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Gustavo De la Rosa

30/10/2018 - 12:03 am

El derecho a opinar y a preguntar

Los partidarios de la construcción del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México han armado un verdadero escándalo.

Primero debe quedar claro que los organizadores de la consulta son ciudadanos. Foto. Cuartoscuro

Los partidarios de la construcción del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México han armado un verdadero escándalo; han dicho de todo, acusado a los promotores de la consulta popular de cometer actos ilegales y señalado a sus opositores de ser manipulados e ignorantes. Sin embargo, para los que estamos permanentemente ocupados defendiendo los derechos de las personas, los promotores de la ilegalidad son otros.

Primero debe quedar claro que los organizadores de la consulta son ciudadanos; aunque pronto gobernarán, todavía no lo hacen y por lo tanto están protegidos por el principio de que lo que no está prohibido expresamente está permitido. Y el mismo derecho tienen los proNAICM de organizar su consulta (pero como son tacaños no se atreven a gastar por una respuesta poco favorable).

La consulta está protegida por la Declaración Universal de los Derechos Humanos y por el Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos, y por el Artículo primero de la Constitución. El Artículo 19 de la Declaración dice expresamente: toda persona tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión, este derecho incluye la libertad de mantener opiniones sin interferencia y de buscar, recibir y difundir información e ideas a través de cualquier medio de comunicación e independientemente de las fronteras.

John Stuart Milton, uno de los padres teóricos de los derechos civiles, escribió un libro para fortalecer nuestra reflexión sobre las facultades legales de las personas, On Liberty, en donde manifiesta que la libertad de expresión debe acompañarse de tres derechos más operativos: el derecho a buscar, a recibir y a impartir información e ideas.

Entonces, si es un derecho fundamental, ¿por qué tanto brinco? Seguramente la oposición cree que sólo los expertos pueden hablar sobre construcción, o sobre negocios y el desarrollo de una ciudad, pero no, está equivocada; la libertad de expresión no es exclusiva de los conocedores, es una libertad de todos. Y ahora que alguien viene a preguntarnos hasta se molesta porque contestamos.

Puedo tener muchas razones para oponerme a la destrucción del actual aeropuerto, y tal vez esté equivocado, pero tengo el derecho a expresarlo como sea y si es en una consulta ahí lo ejerzo, ¿y qué?

Gustavo De la Rosa
Es director del Despacho Obrero y Derechos Humanos desde 1974 y profesor investigador en educacion, de la UACJ en Ciudad Juárez.

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