Dos corrientes de opinión circularon en redes sociales y en los comentarios mismos de las notas sobre el titular de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).

La primera de indignación: los ciudadanos reclamaron un gobierno sometido por los escándalos del uso dudoso de los recursos públicos; cuestionaron desde la “casa blanca” o la de Malinalco, los contratos millonarios a las empresas favoritas del Gobierno federal y una percepción se hizo sentir de que en sólo dos años de gobierno del Partido Revolucionario Institucional (PRI) se volvió a la descomposición moral de los tiempos de José López Portillo.

La otra corriente de opinión, que incluso se transformó en apuestas, es la que dudó desde un principio de la posibilidad de que David Korenfeld Federman fuera obligado a renunciar por las cabezas del Gobierno federal después de que se descubriera que, en efecto, utilizó para beneficio personal un helicóptero cuya renta anda en los 5 mil dólares la hora. Estos ciudadanos dudaron que el titular de la Conagua hubiera recurrido a bienes públicos esa única ocasión, mientras sus vecinos de Huixquilucan, Estado de México, reportaron que la llegada de helicópteros a ese mismo predio es recurrente y se ha acrecentado conforme Korenfeld Federman sube de posición: aquel Regidor se volvió Alcalde, hay que recordar, y luego escaló al gobierno del Edomex con Enrique Peña Nieto y posteriormente a la administración federal en curso.

La razón para dudar qué algo pase es que nada pasa en este sexenio. Luis Videgaray Caso, el titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), puede inyectar dudas sobre la conducción de la economía con las propias dudas de su probidad, y no pasa nada.

Cualquier funcionario menor parece tener mangas anchas y los diarios locales y nacionales dan cuenta de casos esparcidos por aquí y por allá, como el del funcionario de tercera de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) que se organiza su boda en un edificio histórico de Tlaxcala y, que se sepa, no hay consecuencias.

Pero el caso más contundente y que no sabíamos que marcaría el sexenio es el de Rosario Robles Berlanga. El 19 de abril de 2013 cuando los partidos de oposición eran oposición, Robles Berlanga, titular de la Sedesol, fue cuestionada porque personal a su cargo utilizó recursos públicos para apuntalar al PRI.

“Rosario, no te preocupes. Hay que aguantar”, le dijo el Presidente.

Y ese sería el tono, por lo menos hasta hoy, de este sexenio.

Aguanta, pues, David Korenfeld. Y aguántense también los ciudadanos porque en este sexenio el que la hace no la paga.

Redacción/SinEmbargo

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