Trinidad Ríos enfrentó a tratantes de mujeres y mineros ilegales en Perú. Ahora debe localizar a su padre

31/08/2019 - 12:01 am

Gustavo Rodríguez, autor de Madrugada, habló con Puntos y Comas sobre las letras, la violencia contra las mujeres y la visión que tienen en Sudamérica sobre México. 

Ciudad de México, 31 de agosto (SinEmbargo).– Trinidad Ríos, pararrayos del dolor, debe localizar a su padre antes de que su salud continúe mermándose. ¿Conseguirá su propósito? 

Ella, quien “se quedó huérfana en la salvaje jungla de Madre de Dios, en la selva sur del Perú, ha tenido que enfrentar a los tratantes, los mineros ilegales y las sociedades machistas”.

La historia de Ríos se encuentra vertida en el libro Madrugada, del escritor peruano Gustavo Rodríguez, quien habló con Puntos y Comas sobre su texto, la violencia contra las mujeres y la visión que tienen en Sudamérica sobre México.

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–¿Es más fácil escribir sobre temas trágicos?

–Sin el conflicto, no existe la literatura. Tenemos que ponernos de pie sobre una situación de conflicto para empezar a narrar algo que interese. Hay distintas estrategias narrativas para narrar conflictos. Yo elegí la mirada con ternura y humor, si no, me desgarraría.

–La protagonista es Trinidad. En ella vemos reflejadas todas las cargas que hay contra las mujeres en las sociedades. México es un país muy violento contra las mujeres. ¿Cómo es en Perú?

–En Perú las noticias son alarmantes. No son tan radicales como las de México, pero las violencias cotidianas que viven las mujeres se parecen mucho a las de México. Las marchas llenas de furia, llenas de rabia, cada vez son mayores. Las imágenes de violencia contra la mujer se multiplican. El acoso… La violencia en redes sociales… Esta novela me sirvió para poder lidiar con mi condición de machista que busca redención. Vengo de una cultura que viene mamando el machismo por generaciones. He construido un personaje como Trinidad Ríos porque hay algo dentro de mí que comenzaba a preocuparme mucho desde que tengo tres hijas.

–Nos resumes quién es Trinidad.

–Es una sobreviviente como las hay muchísimas. Es una hija que no conoció a su padre y lo tiene que buscar por un tema médico. Es una sobreviviente que ha escapado de la trata de mujeres en la selva de Madre de Dios en Perú, donde hay minería ilegal. Escapa del machismo, del clasismo, del racismo. Escapa de todas las animadversiones que hay contra migrantes. Se convierte en una pequeña empresaria. Necesita un trasplante. Debe buscar a su padre, un músico machista. Hay una explosión.

Gustavo Rodríguez. Foto: Carlos Vargas, SinEmbargo.

–En otra entrevista decías que la intención de la novela no era ser un texto de denuncia, sin embargo…

–Terminó siéndolo. Cuando uno escribe una novela, no sabe con qué lidia inconscientemente. A veces los temas de las novelas son pretextos de cosas que nos agobiaban. Tengo un hermano mayor, que es músico. Él me cuenta que de la noche a la mañana le llama una chica para presentarse como su hija. Yo fantaseó. Trinidad es un personaje inventado, pero se alimenta de las cosas que he podido ver en Perú.

–¿Cuál es la imagen de México en Perú?

–Si detienes a cualquier peruano en calle, tiene un imaginario que proviene del universo Televisa y del cine estadounidense. Es una imagen mediada. Si preguntas a gente interesada en la cultura, la sensación es que México es un foco cultural en el continente. Es un lugar al que le envidiamos la cantidad de espacios y acervo cultural. Es un referente.

–¿Es más complicado escribir para niños y jóvenes?

–Creo que estoy autorizado a contestar esa pregunta. Me he puesto a escribir para jóvenes y chicos. Debes tener una atención más afinada. Si escribes para adultos, lo haces a un alter ego simbólico. No das explicación a nadie. Pero si es a niños, sí debes tener claro a quién le estás hablando. Las generaciones más jóvenes son menos tolerantes a las lagunas y reflexiones que no conllevan acciones. Los chicos cambian el canal más fácil que un adulto. Eso lo tengo presente.

–Nos gustaría saber los obstáculos que has enfrentado como escritor.

–Hay varios. Están los más superficiales y bobos. Y los más intrínsecos. La relación con mi padre… yo me di cuenta que mi padre estaba muy ausente en los primeros escritos. Eso gritaba algo. Después tuve que escribir sobre el perdón de un hijo a su padre. Probablemente ese ha sido un infierno.

Carlos Vargas Sepúlveda
Periodista hecho en Polakas. Autor del libro Rostros en la oscuridad: El caso Ayotzinapa. Hace crónica del México violento de hoy. Ya concluyó siete maratones.
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