La autora austriaca de libros juveniles contaba con gran fama en el mundo de la literatura germánica, entre las distinciones que recibió, se encuentra el Premio Hans Christian Andersen de 1984, considerado el Nobel de la literatura infantil .
Viena, 13 de julio (EFE).- La escritora austríaca de libros juveniles Christine Nöstlinger, una de las autoras más prolíficas y leídas de la literatura alemana en las últimas décadas, murió en Viena a los 81 años, informó hoy su editorial.
Nöstlinger escribió más de un centenar de libros, muchos de ellos publicados en español, entre los que destacan Federica la pelirroja, Una historia familiar, Dos semanas de mayo, La auténtica Susi o Ilse se ha ido.
La autora murió en Viena el pasado 28 de junio, según la editorial Residenz, que no especificó los motivos del fallecimiento.
Entre las numerosas distinciones que recibió, destaca el Premio Hans Christian Andersen de 1984, considerado el Nobel de la literatura infantil, y el prestigioso Premio Astrid Lindgren, en honor de la legendaria autora sueca de Pippi Calzaslargas.
Nöstlinger destacó por sus planteamientos irreverentes, su crítica social y el complejo tratamiento psicológico de los personajes, algo que tuvo una gran influencia en la literatura juvenil posterior.
Nacida en el seno de una familia de ideas socialistas, sus posiciones progresistas y feministas estuvieron muy presentes en su obra, algo que despertó críticas de sectores conservadores.
Su editorial asegura que "revolucionó" la literatura juvenil al abordar con humor temas hasta entonces poco explorados, como los obstáculos de niños procedentes de entornos difíciles, casos de discriminación y racismo, los problemas conyugales de los padres o la cuestión de la autoridad en la familia.
Nöstlinger estudió Bellas Artes y después colaboró como dibujante y periodista en varios medios antes de dedicarse a la literatura a principios de los años setenta.
Además de novela juvenil, la autora escribió guiones, teatro, poesía, varios volúmenes autobiográficos y crítica literaria en diversos medios.
El presidente austríaco, Alexander Van der Bellen, lamentó que con su muerte se pierda una de las voces literarias más reconocidas del país, y recordó su ingenio lingüístico, humor y creatividad.