México

El PRD se reduce ya a dos tribus y las dos, además, ligadas al PRI y a Peña Nieto, critican politólogos

30/03/2017 - 8:00 pm

La fractura al interior de la bancada del PRD en el Senado de la República sólo refleja la grave crisis por la que atraviesa esa fuerza política, gracias a la concentración del poder de decisión en unos cuantos líderes de las corrientes o “tribus” más importantes, dijeron en entrevista analistas políticos y senadores que el martes renunciaron a la fracción parlamentaria del Sol Azteca.

Ciudad de México, 29 de marzo (SinEmbargo).– Después de la salida de 12 de los 20 senadores que integraban la bancada del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en el Senado de la República, la que llegó a ser la segunda fuerza política en el país se achica cada vez más y se concentra en las “tribus” o corrientes de opinión más cercanas al Partido Revolucionario Institucional (PRI) y al llamado Grupo Atlacomulco, dijeron analistas y legisladores que renunciaron a la bancada consultados por SinEmbargo.

El partido está hoy en manos de dos tribus: la que apoyó al Presidente Enrique Peña Nieto y se sumó en diciembre de 2012 al PRI y Partido Acción Nacional (PAN) en el Pacto por México, Nueva Izquierda o “Los Chuchos”, encabezada por Jesús Ortega Martínez y Jesús Zambrano Grijalva; y la corriente originaria del Estado de México, señalada también de estar ligada al Jefe del Ejecutivo Federal, Alternativa Democrática Nacional (ADN) que dirige Héctor Bautista López.

“ADN y Nueva Izquierda tendrán diferencias cosméticas pero las motiva la lucha descarnada por cargos burocráticos, pero no un proyecto ideológico. Jesús Ortega cuando llegó a la dirigencia destrozó los estatutos del partido para generar alianzas con el PAN argumentando que era para detener al PRI, pero esta inercia antipriista que pregonó Ortega fue destrozada en 2012 cuando Zambrano firmó el Pacto por México. El punto es que se han convertido en compañeros de ruta del partido en el poder”, dijo Héctor Quintanar Pérez, politólogo de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

El martes, la bancada perredista en el Senado de la República se vio reducida de 20 a ocho senadores, debido a una fractura por la lucha entre los legisladores y el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) por nombrar al nuevo Coordinador en sustitución de Miguel Barbosa Huerta, y por el apoyo de la mayoría de la fracción al aspirante puntero en las encuestas a la Presidencia de la República en 2018, Andrés Manuel López Obrador.

El pasado martes, 12 de 20 senadores perredistas abandonaron la bancada del partido. Foto: Cuartoscuro

Los senadores que se quedaron en la bancada perredista, y que votaron por Dolores Padierna Luna como coordinadora del Grupo Parlamentario, pertenecen a las tres corrientes más importantes ADN, Nueva Izquierda e Izquierda Democrática Nacional (IDN), así como a los Galileos.

Con la renuncia de los 12 legisladores, la bancada del Sol Azteca se asemeja en tamaño al Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y al Partido del Trabajo (PT), pues ambos poseen siete senadores en su grupo parlamentario.

María Eugenia Valdés Vega, investigadora experta en procesos electorales, padrón electoral y sistema político de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), explicó que la fractura entre los senadores significa la pérdida de cuadros y bases, y que el PRD finalmente se quedó en unas cuantos manos de las cúpulas de las tribus dominantes.

“Se está quedando en los hueso, la carne se le está yendo. Se está quedando la estructura, el esqueleto. Es un problema porque hay una división que va a ir desde las cúpulas hasta las bases; porque estos que se salen no son cualquier militante, son gente de peso, todos ellos están haciendo cálculos para lo que sigue”, consideró la analista.

Valdés Vega explicó que en la división al interior del partido juega un papel importante la elección de Jefe de Gobierno de la Ciudad de México prevista también en 2018, a la par de la sucesión presidencial.

El PRD, precisó, se estará jugando su supervivencia en la Ciudad de México en contra del partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), razón suficiente para no apoyar la candidatura de López Obrador como el aspirante a la Presidencia de la República más competitivo de la izquierda, anotó.

“Será muy difícil que el PRD gane la Ciudad de México, a pesar de que tiene bastiones importantes como la Gustavo A. Madero, Iztapalapa y Coyoacán. La gente que se está quedando en el partido son los que tienen estructura en sus estados como en Michoacán y Morelos”, explicó.

EL PARTIDO SE HACE PEQUEÑO

Armando Ríos Piter, hasta hace poco Senador perredista, ahora independiente, reconoció que el Sol Azteca “se sigue haciendo chico”.

“El PRD está cambiando de nombre, ahora se va a llamar Morena [Movimiento Regeneración Nacional], porque pareciera ser que se está configurando como el PRD recargado. Morena fue una división del PRD y eso está pasando, está perdiendo presencia el PRD y la está asumiendo Morena”, dijo el legislador que también decidió salirse de la bancada del Sol Azteca y tampoco participar en la fracción que se formó alrededor de Barbosa Huerta.

Ríos Piter agregó que el PRD se “está desgranado” desde hace tiempo, porque el poder se concentró en el interés de las cúpulas de las “tribus”, sin consolidar una visión colectiva de proyecto.

“Es preocupante porque se va perdiendo un proyecto alternativo de nación que fue el PRD, sin consolidarse uno nuevo en la izquierda, porque Morena es una especie de comité de campaña de un personaje”,consideró.

El Senador Benjamín Robles Montoya, quien renunció al PRD en 2016 para postularse como candidato a la gubernatura de Oaxaca por el PT, aún continuaba en la bancada perredista y el martes decidió renunciar para integrarse a un nuevo grupo parlamentario.

Robles Montoya señaló que el PRD es un partido constituido por “corrientes que están acostumbradas a pactar entre ellas, que en lugar de fortalecer el partido, lo debilitan”.

“Hoy están llevando al PRD a que se convierta en una fuerza política de izquierda pequeña. Morena está por encima, hay otros como Movimiento Ciudadano [MC] y PT haciendo un esfuerzo y, así como van a las cosas, pueden tener mejores resultados que el PRD en 2018”, indicó.

Para el analista Héctor Quintanar, el Sol Azteca está en peligro de extinción y de convertirse en un partido más pequeño que MC y el PT.

“Lo que le queda al partido no es una militancia creyente en términos políticos, es gente que está ahí por razones de clientelismo, pero eso no le alcanzará para ser un partido electoralmente competitivo. Yo creo que aspira a volverse un satélite mas, como MC y PT en el mejor de los casos, pero hay quien ve su total extinción. Es muy ilustrador ver donde Nueva Izquierda siempre tuvo el control del partido, Aguascalientes, de donde es Jesús Ortega, por ejemplo, el PRD es un rumor y de milagro salva más de 2 por ciento de los votos. Esa desbandada de senadores confirma que donde Nueva Izquierda y la línea de Ortega ha tenido el control del partido, terminan al borde de la extinción”, reiteró.

LAS “TRIBUS” Y LA CRISIS DEL PRD

De acuerdo con analistas consultados, la crisis del PRD y la redistribución de las fuerzas al interior del partido se agudizó con la firma del Pacto por México que Zambrano Grijalva encabezó; aún y con la negativa de la entonces segunda corriente más importante Izquierda Democrática Nacional (IDN) que encabeza René Bejarano Martínez, pero con el apoyo de corrientes entonces más pequeñas.

“Las tribus fueron un mal congénito del PRD. Hubo un tiempo que pareció que podrían ser sanas manifestaciones de diversas posiciones políticas, de una democracia interna, pero no tenían base en la ideas, no era una cuestión teórica, sino una situación cruda de lucha por cuotas de poder y lucha clientelar entre ellas”, explicó la especialista María Eugenia Valdés.

Las diferencias en torno al Pacto por México llevó a una redistribución de fuerzas en septiembre de 2014 cuando se renovó el Consejo Nacional perredista para poder elegir al dirigente nacional que sustituiría a Jesús Zambrano. En ese momento, ADN se erigió como la segunda “tribu” más importante una corriente originaria del Estado de México, cuyo dirigente Héctor Bautista López, ha sido ligado en una relación estrecha con el Grupo Atlacomulco y el Presidente Peña Nieto.

El PRD entonces se dividió: la corriente de Jesús Ortega obtuvo 36 por ciento de los votos; ADN consiguió 21.9 por ciento y desplazó a un tercer lugar a lDN, la corriente de René Bejarano, la cual obtuvo 16 por ciento de los votos.

En ese momento, en septiembre de 2014, la corriente Vanguardia Progresista, que encabeza Héctor Serrano Cortés, ex Secretario de Gobierno en la administración del Jefe de Gobierno Miguel Ángel Mancera, era incipiente y se encontraba en una etapa de formación.

La “tribu” de Mancera y de Serrano se unió a Nueva Izquierda y a la corriente del Estado de México ADN en las elecciones internas de 2014 para elegir con 70 por ciento de los votos a Carlos Navarrete Ruiz como dirigente nacional y a Héctor Bautista como secretario general. Ambas se impusieron sobre el bloque de René Bejarano que impulsó a la fórmula que proponía a Carlos Sotelo García para la presidencia, y a Gilberto Ensástiga Santiago para la secretaría general.

Con Carlos Navarrete Ruiz al frente y el escándalo de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, en donde la participación de un Alcalde perredista y sus nexos con el crimen organizado fueron clave en crimen, la fuerza política profundizó la crisis interna y externa que venía arrastrando desde su firma en el Pacto por México.

Al escándalo sobrevinieron las renuncias de los ex Jefes de Gobierno de la Ciudad de México postulados por el PRD, Marcelo Ebrard Casaubón, Alejandro Encinas Rodríguez, y la del fundador y hasta entonces líder moral del partido, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. Con ellas también llegó una oleada de renuncias de líderes importantes tanto a nivel nacional como estatales.

La crisis fue reconocida por el dirigente nacional Carlos Navarrete quien renunció a su posición en 2015, luego de las elecciones intermedias en donde el PRD perdió frente a Morena, la mayoría de las delegaciones que gobernaba en la Ciudad de México.

En la capital del país, la corriente Vanguardia Progresista, de Héctor Serrano, se consolidó e incluso desplazó a una de las “tribus” más fuertes, IDN de Bejarano.

Los grupos internos acordaron entonces llevar a la presidencia del partido a Agustín Basave Benítez, un académico que pretendía mantenerse al margen de las corrientes y que tras siete meses de gestión renunció por desacuerdos con “Los Chuchos” o Nueva Izquierda, y las pugnas internas.

Para la sustitución de Basave las corrientes Nueva Izquierda, ADN, IDN, el Grupo Galileos, Foro Nuevo Sol y Vanguardia Progresista acordaron colocar en la presidencia del partido a Alejandra Barrales Magdaleno, cercana a Mancera, y como secretaria a Beatriz Mojica Morga, quien pertenece a “Los Chuchos”.

A ocho meses de la gestión de Barrales, coinciden politólogos, dirigen un PRD que atraviesa sus horas más negras por la fractura interna y la fuga de liderazgos. Además, se sumó el escándalo que la dirigente enfrentó, luego de que la cadena Univisión reveló que posee un departamento de casi un millón de dólares en Miami, Florida, que no declaró en su 3de3.

Alejandra Barrales, dirigente del PRD, pidió a los senadores que abandonaron su bancada en la Cámara Alta que también dejen el partido. Foto: Cuartoscuro

VEN REACOMODO DE FUERZAS

Luz María Beristain Navarrete, una de las senadoras perredistas que renunció a la bancada, consideró que en el PRD hay de nuevo un “reacomodo de fuerzas”.

“Hay una especie de reacomodo que tiene que ver con las afinidades políticas, queremos seguir unidos con los compañeros que antes estaban en el PRD. Es esencial generar que la izquierda se amalgame, se una. Todos sabemos que la izquierda unida sí podría dar una pelea real y acceder a la posibilidad de gobernar el país, pero si seguimos dividiéndonos no”, dijo.

Beristain Navarrete explicó que se trata de una fractura interna entre los líderes que apoyan a López Obrado para la sucesión presidencial de 2018 y los que no.

“Yo soy perredista, quiero a mi partido y debe de pensar en grande, en ser el aglutinador de todos las fuerzas de la izquierda. Estos enconos tiene que ver con preferencias políticas, no son personales”, añadió.

Sin embargo, el martes por la tarde Alejandra Barrales pidió la renuncia al partido de los legisladores que abandonaron la bancada, a través de su cuenta de Twitter @Ale_ BarralesM:

“Por congruencia, espero que quienes hoy renunciaron a @SenadoresPRD, también presenten su renuncia al partido”.

La dirigente también escribió: “Los senadores que hoy renunciaron, hace tiempo tomaron la decisión de ser parte de otro proyecto, hoy simplemente lo reconocieron”.

Luz María Beristain destacó que “es una especie de suicidio no estar vinculados, coordinados con la persona que tiene la posibilidad real a la Presidencia. Yo respeto a Alejandra, es una persona que tiene sus razones, analizaremos la situación, estaremos atentos al respecto, hay que valorarlo, aunque es la líder del partido, ella no tiene la última palabra”.

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