La organización Médicos Sin Fronteras informó que en menos de un mes atendieron a once migrantes víctimas de secuestro y tortura en la localidad de Tenosique, Tabasco.
MADRID, 30 Oct. (EUROPA PRESS) -Los migrantes que atraviesan la frontera sur de México procedentes de Guatemala han sufrido secuestros y situaciones de violencia extrema que alcanzan incluso el nivel de tortura, según Médicos Sin Fronteras (MSF), que ha lamentado el contagio de prácticas abusivas que ya se habían detectado en la parte norte, limítrofe con Estados Unidos.
La ONG ha atendido en menos de un mes a once migrantes víctimas de secuestro y tortura en la localidad de Tenosique, en el estado mexicano de Tabasco. La cifra iguala ya el número total de casos de los primeros ocho meses del año en este punto, lo que evidenciaría una clara tendencia al alza de la violencia.
La responsable de actividades médicas en Tenosique, Gemma Pomares, ha informado de que entre los pacientes hay personas que “recibieron impactos de arma de fuego, agresiones con armas blancas, abusos sexuales y otras torturas como descargas eléctricas en áreas genitales y el ano”. “Varios de ellos relataron que fueron obligados a presenciar violaciones a sus compañeros”, ha añadido.
Pomares ha denunciado “un crecimiento exponencial de los secuestros en esta área y un aumento en la crueldad y los métodos de tortura que emplean los grupos delictivos que operan en esta zona”, según un comunicado de la ONG.
El coordinador general de MSF en México, Sergio Martín, ha reconocido que “era cuestión de tiempo” que los “altos niveles de violencia” de la frontera norte se trasladasen también a la parte sur del país. En su opinión, no son si no “las consecuencias humanitarias del endurecimiento de las políticas migratorias, diseñadas para infligir un mayor sufrimiento a las miles de personas que buscan desesperadamente salvar sus vidas”.
Martín ha tachado de “inaceptable” la “falta de protección y crueldad” sobre estas personas, que han narrado en la consulta médica y psicológica haber sido arrastradas a casas abandonadas donde se les obligó a desnudarse, atadas con lazos durante horas, expuestas a la intemperie a altas temperaturas y bajo las inclemencias del tiempo a cambio de que proporcionaran los números de teléfono de sus familiares.