas a la investigación citadas por la prensa local son auténticos y partieron de las prisiones de Ceará, en las que ambos grupos se han hecho fuertes hace años.

Los Guardianes del Estado nacieron de hecho tras los muros de las cárceles y se sospecha que están asociados al Primer Comando de la Capital, también surgido en las prisiones del estado de Sao Paulo y con reconocida presencia en todo el sistema penitenciario nacional.

A semejanza del Primer Comando, los Guardianes del Estado tienen su propio “estatuto”, que circula en las prisiones y habla de un “pacto de sangre y honor” entre los miembros encarcelados y los que aún conservan la libertad.

“La organización tiene como lema uno por todos y todos por uno y todos los miembros que estén en libertad deberán estar siempre en sintonía y armonía con los miembros encarcelados”, dice uno de los artículos del “estatuto”, publicado por el diario Tribuna de Ceará.

Durante el año pasado, se registraron en varios estados de Brasil numerosos motines y matanzas de presos, que según el propio Gobierno fueron producto de rencillas entre el Comando Vermelho y el Primer Comando, presunto “socio” de los Guardianes en Ceará.

Las autoridades, que anunciaron la captura de un sospechoso de haber participado en la masacre, han intentado transmitir calma a la sociedad y asegurado que el ataque contra el club de Fortaleza fue un “hecho aislado” y que “no hay motivos para el pánico”, según declaró el secretario de Seguridad, André Costa.

Sin embargo, durante el último año se registraron en el estado de Ceará 5.023 homicidios, lo que supuso un aumento del 47 por ciento respecto a 2016, de acuerdo a las estadísticas oficiales.

Según esos mismos datos, el 82 por ciento de esas muertes violentas tuvo relación con asuntos vinculados al tráfico de drogas, un porcentaje similar al que se registra en Río de Janeiro, donde también los penales y las barriadas populares están parcialmente en manos de los narcotraficantes.

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