Martín Moreno-Durán
19/07/2017 - 12:00 am
Ruiz Esparza no será despedido
Quienes lo conocen, instalan a Ruiz Esparza, prácticamente, como un socio de Peña Nieto desde los años en el Edomex, cuando Peña era gobernador y Gerardo titular de la SCyT estatal. Socios en el gobierno.
+ Amigo, colaborador, socio…
+ Peña Nieto y el desdén
Quienes lo conocen, ubican a Gerardo Ruiz Esparza como el personaje que más sabe sobre los secretos financieros de Enrique Peña Nieto. Cercano al Presidente, discreto, representante puro de la casta priista mexiquense, el Secretario de Comunicaciones y Transportes hoy es un personaje repudiado por su insensibilidad ante la tragedia que costó la vida a dos personas en el socavón de Morelos.
Quienes lo conocen, instalan a Ruiz Esparza, prácticamente, como un socio de Peña Nieto desde los años en el Edomex, cuando Peña era gobernador y Gerardo titular de la SCyT estatal. Socios en el gobierno.
Quienes lo conocen y, sobre todo, conocen la estrecha y sólida relación entre Peña Nieto y Ruiz Esparza, afirman que el Presidente no despedirá a su colaborador, amigo y socio, de la SCyT federal. Allí permanecerá, inamovible, los 13 meses que le restan al sexenio peñista.
Ruiz Esparza no se va.
Se queda al lado de su amigo Peña Nieto.
De su socio del poder.
*****
Del “mal rato” a los “gajes del oficio” que para Ruiz Esparza significó la trágica muerte de Juan Mena López y su hijo, Juan Mena Romero, en el socavón del Paso Exprés en Cuernavaca, a la protección presidencial ordenada desde Los Pinos al socio del Presidente, se configura, en la recta final del sexenio, otra historia más de impunidad. Sí, una más.
Impunidad fincada en una relación añeja y pasada por filtros del lealtad y complicidad entre Ruiz Esparza y Peña Nieto. Los socios del poder.
Basta un botón incluido en el libro El derrumbe (Random House/Aguilar Martín Moreno Cap. Los empresarios consentidos Páginas 262 y 263):
“En 2015, la empresa española OHL y el gobierno de Enrique Peña Nieto se vieron envueltos en escándalos de evidente corrupción, al divulgarse grabaciones de conversaciones entre altos directivos de la compañía y funcionarios gubernamentales, como Gerardo Ruiz Esparza, Secretario de Comunicaciones y Transportes, y colaborador de extrema confianza de Peña Nieto.
“Diálogo del 1º de abril de 2015 entre Ruiz Esparza (pieza clave en el engranaje del esquema política-negocios de Peña Nieto desde el Edomex, primero, y hoy en el ámbito federal, además de ser uno de los más íntimos y cercanos colaboradores del Presidente), y Pablo Wallentin, representante de OHL en México. (Relevantes e imposibles de ignorar la cercanía, confianza y chabacanería entre ambos personajes).
(A continuación, se incluyen en el libro dichos diálogos entre Ruiz Esparza y Wallentin, donde se evidencia el innegable conflicto de interés ante el evidente favoritismo del gobierno peñista en favor de OHL).
Y en la página 269 de El derrumbe, se plantea:
“Hagamos un ejercicio de comparación del poder político:
“Si el Secretario del Transporte de los Estados Unidos, Anthony Foxx, fuera descubierto mediante una grabación asesorando al representante legal de una empresa con inversiones en Estados Unidos, en demérito de otra empresa, revelando lugares, nombres e intenciones en claro favoritismo para con la empresa asesorada (como lo hace Ruiz Esparza con Wallentin) y el asunto – envuelto en un claro conflicto de interés y tráfico de influencias- llegara a los medios estadounidenses, ¿qué ocurriría? No hay que ser mago para saberlo: Foxx sería despedido de inmediato del gobierno de Barack Obama”.
Hasta aquí lo escrito en el libro.
Pero en México las cosas, desgraciadamente, son diferentes.
Ruiz Esparza podrá tener responsabilidad pública como cabeza de sector en la tragedia del socavón en Morelos, y nada le pasará.
Ruiz Esparza podrá mostrar insensibilidad ofensiva hacia la familia Mena, intentando comprar su dolor con dinero – ofreció un millón de pesos como cura al luto -, calificando de “mal rato” lo que para estos mexicanos significó una tragedia que marcará su vida para mal y por siempre, y exhibiéndose como un Secretario de Estado ajeno al humanismo, y nada le pasará.
Ruiz Esparza podrá enfrentar más escándalos durante el gobierno de Peña, y nada le pasará.
Es la ventaja de ser socio del poder con el Presidente.
*****
- ¿Qué nos puede decir del socavón de Morelos?-, le preguntaron a Peña Nieto el sábado pasado. El Presidente estaba en shorts, con sus tenis coquetos y fresco como si un socavón no se hubiera tragado y matado a dos mexicanos. Listo para su mini maratón.
- Hoy no es tema…-, respondió Peña Nieto, ignorando cualquier apunte sobre la tragedia que enlutó a la familia Mena.
Otra declaración más que desafortunada del presidente de México. No se puede ni se debe decir que una tragedia ha dejado “de ser tema”, cuando el dolor todavía hierve en una familia mexicana.
Aún más:
Ese mini maratón tuvo la abierta y calculada intención de enviar un mensaje: aquí no ha pasado nada y el Presidente continúa con sus actividades normales. Es un corredor nato. Demacrado, con el pellejo colgando en el cuello, pero corredor. La vida sigue y allá los Mena si no quieren recibir su millón de pesos.
Peña Nieto y Ruiz Esparza, unidos por el poder, por la sociedad como funcionarios, por la insensibilidad, por la indiferencia y la ruindad.
Tal para cual.
TW: @_martinmoreno
FB / Martín Moreno
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