Desde la FIL de Guadalajara, Mónica Lavín y Rafael Pérez Gay destacan gran tradición cuentista en México

29/11/2018 - 9:45 pm

Hablando de los grandes nombres de quienes cultivaron el género en México, el escritor y periodista recordó que hay una “tradición cuentística muy poderosa” en el país latinoamericano, y que Manuel Gutiérrez Nájera y José Juan Tablada fueron “el cimiento” de ésta.

Guadalajara, 29 de noviembre (EFE).- Los escritores Mónica Lavín y Rafael Pérez Gay lanzaron hoy un alegato en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara a favor del cuento, género para el que hace falta un cierto “heroísmo”, y destacaron la “gran tradición cuentística” en México.

“Siempre que dices que estás haciendo un libro de cuentos te miran con cara un poco de tristeza, con resignación”, comentó Lavín en la charla, celebrada en la quinta jornada de la FIL.

Pérez Gay señaló que el cuento siempre ha sido su género literario “querido, el más cercano” y el que más ha leído, aunque a lo largo de los años ha visto pasar diferentes tendencias literarias.

“Durante un tiempo, según mi recuerdo, el género que era el rey era la poesía; en los años 70, México estaba lleno de poetas. Y en los años 80, todo el mundo estaba escribiendo una novela”, narró.

Todavía hoy en día, apuntó Lavín, “el libro de cuento parece un acto de cierto heroísmo por parte de los editores”.

La autora de obras como “Yo, la peor” o “Cuando te hablen de amor” valoró que se siente atraída por el componente de “impacto” de los cuentos, así como por su falsa inocencia, dado que “lo breve nos parece que es ligero”, aunque no es cierto.

“Si nos quedamos en esta línea del misterio, lo sutil, lo que no explicamos a nadie y hay una historia con la que pase algo, el cuento está logrado”, defendió.

Contó que le “emociona más descubrir a cuentistas que a novelistas”, y en este sentido, mencionó uno de sus últimos descubrimientos, la estadounidense Lucia Berlin (1936-2004), cuyo libro “Manual para mujeres de la limpieza” fue todo un fenómeno años después de su muerte.

Pérez Gay coincidió: “Tenía desconfianza porque pensaba que a mí nadie me puede sorprender, pero es un súper libro”.

Hablando de los grandes nombres de quienes cultivaron el género en México, el escritor y periodista recordó que hay una “tradición cuentística muy poderosa” en el país latinoamericano, y que Manuel Gutiérrez Nájera y José Juan Tablada fueron “el cimiento” de esta.

Como nombres destacados apuntó los de Amparo Dávila e Inés Arredondo -“son simple y sencillamente excepcionales”-, así como el de Francisco Hinojosa, mientras que dijo que Juan García Ponce y Salvador Elizondo siempre le han parecido “soporíferos”.

Lavín agregó a José Emilio Pacheco a su lista de autores de cuento mexicano predilectos.

Saliendo de las fronteras mexicanas, coincidieron en el nombre de Antón Chéjov, Jorge Luis Borges y Juan Rulfo, y a lo largo de la conversación surgieron otros como el de Raymond Carver, Edgar Allan Poe o el de Flannery O’Connor.

“El autor que más daño le hizo a mi generación es Julio Cortázar, porque todos pensábamos que se podía escribir como él, y eso es imposible”, bromeó Pérez Gay, quien hizo referencia a la “naturalidad” del argentino para escribir.

Ambos autores aprovecharon la cita para presentar sendas antologías cuentísticas.

La de Pérez Gay, “Arde memoria”, está compuesta por relatos compilados por el propio autor y tiene como hilo conductor, como el propio título indica, la memoria.

“La memoria y el tiempo son dos asuntos que me han interesado y que tienen que ver con lo que yo escribo, lo que me había resultado más funcional” para hacer las historias, indicó el escritor.

Mientras que Lavín explicó que para su compilación “A qué volver” decidió elegir, en primer lugar, aquellos cuentos que su memoria había retenido sin dificultad, a los que añadió otros más a partir de revisiones de sus libros y de recomendaciones de personas cercanas.

Posteriormente, “para mí lo interesante era ver qué tenían en común o cómo los podía ordenar. Quería descubrir de qué había estado escribiendo todo el tiempo”.

Así, llegó a la conclusión de que sus temas recurrentes habían sido, entre otros, la “búsqueda del otro”, aquellas cosas que “irrumpen en una vida y lo cambian todo” y las relaciones familiares.

Y entre la autora de cuentos que fue en sus inicios y la que es ahora, reconoció que ha habido un cambio importante: “Ahora me he dado el lujo de escribir finales felices”.

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