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Miguel, rescatista: 27 años de trabajar contra la muerte y el dolor de miles de personas en Puebla

31/08/2019 - 2:33 pm

La historia de Miguel narra cómo es trabajar con la muerte, porque todos sus esfuerzos tienen la finalidad de evitarla, lamenta que en ocasiones sea ella quien gane la partida.

Por Jesús Razo

Ciudad de México, 31 de agosto (Periódico Central).- Desde hace 27 años Miguel Morales Morales, ha brindado ayuda a personas en tragedia como paramédico, sin embargo, las cosas no siempre salen como se espera así que el contacto directo con la muerte es inevitable.

Como parte del tercer aniversario de Página Negra, se buscó a personajes que han estado cerca de los acontecimientos que marcan todos los días el trabajo de los reporteros que cubren la fuente de seguridad pública y justicia para conocer cómo afrontan las emergencias diarias.

Los paramédicos son parte de los primeros personajes que responden a llamados en donde usualmente se encuentran personas entre la vida y la muerte. Su trabajo puede significar la diferencia.

Miguel cuenta con una amplia experiencia ya que comenzó muy joven en la atención pre hospitalaria hasta convertirse en rescatista, pero asegura que es difícil lidiar con el dolor de los demás.

“Es terrible que des todo tu esfuerzo y después digas que la persona ya no tiene signos vitales, se siente uno mal porque hace el mejor trabajo pero a veces no resulta”, dijo el experimentado rescatista.

Morales Morales, estuvo tres años como camillero en el hospital del ISSSTE, posteriormente tomó el curso de Técnico en Urgencias Médicas en la Cruz Roja, así como uno de Rescate de Alta Montaña y posteriormente laboró tres años en las unidades forenses.

Su función principal era rescatar cadáveres localizados en barrancas, pozos y demás sitios de difícil acceso donde fuera necesaria la intervención de personal especializado.

Miguel reconoció que al inicio le costó mucho trabajar con cuerpos sin vida, aunque enfocándose en hacerlo de forma profesional y con respeto, hizo que entendiera que así era el trabajo.

Reconoció que siente impotencia cuando, pese a toda la labor que realiza, junto con sus compañeros, las víctimas que atiende llegan a fallecer Foto: Periódico Central

Después se pasó al cuerpo de Bomberos donde tomó el curso básico de un año, otros 36 meses estuvo en la estación central y cuatro años en la estación México 68.

También laboró un año en el área de ambulancias del sistema de emergencia 066 y posteriormente en el cuerpo de Rescate Urbano por un lapso de ocho años.

Luego de estar un año como parte del servicio médico y de Protección Civil del CCU se incorporó al grupo Relámpagos de PC Municipal donde también estuvo 12 meses y desde hace tres años se incorporó al área de auxilio.

A pesar de que ha manipulado cadáveres comentó que es aún más complicado lidiar con el dolor de las personas que rescata de pozos, barrancas o que terminan prensadas dentro o fuera de vehículos.

“En lo personal tienes que lidiar con el dolor, el hecho de que estés manipulando a alguien y te esté gritando que le duele, pero te dices lo tengo que hacer, aunque le duela porque si no lo hago se va a quedar ahí”, comentó

Miguel aseguró que hay momentos de mucha tensión en un rescate sobre todo cuando hay familiares de los afectados que incluso quieren intervenir para acelerar la atención.

“Es pesado cuando hay familia y te dice ya sáquelo, pero pues tampoco lo puedes hacer así porque sabes que le puedes causar un daño más grave, todo lleva un proceso, un protocolo, que debemos seguir”, dijo.

El paramédico recordó que hace unos años acudió a un rescate a un pozo en San Andrés Cholula, pero a su arribo la persona ya llevaba 12 horas en el sitio y en la misma posición.

“Se instaló el sistema de cuerdas bajó un compañero y empezó a mover a la persona pero no se podía tocar porque gritaba, no se podía mover y era la desesperación porque se tenía que sedar primero (…) Era hacerlo rápido porque ya tenía mucho tiempo ahí y lidiar con la exigencia de la familia que ya quería que la sacáramos, pero todo se hizo bien y logramos el rescate”, comentó.

Reconoció que siente impotencia cuando, pese a toda la labor que realiza, junto con sus compañeros, las víctimas que atiende llegan a fallecer.

Miguel cuenta con una amplia experiencia ya que comenzó muy joven en la atención pre hospitalaria hasta convertirse en rescatista, pero asegura que es difícil lidiar con el dolor de los demás.
Foto: Periódico Central

“Siento impotencia porque estás ahí para hacer un rescate, extracción en pozo, barranca o vehículo, pero no es porque no quieras, no es por falta de equipo o conocimiento, son muchos factores pero a veces es porque la situación del paciente ya era muy crítica, haces lo humanamente posible pero a veces el tiempo no te alcanza”, señaló.

Comentó que en toda su carrera no le ha tocado auxiliar a algún conocido o familiar pero precisamente se prepara para no caer en la desesperación y sin importar a quien atienda seguro sus protocolos para no realizar una maniobra insegura.

Aseguró que pese a ver distintos tipos de desgracias eso no le afecta en su entorno familiar y de amistad pues lo que ocurre en su trabajo lo deja ahí.

“No me afecta ver tantas cosas porque me pongo en el papel, soy padre de familia y con hijas soy muy sensible a cuestiones como padre, pero en el servicio nos tenemos que enfocar en la labor, escuchamos gritos, alguien que te dice que más rápido y debemos mantener la concentración”, comentó Miguel.

Añadió “además que en muy pocas ocasiones habla de lo que ve o lo que atiende con su familia”.

Reconoce que todas las muertes son lamentables, Miguel Morales dijo que los eventos donde niños mueren o resultan heridos, son los más duros.

“Los que más me mueven comúnmente son cuando hay menores de edad en accidentes u otro tipo de servicios, porque sabes que la culpa no es de ellos, sino de las personas a cargo esos son los que más me impacta precisamente por ser padre”, dijo.

Señaló que en todas sus guardias se da la mano con el compañero que le toque y piden tener una buena guardia y principalmente ponerse de acuerdo para salvar cuántas vidas puedan.

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