Esta es una nota que no tendrá entrevista, sino mi máxima admiración a Marcelo Uribe, el editor de ERA. No tendrá entrevistas porque él jamás ha dado una entrevista y tiene mi máxima admiración porque ha sacado, entre otras cosas, Inventario, la antología de José Emilio Pacheco que recoge varias emisiones de la columna del mismo nombre y que publicó de 1973 hasta poco tiempo antes de su muerte, sucedida en 2014
Él dice, como lo mencionó en la FILO de Oaxaca, donde se presentó el libro, que el gran poeta inventó un género al “violentar la reseña, violentar el ensayo, violentar la crónica, todos los géneros para crear algo nuevo y distinto”.
“Escribía textos para especialistas, pero que podían ser leídos por adolescentes. Con su estilo, el autor invitaba a través de su columna a leer sobre temas que tal vez el lector no conocía, pero que quedaba contagiado con la pasión, el placer y la emoción con que eran plasmados. En la antología Inventario están 41 años de un hombre, el hombre más culto del país invitando a la gente a leer”, expresó.
Inventario es una antología en tres tomos que recoge sólo algunos de los mejores trabajos de Pacheco en la columna que emitió de manera semanal durante más de cuatro décadas, donde se vertieron algunas de sus más notables ideas y percepciones sobre diferentes temas y podríamos decir que es uno de los grandes lanzamientos de este año.
El primer volumen abarca de 1973 a 1983; el segundo de 1984 a 1992 y, el tercero, de 1993 a 2014. Todos ellos fueron juntados por Eduardo Antonio Parra y editadas por Marcelo Uribe.
“Cuando José Emilio Pacheco empezó a publicar su columna el 5 de agosto de 1973 era un joven de treinta y cuatro años. Cuarenta años después, la noche del 24 de enero de 2014, Pacheco afinaba los detalles del segundo Inventario dedicado a Juan Gelman a raíz de su muerte, ocurrida diez días antes. Luego de enviar su texto se fue a dormir para no despertar. Entre esas fechas se desarrolló, con algunas pausas pero sin tregua, la obra más importante, influyente y leída de nuestro periodismo cultural”, reza la presentación de Ediciones Era.
“Para la publicación de esta antología, José Emilio Pacheco quiso que se observaran ciertos criterios: no quería que se incluyera todo sino una selección cronológica lo más estricta posible a partir de una propuesta de Eduardo Antonio Parra que él aprobó. Pidió, por otra parte, no incluir los poemas que aparecían a veces en el espacio de Inventario, pues eran siempre versiones anteriores a las publicadas más tarde en sus libros. Tampoco quiso que se incluyeran sus traducciones de poesía, ya que aparecerán en versiones corregidas en la recopilación Aproximaciones”, prosigue.
“Éste es un libro para nosotros muy especial y muy distinto a todos los demás libros que hemos hecho, no se parece en nada a ninguno de los libros que hemos hecho; es el libro al que más tiempo le hemos dedicado en nuestra historia, no les voy a decir cuánto porque hasta vergüenza me da; es un libro que ha requerido una atención, un trabajo, sumamente placentero, sumamente disfrutable, es el libro que hemos hecho que más hemos disfrutado todos”, dijo Marcelo Uribe en la FILEY de Mérida.
“El término Inventario es completamente familiar, es parte de la vida diaria de cuatro décadas, es parte de los comentarios de mesa, de café, de teléfono; José Emilio Pacheco fue un escritor tan grande que fue muchos escritores, para muchos jóvenes es solo el autor de uno de los relatos más difundidos en la historia de México, Las batallas en el desierto; para otros fue solo el gran poeta de libros centrales de nuestras letras, No me preguntes cómo pasa el tiempo, El silencio de la luna, Como la lluvia y muchos más; otros lo conocieron solo por su columna Inventario y lo leyeron semanalmente durante años.
“Finalmente, Inventario, que el tiempo fue sepultando semana a semana en un montón de revistas y periódicos viejos, hoy ve la luz, es una columna que hizo a José Emilio enormemente popular, que le dio muchísimos lectores pero que no estaba al alcance de nadie; hoy, finalmente, la ponemos al alcance de los lectores de José Emilio; sé que es un libro muy esperado, sé que es un libro que mucha gente ha querido leer y no ha podido porque simplemente no estaba disponible; finalmente hoy está, me siento muy orgulloso de haberlo hecho”.
Marcelo Uribe como un gran editor, de esos que dan un paso adelante para sentirse como la que es una profesión detrás de los escritores pero tan importante como la de ellos.
Allí están Rafael Pérez Gay y Delia Juárez para publicar El pericazo Sarniento, de Carlos Velázquez. Allí está Diego Rabasa para dar a conocer Escribir con caca, un ensayo sobre Salvador Novo de Luis Felipe Fabre. Allí está Guillermo Quijas Corzo para el libro póstumo Amigas: los años noventa fueron mejores, de Sergio González Rodríguez y allí está Marcelo Uribe, para sentirse legítimamente orgulloso por lo que ha hecho.
Como diría Jorge F.Hernández: ¡Vivan los editores! ¡Viva Marcelo Uribe!
