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Alejandro Páez Varela

30/05/2016 - 12:05 am

Operación AMLO

La Operación AMLO –la he bautizado así arbitrariamente– tendrá que estar forrada de dinero, por supuesto. Si hay dos periódicos dedicados sólo a López Obrador, día y noche, serán cuatro o diez. Y todas las televisoras. Y actividad a todos los niveles y a todas horas.

Falta ver si crecen. Foto: Cuartoscuro
Falta ver si crecen. Foto: Cuartoscuro

Podrá gustarte o no el personaje; podrás disentir, odiarlo a diario, votar simplemente por él o amarlo con pasión o con locura. Podrás, incluso, hacer campaña contra él o por él como bot endemoniado.

Pero, sin importar cómo lo vean, todos estarán de acuerdo en que Andrés Manuel López Obrador es un fenómeno cuya raigambre, lo que se dice raigambre, está en la capital mexicana, bastión que desde 1997 había sido del PRD y que puede hacer suyo.

Tienen razón los que dicen que para derrotarlo, es necesario detenerlo en la Ciudad de México. Si AMLO no avanza en la capital, dicen muchos, entonces no podrá con la Presidencial.

Pero eso está por cambiar. López Obrador está a un tris de dar el brinco, este verano, si Morena logra afianzarse en otros estados y entonces, ahora sí, dejará de ser un fenómeno localizado en la Ciudad de México para convertirse en un político más diversificado, con más posiciones y fichas qué jugar. En Zacatecas va que vuela David Monreal, por ejemplo. Y en Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez ya alcanzó a los horripilantes gemelos Yunes y se ha vuelto un fenómeno que lo vuelve imparable si nos atenemos a la máxima que dice que “caballo que alcanza gana”.

Las encuestas que he visto me dicen que Morena se colocará en la capital, incluso con todos los candados que le impusieron, en la elección del Constituyente. Si es así, AMLO habrá avanzado en tiempo récord en todas las oportunidades que se le han puesto, y Morena será una opción nacional poderosa en apenas dos años. Poderosa por la perspectiva –porque esta elección es chiquita–; porque va de brinco en brinco, cada uno más grande que el anterior.

Pero López Obrador mismo podría convertirse en el gran tropiezo de Morena. Ordeno mis ideas y explico:

1. Algo que se sabe es que Morena no ha consolidado liderazgos. No digo que Claudia Sheinbaum, Martí Batres, Ricardo Monreal y otros no sean líderes; pero sí hay un gap, una gran distancia entre ellos y López Obrador. Necesita, le urgen líderes a Morena, observo, y es también observo la urgente necesidad de que AMLO deje madurar su movimiento.

2. Sin AMLO existe Morena. Pero, en las condiciones actuales, el movimiento podría aspirar sólo a los votos de cualquiera de los partidos chiquitos. No le saldría suficiente para mantener el ritmo que lleva: los pronósticos dicen que pronto asumirá una tercera posición nacional, por encima del PRD, y pasará a una segunda si el PAN se descuida. Incluso puede aspirar a una primera posición nacional por la misma máxima (“caballo que alcanza gana”).

3. Entonces, la operación que estamos por ver es que busquen frenar a AMLO en la capital, a él en lo personal –para detener a Morena–, en una operación que tendrá que ser “de Estado”. Tendrán que abrazarse los que ya están juntos: PRI, Los Pinos, PRD y el Gobierno de Miguel Ángel Mancera.

La Operación AMLO –la he bautizado así arbitrariamente– tendrá que estar forrada de dinero, por supuesto. Si hay dos periódicos dedicados sólo a López Obrador, día y noche, serán cuatro o diez. Y todas las televisoras. Y actividad a todos los niveles y a todas horas.

Pero si Morena fuera un cuerpo robusto y no viajaran todos los líderes en el mismo avión (el avión AMLO), entonces los misiles contra él se quedarían en él y afectarían menos al movimiento en su conjunto.

Una lección de las grandes empresas –o muchas de ellas–: nunca poner en un mismo vuelo a todos los ejecutivos. El riesgo es altísimo para todos y para la empresa. AMLO debe dejar de ser un avión y partir Morena en muchos aviones, todos distintos y con diferencias pero, de preferencia, con capacidad para los mismos pasajeros. AMLO está ante esa lección que puede ser una oportunidad. De otra manera, Morena será siempre AMLO y no lo trascenderá. Y cuando los misiles le lleguen a él, le llegarán a todo Morena.

Si lo paran a él, como ya sucedió –algunos dicen que dos veces–, entonces todo el movimiento se detendrá.

Están Claudia Sheinbaum, Martí Batres, Ricardo Monreal. A AMLO le urge tener otros diez de esos, o más. Porque de que quieren pararlo a él, quieren. Y de que habrá una operación de gran envergadura, la habrá. Y si la aspiración de López es genuina –por el bien de todos, dice–, entonces, en algún momento, con líderes apuntalados, él bien puede ser el avión en solitario que jala todos los misiles mientras los otros aterrizan a salvo.

Para eso se necesita que AMLO quiera que otros aviones lleguen a salvo.

Para eso se necesita que el mismo López Obrador quiera apartarse de la imagen de cacique y demostrarle a los ciudadanos que puede agregar sangre democrática al enfermizo, vetusto y obsoleto sistema de partidos.

Alejandro Páez Varela
Periodista, escritor. Es autor de las novelas Corazón de Kaláshnikov (Alfaguara 2014, Planeta 2008), Música para Perros (Alfaguara 2013), El Reino de las Moscas (Alfaguara 2012) y Oriundo Laredo (Alfaguara 2017). También de los libros de relatos No Incluye Baterías (Cal y Arena 2009) y Paracaídas que no abre (2007). Escribió Presidente en Espera (Planeta 2011) y es coautor de otros libros de periodismo como La Guerra por Juárez (Planeta, 2008), Los Suspirantes 2006 (Planeta 2005) Los Suspirantes 2012 (Planeta 2011), Los Amos de México (2007), Los Intocables (2008) y Los Suspirantes 2018 (Planeta 2017). Fue subdirector editorial de El Universal, subdirector de la revista Día Siete y editor en Reforma y El Economista. Actualmente es director general de SinEmbargo.mx

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