PERFIL | Arantxa Urretabizkaia: Historias de la infancia cuando Franco era eterno

30/01/2016 - 12:00 am
Miembro de una generación sometida a todo tipo de reglas. Foto: Especial
Miembro de una generación sometida a todo tipo de reglas. Foto: Especial

“Mi generación vivió una sociedad absolutamente reglada, con prácticamente cero libertad, cero opción. Todo estaba determinado por leyes escritas y por leyes no escritas, pero que había que seguir a rajatablas como si estuvieran escritas”, dice la autora sobre su libro Retratos en blanco y negro

Por José Antonio Monterrosas Figueiras

Ciudad de México, 30 de enero (SinEmbargo).-“Lo que quiero contar en este libro tiene su inicio en 1947 y su final en torno a 1960. El elemento fundamental del relato es mi infancia, pero no es eso lo que quiero contar. Es más, hay muchas cosas concretas de mi infancia que no quiero contar, y no las contaré. Otras, sin embargo, se me han olvidado; mi memoria las ha borrado de los márgenes de mi cerebro. Al fin y al cabo, las cosas las recordamos siempre a nuestro modo, según los caprichos del cerebro de cada cual. Esta es mi intención: he situado en mi infancia un visor, con él he hecho unas fotos al pasado y con esas fotos deseo relatar cómo ha sido educada la generación que hoy está a las puertas de la vejez, cómo fue su vida en aquella época, aquellos años, en torno a una familia euskaldun, euskaltzale, antifranquista, cristiana y trabajadora que vivía en un humilde barrio de las afueras de San Sebastián”, explica Arantxa Urretabizkaia, autora de Retratos en blanco y negro (Editoria Pamiela, 2015)

En mi casa Franco era malo. Yo supe en torno a los cinco o seis  años que en mi casa Francisco Franco era malo y supe paralelamente que eso no se podía decir fuera de casa. Que fuera de casa había que respetar las normas. Mi padre había luchado en la Guerra Civil, había perdido, había estado condenado a muerte, había estado preso durante mucho años. El primer libro que nos regalaron en la escuela había nacido de Franco. Franco estaba en todas partes, en todos los edificios, en las monedas. Franco era omnipresente.Es precisamente a partir de los sesenta donde el armazón empieza a reventar de alguna manera. Aunque Franco murió matando. Pocos meses antes de morir él fusiló a cinco personas, así que hasta el final se mantuvo. Hubo un tiempo en que pensamos que Franco entre sus virtudes tenía el don de la eternidad

Escritora y periodista nacida en el País Vasco, dice que no es muy reflexiva y que “va por intuición”. Para la también guionista de cine hay dos tipos de personas en el mundo de las letras, estos son los pájaros y los ornitólogos. “Yo soy pájaro y no sé nada de ornitología”. Una referencia a que la interpretación de lo que ella escribe se lo deja a los lectores: “Yo canto y que los ornitólogos digan qué le pasa a mi canto”.

Su libro —escrito en euskeda y traducido al español— contiene “la descripción de las personas que son protagonistas o secundarias y la descripción del marco físico en que ocurren los retratos del dictador Francisco Franco (1892-1975), la iglesia, la lengua; también sobre la ropa, las comidas”, como si colocara una cámara y retratara cada una de las parcelas que cuenta.

Un libro estremecedor y necesario. Foto: Especial
Un libro estremecedor y necesario. Foto: Especial

Para la autora de 68 años, el pasado no fue más libre que lo que vivimos hoy. Ella advierte que antes se estaba “absolutamente subordinado a la iglesia y los militares. Tener un hijo fuera del matrimonio, por ejemplo, “era algo que te condenaba a vivir fuera del rebaño”.

“La sociedad en la que viví”, agrega esta mujer madura de zapatos de colores, “era una sociedad mucho más represora que la actual, enormemente sometida al poder militar y religioso”.

“No le veo ventaja ninguna al pasado”, insiste.

“No sé lo que pensarían los jóvenes pero si hubieran vivido en donde viví, no creería que la liberad se ha reducido”, reconoce.

Su padre  fue “un hombre roto por las circunstancias políticas que resistió hasta el final”; resumido en un dicho árabe explica: “siéntate a la puerta de tu casa, ten paciencia y verás pasar el cadáver de tu enemigo”, pero pasó su cadáver antes que el del enemigo; su progenitor murió antes que Franco.

“He pretendido ir más allá de lo político y por eso el cuerpo tiene un capítulo, lo que comíamos tiene un capítulo. He pretendido ir a la vida diaria más allá de la política”, explica.

Retratos en blanco y negro habla de lo que es permisivo y no.

“Mi generación vivió una sociedad absolutamente reglada, con prácticamente cero libertad, cero opción. Todo estaba determinado por leyes escritas y por leyes no escritas, pero que había que seguir a rajatablas como si estuvieran escritas”, afirma.

Quién es Arantxa Urretabizkaia: Se dio a conocer en el ámbito de la literatura con el extenso poema titulado “San Pedro bezperaren ondokoak” (Consecuencias de una víspera de San Pedro), publicado en 1972. Diez años más tarde fue galardonada con el Premio Nacional de la Crítica por su segundo libro de poemas, Maitasunaren magalean (En el seno del amor). De ambos libros cabe resaltar su lenguaje intimista y su demostración de amor a la naturaleza.

En su faceta de narradora ha cultivado la literatura infantil y juvenil y ha escrito también varias novelas. Zergatik Panpox (¿Por qué, Panpox?), publicada en 1979, es una narración formada por los monólogos de una esposa abandonada, que tiene un hijo al que llama Panpox. Le siguieron Aspaldian espero zaitudalako ez nago sekula bakarrik (Porque te espero desde hace mucho tiempo, no estoy nunca sola, 1983) y Saturno (1987), una melancólica novela sobre los afectos cuya versión en castellano (1990) obtuvo un éxito notable.

Licenciada en historia y miembro de la Academia de la Lengua Vasca (Euskaltzaindia), ha trabajado como periodista en Euskal Telebista y en diversos periódicos y medios de comunicación.

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