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Yaya Arévalo

30/03/2022 - 12:02 am

¡Ya no más caminantes descalzos en México!

La pobreza, la marginación, el subempleo, el desempleo, la violencia, la inseguridad y el hambre han despojado a millones de niñas, niños, jóvenes, mujeres y hombres adultos y ancianos de esa elemental protección.

Un hombre solicita ayuda económica para él y sus mascotas en calles del Centro Histórico en la víspera de Nochebuena.
“En este país donde se dijo que primero -y después- estarían los pobres, millones de mexicanas y mexicanos siguen sumidos en pobreza y abandono, frente a un concierto de palabras vacías y de discursos que ya han perdido su valor y capacidad de asombrar”. Foto: Galo Cañas, Cuartoscuro

Camino descalza en casa, cuando el calor agobia o simplemente por sentir el contacto directo con la tierra, me despojo de zapatos para conectarme con esa energía vital ancestral. Millones de mexicanas y mexicanos también lo hacen… Quizá lo han hecho siempre, pero por razones distintas. La pobreza, la marginación, el subempleo, el desempleo, la violencia, la inseguridad y el hambre han despojado a millones de niñas, niños, jóvenes, mujeres y hombres adultos y ancianos de esa elemental protección. Y hoy caminan descalzas y descalzos.

En este país donde se dijo que primero -y después- estarían los pobres, millones de mexicanas y mexicanos siguen sumidos en pobreza y abandono, frente a un concierto de palabras vacías y de discursos que ya han perdido su valor y capacidad de asombrar. A la mitad del periodo sexenal del Gobierno federal la realidad es otra a la que se ofreció a este país. La inseguridad es agobiante, la violencia se incrementa y hace huir a las personas de sus poblados; los recursos económicos se entregan bajo mecanismos populistas, siempre a cambio de algo, mientras se cancelan programas institucionales y se limita el crédito gubernamental a la producción, lo que impacta severamente a las empresas en una economía absolutamente golpeada y decadente. Esta es la realidad.

Aun así, las y los empresarios de este país hemos hecho un esfuerzo notable para mantener nuestras operaciones, e incluso nos arriesgamos a invertir recursos para sostener empleos, en un contexto totalmente adverso por la inseguridad generalizada, la incertidumbre jurídica, económica y política de un Gobierno de palabras, pero no de acciones, y de una pandemia que ciertamente ha afectado a todos los países del mundo.

En esas condiciones, en un país que ya se dividió entre los que no creen al Gobierno y los que ya dejaron de creer, y una minoría en decadencia que cada vez más se da cuenta del error de creer en el discurso de “primero los pobres”, las y los empresarios de México nos la jugamos día a día con nuestras compañeras y compañeros trabajadores. Sin embargo, la dureza de la pandemia y sus estragos en la economía, y el nulo apoyo gubernamental para sortear los efectos provocados por la emergencia sanitaria y económica, han generado hoy más de 17.4 millones de mexicanas y mexicanos que no tienen suficientes oportunidades de trabajo. Y la situación se agrava conforme pasa el tiempo, de acuerdo a un reciente estudio realizado por nuestra Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex).

No soy una mujer pesimista. Jamás lo he sido. Creo en los principios, la educación, el conocimiento, la prosperidad, la felicidad, el trabajo y el compromiso, como valores para enfrentar cualquier adversidad y salir adelante.

Sin embargo, hoy, en este penoso contexto nacional, donde la penumbra cada vez oculta más las posibilidades de recuperación general, admito que, a pesar de toda la confianza y buena voluntad, el futuro de la economía, las empresas, y la fuerza laboral, parece más obscuro que de costumbre. No tenemos la luz de un faro que ilumine el buen camino y el mejor retorno.

Por eso, para tener información confiable, y entender procesos y realidades, nuestro sindicato patronal relanzó una plataforma en línea: #DataCoparmex 2.0, en la que se incorporaron tres nuevos indicadores (#JóvenesEnFormalidad, #BrechaLaboral y #GastoRegulatorio), para mejorar la medición del pulso laboral y empresarial del país. Con estas herramientas la realidad toma una dimensión distinta que no es buena ni prometedora.

Bajo el indiciador #JóvenesEnFormalidad, sabemos que las y los jóvenes, se subemplean y operan en la informalidad, o brindan su fuerza de trabajo en condiciones precarias.

El indicador #BrechaLaboral ha identificado que el mercado laboral no brinda las oportunidades de trabajo suficientes para las y los mexicanos, y menos en condiciones de pandemia. Al tercer trimestre de 2021, 17.4 millones de personas no encontraron opciones laborales suficientes. Lo más grave es que el desempleo creció en cinco millones más en dos años; al corte del tercer trimestre de 2019 las personas sin empleo ascendían a 12.4 millones.

El entorno es complejo. Como mexicanos debemos negarnos a pensar que los próximos tres años de Gobierno sean lapidarios y lleven a la liquidación de empresas, y trabajadoras y trabajadores. ¡No lo podemos permitir! Mucho se dice que la única forma en que este país salga adelante es con el trabajo de todas y todos, y esta vez no es la excepción. En este momento es indispensable hacer todas y todos un esfuerzo extraordinario y supremo, para convertir esta adversidad en oportunidad de desarrollo, y mostrar que para hacer la diferencia se tiene que ir más allá del discurso y debemos actuar con congruencia y firmeza.

En este México de palabras huecas en política, ya no cabe el lamento, la afrenta, ni complots imaginarios. Este México nos requiere firmes y comprometidos con el bien común, decididos a construir un mejor porvenir para todos, un país en donde quepamos todos, un México unido y que garantice las condiciones mínimas para el pleno desarrollo de las personas y las empresas.

Y es que ya no nos podemos permitir más niñas y niños descalzos, ni familias sin empleo. No en este México que se encamina a una nueva realidad. #OpiniónCoparmex

Yaya Arévalo
Presidenta de Coparmex Manzanillo

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