ONG: enfermedades mentales, mayor riesgo de cáncer y adicciones, las secuelas de las víctimas de curas pederastas

28/04/2014 - 7:25 pm

Ciudad de México, 28 de abril (SinEmbargo).–  El Centro para los Derechos Constitucionales (CCR), en representación de la Red de Sobrevivientes de Abusos Sexuales de Sacerdotes (SNAP), presentó un informe ante el Comité de Naciones Unidas contra la Tortura (CAT) que documenta la gravedad de los daños que sufren los sobrevivientes de la violencia sexual por parte del clero católico.

Entre estos daños, que se presentan a largo plazo, el informe expone un mayor riesgo de cometer suicidio, padecimiento de enfermedades mentales, incluyendo la depresión, la ansiedad y el estrés postraumático, así como trastornos adictivos.

En el documento, entregado el pasado 11 de abril a la ONU, también se da cuenta de estudios e investigaciones que muestran daños físicos como consecuencia de la violencia sexual, entre ellas el daño neurológico y los cambios en la función cerebral, como resultado de los acontecimientos traumáticos, así como un mayor riesgo de cáncer.

En este contexto, el Vaticano presentará los próximos días 5 y 6 de mayo en Ginebra un informe inicial ante el comité de las Naciones Unidas contra la Tortura, un procedimiento exigido a los Estados firmantes de la convención cuyo cumplimiento vigila ese órgano.

Esta es la segunda vez en cuatro meses que altos funcionarios católicos han sido llamados ante la ONU para tener en cuenta los derechos humanos en el Vaticano. La primera vez, la Santa Sede fue llamada a rendir cuentas  ante el Comité de la ONU sobre los Derechos del Niño por sus acciones, o falta de ella, en estas cuestiones ante un órgano internacional.

En febrero de 2014, el Comité de los Derechos del Niño expresó su “grave preocupación de que la Santa Sede no haya reconocido la gravedad de los crímenes cometidos”. Denunció que “cuenta con políticas y prácticas adoptadas que han dado lugar a la continuación de la explotación abusiva, por la impunidad de los perpetradores”.

En respuesta, el pasado 11 de abril el Papa Francisco, en una intervención improvisada en la Santa Sede, pidió perdón públicamente por los abusos sexuales cometidos a nivel mundial por “bastantes” sacerdotes, y afirmó que la Iglesia no dará ningún “paso atrás” al abordar esta cuestión

Sin embargo, las autoridades del Vaticano minimizaron la importancia de esta nueva comparecencia. El portavoz de la Sante Sede Federico Lombardi, dijo en días pasados que se trataba de un “procedimiento ordinario” al cual están obligados todos los Estados que han adherido a la Convención de la ONU contra la tortura, suscrita por la Sede Apostólica en 2002.

Lombardi afirmó que “la Santa Sede continúa poniendo en práctica las obligaciones asumidas por cuenta del Estado de la Ciudad del Vaticano y presentando informes periódicos, según los procedimientos por la Convención”.

“Hace unos meses, los funcionarios del Vaticano presentaron un informe al Comité contra la Tortura en el que no hacen mención alguna de la violación, la violencia sexual, y encubrimientos dentro de la iglesia, que llevan severos y duraderos daños”, denunció Attorney Pam Spees del CCR.

Sin embargo, dijo, “el Comité contra la Tortura y el derecho internacional de los derechos humanos son claros: la violación y otras formas de violencia sexual son reconocidos como la tortura y los tratos crueles, inhumanos y degradantes, y el Vaticano ha sido, lamentablemente, cortó en su obligación de prevención y protección contra éstos crímenes “.

A su vez, Barbara Blaine, presidenta de SNAP, criticó que “al continuar la crisis de los abusos de la iglesia, muchos funcionarios católicos hablan con compasión en el público, pero actúan con temeridad y cruelmente en privado”, denunció .

“El Vaticano no puede tener las dos cosas: firmar tratados internacionales y no acabar con la impunidad; sobre todo por poner en peligro continuamente a niños inocentes y adultos vulnerables, mediante la protección de aquellos que se comprometen y encubren crímenes atroces y  preservan de su propia reputación”, dijo.

La Red Internacional de Derechos del Niño (CRIN), en otro informe, critica que “los hechos hablan por sí mismos”. Dijo que se demostrará que, en efecto, “los que tienen el poder en El Vaticano han ayudado a fomentar una cultura de la violación dentro de la iglesia que la acepta, tolera y, en última instancia, la perpetúa”, aseguró la CRIN.

Hoy en día, la crisis de los abusos sigue haciendo estragos en el corazón católico de muchos países, señaló la CRIN recordando que se ha intentado llevar el caso a la Corte Penal Internacional.

Indicó que, a pesar de que la Santa Sede ha reconocido la gravedad y la magnitud de los abusos sexuales del clero sobre los niños, esto no ha resultado aún en una acción para garantizar que las denuncias sean investigadas por la justicia civil y que sus autores no queden en la impunidad.

Argumentó que “hay un vacío en lo que respecta a la Santa Sede y la aplicación de sus leyes y reformas revisadas. Incluso en 2013, sus reformas seguían siendo vagas”.

“No hay pautas que tratan directamente con la garantía del bienestar de la víctima y muchos casos graves todavía son tratados por la Congregación de la Doctrina de la Fe y no se les envía a las autoridades judiciales civiles”, sostiene.

“El resultado sigue siendo la incapacidad histórica del Vaticano para tratar el tema de manera efectiva. No hay un sistema transparente y decisivo con el que hacer frente al problema a escala mundial a través de toda la Santa Sede”, manifestó.

El Comité de la ONU contra la Tortura, compuesto por 10 expertos, ha llamado a la violación y otras formas de violencia sexual por su nombre, es decir, como tortura y tratos crueles, inhumanos y degradantes, enfatizaron las ONG. Además la ONU “expresa su reconocimiento y aceptación universal de la violación y la violencia sexual como forma de tortura en el sistema internacional de derechos humanos”.

La presentación del Vaticano ante la ONU es parte  de los esfuerzos realizados por los sobrevivientes de estas agresiones para hacer que los funcionarios de la Iglesia Católica se hagan responsables ante los órganos internacionales de derechos humanos por las prácticas de la Iglesia que permiten a violencia sexual.

Esta atención ha llegado a raíz de la presentación de un caso ante la Corte Penal Internacional en nombre de la SNAP contra el Papa y otros funcionarios de alto nivel del Vaticano por crímenes contra la humanidad.

 

 

 

 

 

en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video