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Un nuevo récord: 21 sacerdotes han sido asesinados en México en poco más de 5 años del sexenio

06/02/2018 - 2:30 pm

Este sexenio ha sido el más fatal en crímenes en contra de ministros de la Iglesia Católica. El Centro Católico Multimedial contabilizó 45 asesinatos de sacerdotes de 1990 a 2017; es decir, 10 en promedio por sexenio. En lo que va de este, ya ocurrieron 21 muertes violentas de ministros católicos; dos de ellas, la madrugada del lunes en la carretera Taxco-Iguala en Guerrero. La cifra supera a la del sexenio anterior cuando gobernó Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012) y se contabilizaron 17 eclesiásticos asesinados. La Ciudad de México y Guerrero se convirtieron en los sitios con más riesgos para ejercer el sacerdocio.

Ciudad de México, 6 de febrero (SinEmbargo).- En la última década, México se convirtió en el ministerio más peligroso con el mayor número de sacerdotes asesinados y secuestrados, según la agencia Fides, un órgano de información de las Obras Misionales Pontificias de El Vaticano, cuyo panorama coincide con el que hace la Unidad de Investigación del Centro Católico Multimedial (CCM) en nuestro país.

Se trata del periodo en que se ha enfrentado al crimen organizado con elementos del Ejército y la Secretaría de la Marina en las calles, medida iniciada en diciembre de 2006 por Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012) y perpetuada por el Gobierno de Enrique Peña Nieto (2012-2018). Según la Unidad de Investigación del CCM, el sexenio en curso ha sido el más letal para los ministros de culto de la Iglesia Católica con 21 curas asesinados cuando en el Gobierno pasado ocurrieron 17.

Sólo el año pasado, en Latinoamérica se registraron ocho asesinatos de sacerdotes, de los cuales cuatro ocurrieron en México.

La madrugada de este 5 de febrero, en la carretera Taxco-Iguala, en Guerrero, dos sacerdotes (al lado de un maestro) perdieron la vida. Las primeras versiones indican un atentado. Eran casi las 3:00 horas cuando la camioneta en la que viajaban los ministros fue alcanzada por otro vehículo color rojo, cuyos ocupantes empezaron a dispararles.

En general, 2017 ha sido el año más violento de la última década, por el número de homicidios dolosos cometidos. Según el Semáforo Delictivo fueron 12 mil 155; pero pueden ser más porque a veces, las denuncias no llegan a los Ministerios Públicos. La Iglesia Católica también acusó un impacto durante el año pasado. En su último reporte, el CCM lo calificó como “funesto para el sacerdocio y la Iglesia en México”.

El organismo expuso: “Cuatro asesinatos, dos secuestros frustrados, dos ataques icónicos, uno en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México y otro en las Oficinas de la Conferencia del Episcopado Mexicano, así como cientos de amenazas y extorsiones a sacerdotes y obispos, son el triste panorama que nos hacen aseverar que las cosas están lejos de mejorar”.

Los asesinatos de los dos curas cometidos el lunes se añadieron a una lista que ya se desgranaba. El sacerdote Joaquín Hernández Sifuentes desapareció el 3 de enero y fue encontrado tres días después; Felipe Carrillo Altamirano, fue muerto el 26 de marzo víctima de una agresión por robo; Luis López Villa, fue asesinado el 5 de julio en su propia parroquia; el 3 de agosto falleció en el hospital José Miguel Machorro, quien fue apuñalado el 15 de mayo, también en su parroquia.

Fides, en su reporte, hace hincapié de que en México también son frecuentes los secuestros. En una nota del 31 de marzo de 2017 dio a conocer del secuestro del sacerdote Óscar López Navarro quien oficiaba en la parroquia San José Obrero de Altamira.

Justo este lunes cuando se conoció la noticia de los sacerdotes asesinados en Guerrero, Norberto Rivera Carrera ofició su última misa como Arzobispo Primado de México después de 22 años al frente de la Arquidiócesis Primada de México. Lo sucederá Carlos Aguiar Retes.

En mayo, en el semanario “Desde la Fe” de la Arquidiócesis Primada de México, publicó en su editorial titulado “Lunes Negro” que el Periodismo y el Sacerdocio eran las dos profesiones más peligrosas de ejercer en México. “Mientras los burócratas están sentados en el escritorio haciendo mesas y más mesas de diálogos estériles, medidas inútiles y altamente costosas para el país, la realidad los tiene rebasados, están perplejos, no saben cómo salir del abismo. En este sexenio van 33 periodistas caídos, y son 17 sacerdotes los que han dejado de existir bajo circunstancias violentas”.

Acababan de ser asesinados el periodista Javier Valdez en una calle de Culiacán y el sacerdote José Miguel Machorro Aguilar en la Catedral Metropolitana.

LOS ATAQUES FUERON DE MENOS A MÁS EN EL PRESENTE SEXENIO

La violencia de los últimos años en el marco de una guerra en contra del crimen organizado alcanzó a los sacerdotes. En los últimos 12 años, en territorio nacional 40 religiosos católicos fallecieron en actos delincuenciales en su contra, según los documentos de Fides.

El CCM admite en su último reporte que por noveno año consecutivo, México se colocó en el primer lugar en crímenes de odio contra religiosos en América Latina. Pero, basado en sus propios datos, el organismo indica que la situación se tornó peor en el Gobierno de Enrique Peña Nieto.

Según el CCM, de 1990 a 2017 se cometieron 45 asesinatos de sacerdotes; es decir, 10 en promedio por sexenio. En lo que va de este sexenio ya ocurrieron 19 muertes violentas de ministros católicos. La cifra supera a la del sexenio anterior cuando gobernó Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012) y se contabilizaron 17 eclesiásticos asesinados. La Ciudad de México y Guerrero se convirtieron en los sitios con más riesgos para ejercer el sacerdocio.

El 12 de diciembre de 2006, a unos días de haber tomado posesión, Felipe Calderón Hinojosa inició una política de seguridad nacional para erradicar a los grupos del crimen organizado. Cuando tomó posesión, dijo: “Si se preguntan si las cosas pueden cambiar, la respuesta es sí. Y van a cambiar para bien”. Entonces, mandó al Ejército a las calles.

Los años pasaron. El sexenio calderonista emanado del Partido Acción Nacional concluyó y llegó la Administración de Enrique Peña Nieto, del Partido Revolucionario Institucional. Pero la violencia no paró. Por el contrario, se incrementó.

Antes de 2006, el índice de homicidios en México era de 9.5 por cada 100 mil habitantes. La cifra se duplicó. Los muertos no sólo eran quienes estaban vinculados con el crimen organizado (el ente que se quería combatir). Hoy, la violencia ha tocado a maestros, periodistas o sacerdotes.

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