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Redacción/SinEmbargo

30/11/2018 - 7:08 am

Final con más sombras que luces / Sombra de Iguala / Adiós, partidocracia

Falta sólo un día para que llegue a su fin el mandato de Enrique Peña Nieto como Presidente de México, un sexenio lleno de irregularidades, casos de corrupción y violencia; el priista se va de Los Pinos dejando atrás un legado lleno de controversias e irregularidades.

Final con más sombras que luces
Falta sólo un día para que llegue a su fin el mandato de Enrique Peña Nieto como Presidente de México, un sexenio lleno de irregularidades, casos de corrupción y violencia; el priista se va de Los Pinos dejando atrás un legado lleno de controversias e irregularidades. En Milenio, el periodista Joaquín López Dóriga, escribe que: “esta medianoche termina el sexenio del presidente Enrique Peña con más sombras que luces. Un gobierno que inició deslumbrante con el Pacto Por México, que asombró al país y al mundo: el primer gran acuerdo político de la democracia entre el gobierno y la oposición desde el que construiría el mayor paquete de reformas estructurales jamás visto, que se fue gastando conforme avanzaba la aprobación de dichas reformas y que se agotó con la fiscal y la energética, cuando Peña Nieto había logrado su proyecto reformista en el que, sí, perdió capital político, pero es para eso, para usarlo. Después del segundo año, vino el alejamiento de la oposición, reclamos, reproches, traiciones y divisiones, pero ya había reformas. También se presentaron los dos hechos que cambiaron el positivo por el negativo y marcaron su gestión: la casa blanca y los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos en Iguala en la complicidad del crimen organizado, el poder local de gobierno y las policías municipales. El gobierno de Peña Nieto se vio rebasado y no supo responder ni a uno ni a otro, al tiempo que se acercaban los tiempos electorales y operaba para mantener al Partido Revolucionario Institucional en Los Pinos. Pero tampoco pudo construir un candidato fuerte y competitivo […] El 1 de julio no solo perdió las elecciones ante el mayor número de votos jamás obtenido por un candidato, 30 millones, 53 por ciento del total, si no que su partido se fue a una distante tercera fuerza con una mínima representación legislativa y sin ganar una sola de las nueve gubernaturas en juego, dejando todo el escenario a su sucesor, apostando por una transición de terciopelo en la que poco a poco se fue diluyendo. El tiempo juzgará su gobierno y el legado de sus reformas. Estoy seguro de que él nunca quiso, nunca pensó terminar así. Y yo tampoco”.

Sombra de Iguala
En el Reforma, el analista y periodista Sergio Sarmiento, escribe que: “los hechos que tuvieron lugar en Iguala la noche del 26 al 27 de septiembre dejaron marcado al gobierno de Enrique Peña Nieto. La recomendación 15VG/2018 de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, un texto de dos mil 178 páginas disponible en la página de internet de la institución, nos deja una especie de colofón provisional e invita al nuevo gobierno a continuar las investigaciones y a evitar la impunidad […] La recomendación podrá ser cuestionada en muchos de sus elementos, pero ofrece un intento sistemático por examinar toda la información disponible desde un punto de vista crítico, pero desapasionado. El documento es muy extenso. Tiene información sobre muchos detalles del caso, pero no resuelve todas las dudas. Por eso la Comisión Nacional de los Derechos Humanos plantea que deben continuar las investigaciones. La idea que surge de esta compilación de información sugiere que, más que una gran conspiración del Estado mexicano para matar a los normalistas de Ayotzinapa, tenemos un Estado débil y corrupto, infiltrado por el crimen organizado. Las autoridades municipales de Iguala, Cocula y Huitzuco estaban coludidas con el crimen, mientras que las federales al parecer fueron omisas. Los crímenes de la noche del 26 al 27 de septiembre recalcan una vez más el costo enorme que ha pagado México por la guerra contra las drogas, la cual no solo no estamos ganando sino que ha corrompido hasta los cimientos al Estado mexicano”.

AMLO: estabilidad y confianza en el GDF; el reto, en la Presidencia
En El Universal, el periodista Óscar Mario Beteta, escribe que: “l hora cero para México ha comenzado a sonar. Mañana, el país empezará a vivir una nueva época. Se cerrará un ciclo, se abrirá otro. Décadas de las mismas prácticas políticas quedarán en la Historia. El reinicio, con Andrés Manuel López Obrador, es esperanzador. Como presidente, tiene todo para trascender como el estadista que desea ser, al lado de Juárez, Madero y Cárdenas. Si se coloca en ese status, tendrá el mérito de haber iniciado la reconstrucción y refundación de la República. Mas para colocarse en la perspectiva de materializar su obra, lo que será la culminación de una larga cuanto admirable lucha por protagonizar un cambio profundo, consistente y perdurable, como titular del Poder Ejecutivo a partir de este sábado deberá exhibir un cambio notable y notorio, indubitable y confiable. De eso dependerá el curso de su mandato y la suerte de todos […] Millones de mexicanos ya tuvimos una primera prueba de cómo gobierna y administra el nuevo presidente, cuando también por el voto popular, llegó por abrumadora mayoría a la jefatura de gobierno del entonces Distrito Federal. El balance de su sexenio fue muy positivo, aún con altibajos, en materia de seguridad, estabilidad, desarrollo económico y realización de infraestructura. Y eso, justamente, es lo que queremos ver ahora, mejorado, para todo el país”.

Adiós, partidocracia
En el Excélsior, su director, el periodista Pascal Beltrán del Río, escribe que: “hoy, 30 de noviembre, se acaba un sexenio, el décimo cuarto en forma consecutiva que concluye completo. Pero más que eso, termina una época: la de la partidocracia […] Los modos de ejercer el poder se empataron, igual que las mañas. El viejo sistema de partido de Estado había muerto y la partidocracia reinaba. Los políticos adheridos al nuevo modelo adoptaron una consigna: no denunciar los malos manejos de otros miembros del club para, a su vez, no ser exhibidos por éstos. En sus primeros años, la partidocracia tuvo el acierto de crear instituciones autónomas, pero fueron rápidamente copadas por los insaciables miembros del club. Como no había quien revisara cabalmente las cuentas, la corrupción se desató. Los que incurrieron de forma más descarada en ella fueron los poderosos gobernadores… hasta que fue imposible taparla. Así terminó la partidocracia, herida de muerte por su propia ambición. En unas horas empieza una nueva etapa. El 1 de julio pasado, el electorado entregó la mayoría del poder a un solo partido, uno que aparece como nuevo, aunque se haya beneficiado de las reglas de la partidocracia sobre el financiamiento público de sus actividades. Su líder tuvo el acierto de salirse a tiempo del club y denunciarlo desde fuera. Mañana será Presidente”.

Sexenio de esperanza razonada
En La Jornada, el periodista Julio Hernández López, escribe que: “nada cambiará de manera mágica, automática o instantánea. Será un largo y complicado proceso, del cual ya se han tenido muestras de textura y profundidad durante el raro periodo de hiperactividad de la presidencia electa. No habrá solamente una alternancia de siglas partidistas (como lo sucedido entre los partidos Acción Nacional y Revolucionario Institucional), pues el arribo de Andrés Manuel López Obrador constituye, además, la primera ocasión, desde el gobierno del general Lázaro Cárdenas del Río, en que llega al poder un político que podría inclinar la acción institucional hacia sectores populares y corregir a fondo las graves distorsiones que tanto afectan al país. Será, en ese sentido, tal vez la última oportunidad del actual sistema político y económico para ser remozado sin traumatismos graves ni explosiones […] en una jornada electoral extrañamente limpia y sin violencia, empezó la aterciopelada transición que este sábado tendrá sus momentos estelares en el Palacio Legislativo de San Lázaro, en el Palacio Nacional y en la Plaza de la Constitución. Es descomunal el trabajo de restauración que se debe realizar; ha sido acelerada la polarización social frente al nuevo poder, es variopinta la integración del gabinete presidencial y han mostrado garras y dientes los poderes tradicionales, sobre todo los del gran capital. Luego del ciclo peñista del desastre, mañana dará inicio un ciclo de esperanza razonada y razonable, en el que no todo lo prometido se podrá cumplir, pero se aspira a que sean modificados, en sentido positivo, los rasgos esenciales de la catástrofe heredada”.

Mucho cuidado con la letra y tono
En Milenio, el periodista Carlos Marín, escribe que: “en el más dichoso día de su vida, el nuevo Presidente de México tendrá mañana dos momentos para hablar a la nación: en el recinto San Lázaro ante el Congreso General y un titipuchal de invitados, y desde el balcón central de Palacio Nacional para miles de ilusionados hijos de vecino que atiborrarán la Plaza de la Constitución. Dará en ambas palestras el banderazo a su empeño por llevar al país a su ‘cuarta transformación’ con la arenga ‘juntos haremos historia’, para que su gestión trascienda tanto como la Independencia, la Reforma y la Revolución. Un mismo mensaje para públicos distintos, con énfasis en la penalización de la corrupción y la aplicación de raras estrategias para la pacificación, atendiendo mucho más las causas generadoras de violencia, promoviendo la reconciliación y el perdón, que aplicando políticas punitivas, revanchistas o vengadoras. ‘Punto final’ al pasado y los mejores afanes en construir un futuro distinto al que, según él, determinó ‘el neoliberalismo’ desde la década de los 80 […] La piedra angular de su encomiable proyecto hace necesario que López Obrador contenga sus naturales ansias de confrontación y deje de aludir a quienes piensan diferente como ‘corruptos’ o ‘reaccionarios’. Por más que hable distinto a sus audiencias para decir lo mismo, lo mejor es que deje en el Siglo XIX la ya muy polvorienta frase de ‘liberales contra conservadores’. Paz, armonía, república del amor se contraponen al lenguaje rijoso en que suele caer y que sus incondicionales catapultan hasta dimensiones abominables […] Ojalá que estos días de reclusión en su casa de Tabasco le hayan permitido escribir lo que dirá, cuidando cada palabra, frase, oración y párrafo para que ni una sílaba le haga parecer un pendenciero. Crucemos los dedos para que no le distraigan de la elaboración de sus discursos el poema que le compuso Silvio Rodríguez o las charlas con su paisano remoto y presidente de la comunidad de Cantabria (en cuyo municipio de Ampuero nació el abuelo materno de López Obrador). En abono de la confianza nacional y del mundo, las descarapeladas económicas provocadas por él y los suyos en los meses previos a su asunción al Poder de los Poderes no admiten ya improvisaciones, y menos de las que confrontan y dividen a los mexicanos.

“Sastrería El Congreso”
En el Excélsior, el periodista especializado en temas parlamentarios, Francisco Garfías, escribe que: “no hubo modo de que la senadora de Morena, Malú Mícher, respondiera a la pregunta si va a votar la llamada ‘Ley Taibo’ para que el ‘camarada’ Paco Ignacio II sea el director del Fondo de Cultura Económica, en caso de que se presente al pleno. Repetía como estribillo que el nombramiento ‘es decisión del Presidente’. Hablaba como si no estuviera enterada de que eliminar de la Ley de Entidades Paraestatales el requisito de ser mexicano por nacimiento, para que Taibo, nacido en España, pueda ser director del FCE, tiene que pasar por el Congreso. Mícher, eso sí, se aventó un choro mareador sobre el lenguaje ‘misógino y machista’ de Paco Ignacio. ‘No lo vamos a permitir’, aseveró la legisladora. El dictamen que modifica la citada ley se iba a debatir y aprobar ayer en el pleno del Senado, pero fue retirado del orden del día, a solicitud de las comisiones, después de la vulgaridad con la que el escritor se jactó de que iba a ser director del Fondo de Cultura Económica, por edicto o por Ley. La ruidosa legisladora —tiene fama— se aferraba a repetir que primero Taibo tiene que disculparse y luego ‘veremos qué va a pasar…”. […] El fondo del tema no es la leperada o las fanfarronadas de Taibo en el sentido de que AMLO lo hará director del Fondo sí o sí. Eso queda para la anécdota. Lo grave es la forma en que los morenos se conducen. En lo que va de la Legislatura, la mayoría presidencial ha demostrado que está dispuesta a acomodar la ley a la voluntad de AMLO, utilizando su mayoría. Es lo mismo que otrora le criticaban al PRIAN y que dio origen a la palabra “mayoritear…”. Lo iban a hacer con el “camarada” Taibo; lo hicieron con Rosalinda López para que llegue al SAT. Son trajes a la medida para que la ley se ajuste a los nombramientos del todavía Presidente electo. “El Congreso ya es una sastrería”, nos dijo atinadamente Xóchitl Gálvez, senadora del PAN. La también exdelegada en Miguel Hidalgo se refirió a la expresión “se las metimos doblada, camaradas”, empleada por Taibo en la FIL y muy comentada en redes sociales. “Hay soberbia, prepotencia, machismo, misoginia en sus palabras. Parece dispuesto a fornicar a las y los senadores que no estemos de acuerdo. Es un violador en potencia”, nos dijo. Y lo repitió después en rueda de prensa. Xóchitl, por cierto, lleva mechones de pelo pintados de azul. “No es por el PAN. Es por el Cruz Azul”, aclaró. El “camarada” Paco Ignacio Taibo II no se disculpó. Lamentó en Twitter haber utilizado una frase “desafortunada y vulgar”.

Alistan el Zócalo
En Milenio, su columna de trascendidos Trascendió, asegura que: “la Secretaría de la Defensa Nacional tuvo que poner orden en las ideas dispersas que el equipo de transición mantenía para el acto de Andrés Manuel López Obrador programado en el Zócalo capitalino en su primer día como Presidente, quien no podrá realizar recorridos a pie en ningún trayecto ni viajar en automóvil descapotable, como se llegó a sugerir para que lo viera la gente: irá en su Jetta blanco como vehículo oficial y la única persona que podrá acompañarlo será su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller. Además, el tabasqueño cambió de opinión y no hablará desde el balcón de Palacio Nacional, pues prefiere estar más cerca de la gente, así que anoche tuvieron que acudir al Zócalo para hacer cambios de últimos momento al escenario principal”.

Triste legado de Peña
En el diario Reforma, su columna de trascendidos Templo Mayor, asegura que: “hoy, hoy, hoy, llega a su fin el gobierno que hubiera pasado a la historia por concretar importantes reformas estructurales… de no haber sido porque -según dicen- Enrique Peña Nieto prefirió salvar el pellejo, que salvar el legado. En aras de pactar una transición de terciopelo con su sucesor, quien pasó de acusarlo de corrupto a agradecerle públicamente, Peña rindió la plaza mucho antes de las elecciones del primero de julio. Y después de la derrota, según las quejas dentro de su propio equipo, el Presidente decidió no defender proyectos y reformas icónicas de su gobierno, como el aeropuerto en Texcoco o la reforma educativa. Así, el político que logró devolverle la Presidencia al Partido Revolucionario Institucional se despide del poder reprobado por una generación de mexicanos que, en lugar de recordarlo por sus reformas, identificarán a su gobierno y a su partido con la corrupción y la impunidad. Vaya saldo”.

Se acabó
En el Excélsior, su columna de trascendidos, Frentes Políticos, asegura que: “mañana, los secretarios de la Sedena y la Marina entregarán el mando a los nuevos titulares. Al primer minuto del 1º de diciembre se realizarán las ceremonias oficiales de entrega de mando de tropas, personal y equipos, en las sedes de las secretarías de la Defensa Nacional y de Marina-Armada de México. El general Salvador Cienfuegos Zepeda entregará el mando de la Sedena a su sucesor, el general Luis Crescencio Sandoval González. En tanto, el almirante Vidal Francisco Soberón Sanz hará lo mismo con su sucesor, el almirante José Rafael Ojeda Durán. Lo más importante es que junto con su comandante supremo, Enrique Peña Nieto, ceden una nación en paz. Esa calma social es el tesoro más preciado de México. Que así se conserve”.

López Obrador no estará en el balcón de Palacio
En El Universal, su columna de trascendidos Bajo Reserva, asegura que: “de última hora, nos informan, el equipo del presidente electo Andrés Manuel López Obrador decidió hacer algunos cambios en la agenda del primero de diciembre, después de la toma de posesión en el Palacio Legislativo de San Lázaro. Nos comentan que muy posiblemente el mensaje que tenía previsto dar en el balcón del Palacio Nacional ahora lo realizará en un escenario que se monta en la plancha del Zócalo. También, nos aseguran, hay cambios en las rutas que tomará don Andrés Manuel desde la Cámara de Diputados a Palacio Nacional, por motivos de seguridad que ha determinado el Ejército mexicano. Lo importante, nos hacen ver, es que la celebración del futuro Presidente con la población sigue firme y con mucho entusiasmo entre los integrantes del futuro gabinete presidencial”.

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