Wolfenstein: Youngblood tal vez no sea la entrega más relevante ni la menos impresionante, pero introduce el factor cooperativo en la saga lo cual puede abrir las puertas para futuras entregas en la serie.
Ciudad de México, 28 de julio (SinEmbargo).- Wolfenstein: Youngblood llega dos años después de la maravillosa entrega que fue Wolfenstein II: The New Order, con nuevas funciones, nuevos cambios y modo cooperativo que ofrece una experiencia totalmente nueva en el universo de Wolfenstein y que nos sigue demostrando porqué enfrentarte a los nazis puede seguir siendo tan divertido.
En esta ocasión nuestro protagonista de la saga que nos ha acompañado por años, William “B.J.” Blazkowicz, no estará; en cambio sus dos hijas, Jessie y Sofia serán las protagonistas al descubrir que, precisamente, su padre ha desaparecido. Así nuestro juego toma lugar en una Francia que lleva varios años siendo ocupada y controlada por los nazis. Podrá parecer un cambio bastante insignificante, sin embargo, este pequeño cambio de protagonistas le da un giro radical a todo el juego en varios aspectos, principalmente el de jugabilidad, ya que siempre estarás acompañado, sin importar qué tu hermana estará a tu lado y ya dependerá de nosotros si lo jugamos con una persona más o no, y si no hay alguien cerca con quien jugar, no hay problema ya que el propio juego se encargará de controlar al “segundo personaje”.
Respecto a la historia, tal vez estemos frente a la menos trabajada de la saga aunque hasta cierto punto es entendible porque no tenemos un personaje principal respaldado por años de sucesos, así que funciona más como una aventura más que podría estar incluida de manera descargable en Wolfenstein II, pero al mismo tiempo funciona como un juego independiente que los fans de la saga pueden llegar a disfrutar.
Existen nuevas opciones de configuración y personalización para ambas hermanas, si bien la jugabilidad es la misma, las opciones varían un poco en cuanto a color de armadura, habilidades para escoger de inicio y el tipo de armas para llevar, ya sea para ataques a distancia o para combates cuerpo a cuerpo. Además, las armas también pueden tener mejoras directamente en atributos como precisión, velocidad o daño; cada vez que obtengamos experiencia por derrotar enemigos, también obtendremos unas “monedas de plata” que servirán para aumentar estos atributos.
El diseño del juego es bastante bueno, algo a lo que nos ha acostumbrado la saga recorriendo parte de la Europa antigua y dominada por los nazis, tanto como paisajes modernos que van de la mano con historia y tecnología. El juego logra recrear escenarios internos y externos bastante bien ambientados y diferencias en alturas de edificios, que pueden resultar familiares a la saga de Dishonored y que funcionan bastante bien para nuestros movimientos con sigilo; si bien la mano de Arkane Studios (creadores de la saga Dishonored) se nota en el juego, no quiere decir que sea una combinación de ambos, pero si han jugado ambas entregas, aspectos como estos les serán de agrado.
También se nota un gran cambio al hablar de los diferentes niveles del juego en especial, de la mano de Arkane Studios, el sigilo que resulta más notorio en ciertas misiones, aunque siempre tendrás la opción de entrar y disparar por todos los lados que quieras. Además tenemos niveles más abiertos, en esta ocasión los desarrolladores han dejado de lado el modo lineal que conocíamos de las entregas pasadas para ofrecernos una mayor libertad de exploración y contamos con un mayor número de opciones para empezar el combate o evitarlo por completo, aspecto que se puede complementar muy bien cuando juegas con otra persona, ya que, de la mano de las habilidades que escogemos como una invisibilidad temporal o combate cuerpo a cuerpo, tu estrategia para adentrarte en un nivel puede cambiar para distraer a tus enemigos o para realizar ataques en conjunto y así acabar más rápido con ellos. Esto podría no ser tan sencillo cuando dejas que la computadora controle al segundo personaje, ya que su principal razón será seguirte por todos lados y no será tan participativo para planear elementos sorpresas.
Tal vez uno de los principales problemas de Wolfenstein: Youngblood es una de sus nuevas características, ya que al darnos tanta libertad puede volverse tedioso al revisitar ciertas secciones una y otra vez, algo que tal vez en un juego lineal no pasaría. Otro aspecto que no resulta óptimo es que, al igual que “The new colossus” tenemos escenas en video bastante largas y muchos diálogos incluidos, sin embargo, la historia no es tan fascinante como en entregas pasadas, por lo que más que mantenernos pegados al televisor para estar atentos a qué está pasando, estas transiciones de juego a video pueden resultar en un parte aguas para tu momento de juego.
Wolfenstein: Youngblood está disponible para todas las plataformas, Xbox One, PS4, Nintendo Switch y PC, así que no hay excusa alguna para no poder jugar este título. Tal vez no sea la entrega más relevante ni la menos impresionante, pero introduce el factor cooperativo en la saga lo cual puede abrir las puertas para futuras entregas en la serie.
