Ciudad de México, 30 de diciembre (SinEmbargo).- A pesar de que evidentemente se trate de un hecho lejano, el destino de la Tierra respecto a la evolución del Sol es un asunto que mantiene ocupado a muchos científicos, sobre todo si se contemplan destinos viables para que la humanidad sobreviva. En este caso, Titán, la mayor luna de Saturno parece el rumbo más apropiado de acuerdo con especialistas de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés).
En un reciente discurso pronunciado en la Biblioteca del Congreso, Carrie Anderson, Jefe Asociado del Laboratorio Goddard de Sistema Planetario de la NASA, explicó por qué Titán, con un poco de ayuda del Sol, es aún más adecuado para el surgimiento de la vida de lo que la Tierra llegó a serlo un día. “Es una sopa orgánica a la espera de suceder”, dijo.
Se sabe que el “astro rey” tiene cuatro mil 600 millones de años y dentro de aproximadamente cinco mil millones dejará de existir. Sin duda, se trata de un periodo de espera bastante cómodo para los que ahora habitamos el tercer planeta. Sin embargo, no por ello el futuro remoto de la Tierra deja de ser fascinante.
No obstante, no hay que remontarse a los últimos estertores del Sol, basta con retroceder un poco para establecer el panorama de nuestro mundo. Así, dentro de unos cuatro millones de años, nuestra estrella se convertirá en una gigante roja que envolverá a los planetas interiores y bañará a los planetas exteriores con su calor menguante, publicó el sitio io9.
Según la NASA, cuando esto ocurra,Titán, que se asemeja a una versión congelada de Tierra miles de millones de años atrás, podría evolucionar su propia vida autóctona.
Anderson dice que, basándose en los datos recogidos por la nave espacial Cassini, los investigadores desarrollaron la siguiente teoría: La atmósfera de Titán es de alrededor de 98 por ciento de nitrógeno molecular (N2) y 2 por ciento de metano. Esta atmósfera es bombardeado por los fotones ultravioleta (UV) de alta energía procedentes del Sol y las partículas energéticas de la magnetosfera de Saturno. Como resultado, las moléculas en la atmósfera se rompen aparte. Así mismo, el metano se divide en carbono e hidrógeno, mientras que los enlaces covalentes que mantienen juntas a las moléculas de N2 se despegan, dando lugar a átomos de nitrógeno individuales.
