Científicos hallan los restos del mono más pequeño del mundo que vivió hace 18 millones de años

30/07/2019 - 11:34 am

Los paleontólogos pueden averiguar muchas cosas de los dientes de mono, particularmente los molares. Según el tamaño y la forma relativa del diente, los investigadores creen que el animal probablemente comía insectos y frutas y pesaba menos de media libra (0.2 kilos), solo un poco más grande que una pelota de béisbol. Algunos de los monos más grandes de América del Sur, como los aulladores y muriquis, pueden crecer hasta 50 veces más.

Madrid, 30 de julio (EuropaPress).– Un equipo de científicos peruanos y estadounidenses ha descubierto en Perú restos fósiles del mono más pequeño jamás encontrado hasta la fecha, una nueva especie del tamaño de un hámster que vivió hace 18 millones de años.

En concreto, se encontró un diente fosilizado en la selva amazónica de Perú, que ha sido identificado como perteneciente a una nueva especie de mono.

El equipo de investigadores, liderado por la Universidad de Duke y la Universidad Nacional de Piura en Perú, destaca la importancia del hallazgo, al salvar una brecha de 15 millones de años en el registro fósil de los monos del Nuevo Mundo. El hallazgo ha sido publicado en Journal of Human Evolution.

El nuevo fósil fue desenterrado de una orilla expuesta del río Alto Madre de Dios en el sureste de Perú. Allí, los investigadores desenterraron trozos de arenisca y grava, los pusieron en bolsas y los transportaron para remojarlos en agua y luego los colaron para filtrar los dientes fosilizados, las mandíbulas y los fragmentos de huesos enterrados.

Buscaron en unos 900 kilos de sedimentos que contenían cientos de fósiles de roedores, murciélagos y otros animales antes de que descubrieran el diente de mono, que “son tan raros como los dientes de gallina”, según asegura el primer autor de la investigación, Richard Kay, profesor de antropología evolutiva en Duke que ha estado realizando investigaciones paleontológicas en Sudamérica durante casi cuatro décadas.

El diente, un molar superior, tenía “el doble del tamaño de la cabeza de un alfiler” y “podía caer a través de una pantalla de ventana”, según describe Kay.

Los paleontólogos pueden averiguar muchas cosas de los dientes de mono, particularmente los molares. Según el tamaño y la forma relativa del diente, los investigadores creen que el animal probablemente comía insectos y frutas y pesaba menos de media libra (0.2 kilos), solo un poco más grande que una pelota de béisbol. Algunos de los monos más grandes de América del Sur, como los aulladores y muriquis, pueden crecer hasta 50 veces más.

“Es, con mucho, el fósil de mono más pequeño que se haya encontrado en todo el mundo”, comenta Kay, que indica que sólo una especie de mono viva hoy en día, el tití pigmeo (Cebuella pygmaea), del tamaño de una taza de té, es más pequeña, pero por muy poco, que la nueva especie identificada, a la que bautizaron Parvimico materdei, o “pequeño mono del río Madre de Dios”.

CLAVE EN LA EVOLUCIÓN DE LOS MONOS

Almacenado en las colecciones permanentes del Instituto de Paleontología de la Universidad Nacional de Piura en Perú, el fósil hallado es importante porque es una de las pocas pistas que los científicos tienen de un capítulo clave que falta en la evolución de los monos.

Se cree que los monos llegaron a Sudamérica desde África hace unos 40 millones de años, diversificándose rápidamente en las más de 150 especies del Nuevo Mundo que se conocen hoy en día, la mayoría de las cuales habitan en la selva amazónica.

Sin embargo, cómo se desarrolló exactamente ese proceso es un misterio, en gran parte debido a una brecha en el registro de fósiles de monos entre los 13 y 31 millones de años.

En ese hueco se encuentra “Parvimico”. El nuevo fósil se remonta a entre 17 y 19 millones de años, lo que lo sitúa “justo en el momento y lugar” en que los científicos habrían esperado que se produjera la diversificación en los monos del Nuevo Mundo, según explica Kay.

El equipo se encuentra actualmente en otra expedición de recolección de fósiles en la Amazonía peruana que concluirá en agosto, concentrando sus esfuerzos en sitios remotos del río con sedimentos de hace 30 millones de años.

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