Un doloroso etcétera

28/03/2016 - 12:00 am
Otro caso es el del iracundo pre-candidato republicano Trump haciendo propaganda negativa contra Ted Cruz mediante un Tweet difundido el miércoles por el Partido Republicano, en un “meme" que muestra dos fotos: la primera es de la señora Heidi Cruz (izq.) con una expresión de enojo, que contrasta con el rostro joven, bello e inexpresivo, de la esposa de Trump (der.). El pie de foto dice: “Las imágenes valen mil palabras”. Foto: Twitter @realDonaldTrump
Otro caso es el del iracundo pre-candidato republicano Trump haciendo propaganda negativa contra Ted Cruz mediante un Tweet difundido el miércoles por el Partido Republicano, en un “meme” que muestra dos fotos: la primera es de la señora Heidi Cruz (izq.) con una expresión de enojo, que contrasta con el rostro joven, bello e inexpresivo, de la esposa de Trump (der.). Foto: Twitter @realDonaldTrump

El periodista E.J. Montini escribió el lunes 21 en The Arizona Republic siete razones que tendría para elegir, en su momento, a Donald Trump en vez de Ted Cruz para la presidencia de su país. Llama la atención la ruta de análisis que aplicó, en especial en dos puntos:

  • “Trump hace promesas que puede cumplir, y lo sabe; Cruz hace promesas que no puede cumplir y no lo sabe.” – Afirmar categóricamente lo anterior es pisar el resbaloso terreno del futuro; ni Trump puede tener certeza sobre el porvenir, ni el periodista puede afirmar que Cruz no puede cumplir sus promesas.
  • “Trump no parece creer la mitad (o más) de lo que dice. Cruz parece creer todo lo que dice.” – Aquí el periodista sí confiesa que puede equivocarse, en este caso sobre el presente; afirma, sin asegurar, lo que los candidatos creen y no creen.

En ese tenor van otras dos declaraciones: “Trump es odiado por el ala institucional del partido republicano; Cruz es aún más odiado.” “Trump sería una vergüenza internacional; Cruz sería un desastre nacional.”

Identifiqué lo anterior con la estrategia tan usada en México, y ahora sabemos que también en Brasil (caso Dilma Rousseff): la descalificación política obsesiva, que no necesita ser verdad para tener efecto en la masa. Otro caso es el del iracundo pre-candidato republicano Trump haciendo propaganda negativa contra Ted Cruz mediante un Tweet difundido el miércoles por el Partido Republicano, en un “meme” que muestra dos fotos: la primera es de la señora Heidi Cruz (izq.) con una expresión de enojo, que contrasta con el rostro joven, bello e inexpresivo, de la esposa de Trump (der.). El pie de foto dice: “Las imágenes valen mil palabras”.

Lo contradictorio es que Trump critique una expresión facial iracunda –haciéndose como si él no usara constantemente sus típicos gestos de furia loca para llamar la atención– y acuse de mal carácter a la esposa de su contrincante. El señalamiento ni siquiera va contra Ted Cruz, pero la conciencia colectiva sólo guardará una impresión negativa sobre él.

Una manipulación poderosa se da cuando los opresores enarbolan la bandera de quienes defienden al pueblo oprimido. Sobran ejemplos de esta misma táctica: líderes del PRI, incluso cuando están en cargos públicos –desde los que sólo debieran entregar resultados y no llevarse hasta los lápices–, no pierden oportunidad de criticar “a quienes se adelantan al calendario electoral de 2018”. No es que el PRI se adelante, no: lo que pasa es que el partido está empeñado en trabajar y cumplirle a México, dicen.

Es lo usual: que el mal político peque de lo mismo que acusa. El discurso del PRI y de sus amparados nos previene contra una sombra populista y demagógica que anda sobrevolando los países del mundo; son opciones políticas que ofrecen recetas mágicas –nos dicen–, pero que realmente empobrecen al pueblo y le arrebatan su libertad.

Ese es el discurso del miedo con el que los gobiernos acaparadores de hoy, disfrazados de salvadores aliados del pueblo, satanizan a la oposición para atomizarla y desaparecerla. En vez de rendir cuentas económicas, políticas y sociales ante el pueblo, insisten en acusar a sus opositores de estar obsesionados con el poder, de incendiarios y “populistas” (pero pópulo significa pueblo, así que populista es quien se interesa en el pueblo). Y el colmo: estos gobernantes que se enriquecen sin saciar mediante la pauperización de la ciudadanía, acusan a los líderes contestatarios de prometer soluciones mágicas que terminan por empobrecer al pueblo.

Afirman y acusan con la esperanza de que olvidemos la cadena de atracos directos e indirectos que cometen, como la reforma energética, la importación de gasolinas, la desaparición de Luz y Fuerza, la suspensión de la exploración petrolera en el Golfo, la suspensión del desarrollo de la energía nuclear, el desmantelamiento de Ferrocarriles Nacionales de México, de Pemex, el Fobaproa, el regalo de Telmex a Slim y un doloroso etcétera.

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