“Prepararé tu cama para que puedas dormir. Cuando despiertes estarás de regreso en tu hogar. Todo lo que has vivido hoy te parecerá irreal, pero no lo dudes, en verdad estuviste aquí...”, escribe Miguel Ángel Santos Ramírez. Aquí puedes leer íntegro Un sueño lejano, uno de sus textos.
Por Miguel Ángel Santos Ramírez
Ciudad de México, 4 de mayo (SinEmbargo).– Despierta...
Veo tu rostro somnoliento pero feliz. Has tenido un sueño largo, por ello te cuesta trabajo despedirte de él. Ahora es momento de volver a la realidad. Puedo jurarte que lo que verás no lo encontrarás en ningún sueño más que en este al que llamamos vida.
¿Has dormido bien?...
Ya veo. Me alegro por ti...
Hemos estado viajando por mucho tiempo. Tu hogar se encuentra ahora tan distante como las mentes de los grandes sabios; un sitio ajeno a nuestra actual comprensión y situación... Pero no, no es motivo para que llores. Claro está que extrañas a tu familia, a tus amigos y seres queridos, pero te prometo que pronto estaremos de regreso, y esto no habrá sido más que un sueño lejano que podrías haber tenido en una noche cualquiera.
Recuerda aquellos días en que soñabas con tocar las estrellas y volar entre todos los planetas como un brillante cometa, anhelabas poder ver lo que hay afuera de tu mundo y sentir el calor del universo. Ese pasado que ahora parece tan remoto y carente de sentido debes revivirlo y sentirlo de nuevo. Abraza el deseo que tuviste en tu infancia. Vuelve a encontrarte con esa niña inocente y juguetona que veía un cielo nocturno adornado con los más bellos astros y se estremecía al pensar en lo que sería su vida si pudiera alcanzarlos. Anda, es momento de regresar a las primeras páginas para después disfrutar con más fuerza de este colorido presente en el que vivimos. Cierra tus ojos un momento...
Tu sonrisa lo ha dicho todo. Siempre supe que esa niña pequeña, alegre y soñadora aún sigue aquí. Tu cara te ha delatado.
Abre los ojos ahora. Dime lo que se siente estar tan cerca de esas estrellas que algún día creíste que no existían más que en la infinita imaginación del universo. Comparte conmigo aquel sentimiento que ahora se aloja en tu ser y que despierta esa sonrisa repleta de magia en tu noble rostro, igual que el reflejo de la luna creciente en el bello océano. Vamos, respira profundamente y expresa tu emoción.
Veo la dicha reflejada en tu mirada. Me siento feliz de poder estar aquí y presenciar tu felicidad. Creo que ha llegado la hora. Volveré en unos instantes...
¡Ven!
¡Ven conmigo, rápido!
Acércate a la ventana. Prepárate para contemplar un paisaje inimaginable, un mundo que jamás podrás volver a ver. Es una experiencia única; quedará grabada en lo más profundo de tu alma y te acompañará de ahora en adelante. Vamos, apresúrate...
¿Ves eso? Es un planeta enorme. Los humanos lo llamaron Júpiter en honor al dios romano, tal vez por su inmensidad y magnificencia. Observa cada detalle. No pierdas de vista nada. Mira esos colores que cubren la totalidad de la vista y traen a la memoria cosas más antiguas de lo que podríamos imaginar. Contempla los satélites que giran a su alrededor tal como las mariposas en un jardín de flores. Haz tuya la luz que refleja el sol en la cara de aquel coloso...
¿Qué dices?...
No, lamentablemente no podemos acercarnos más. La fuerza de este titán acabaría con nosotros. Esto es lo más cerca que podemos estar.
Puedo notar que lo que ves es de tu agrado. Debes estar segura de que comparto contigo la alegría que ahora sientes...
No. Tú tómate tu tiempo. Te dejaré sola un momento para que puedas pensar y admirar la belleza del universo en el que vivimos.
Libérate de todos tus temores y disfruta cada instante de este espectáculo natural que ahora se muestra ante tus maravillados ojos. Siéntete libre de gritar de emoción. Este momento es tuyo.
Te he traído comida. Espero que te guste. Come toda la que quieras.
Estaré allá, por si me necesitas.
¿Qué sucede?...
Oh, entiendo. Todo esto te ha dejado agotada. ¿Crees que ya es tiempo de volver?...
Perfecto. Prepararé tu cama para que puedas dormir. Cuando despiertes estarás de regreso en tu hogar. Todo lo que has vivido hoy te parecerá irreal, pero no lo dudes, en verdad estuviste aquí...
No debes agradecerme. Yo prometí traerte y ahora lo he cumplido.
Ven, acuéstate. Yo iré a poner en marcha la nave...
Claro que sí. A mí también me gustaría estar aquí por siempre, lejos de todo..., cerca de todo. Es esto con lo que habías soñado; sin embargo, es mejor que lo verdaderamente mágico dure muy poco para que así pueda ser guardado en un lugar especial dentro de ti. Créeme, nada volverá a ser igual después de este día... Ahora ve y continúa con tu sueño. Descansa.
Estamos llegando. Tú sigues dormida, pero sé que me estás escuchando. Esa sonrisa que ahora tienes es lo único que yo esperaba obtener de ti después de todo. No deseo perturbar tu sueño, por ello dejaré que sigas durmiendo. No podré despedirme como se debe, pero no importa en realidad. Lo único importante es que estás de regreso.
Hace ya algún tiempo que pudiste ver lo enorme que es el cosmos. Descubriste los tesoros que aguardan ansiosos de ser descubiertos allá afuera. Pero recuerda que el universo es eterno como el alma e inmenso como el amor. Por más que hayas enfocado tu mente a la contemplación, solo has presenciado una hoja de un árbol en un bosque infinito. El espacio se extiende más allá de lo que tus pensamientos pueden alcanzar. No te sientas mal. A pesar de todo, ahora conoces más de la vida que cualquier otra persona de tu mundo...
Vaya. Creo que te he despertado...
No lo digas. No puedo ir contigo. Yo no pertenezco a tu mundo...
No insistas. Debes regresar.
Lo siento mucho. Me encantaría ir contigo, pero no es así como debe de ser. Tú tienes una vida de la cual yo no puedo formar parte. A pesar de ello, puedo prometerte que algún día volveré y te llevaré a lugares que jamás has imaginado. Un día nos volveremos a ver...
No. No quiero que vuelvas a insistir. Yo debo partir. El camino que seguiré es incierto. No estoy seguro de qué es lo que haré a partir de ahora. Sin embargo, la estrella que me guiará es el deseo de verte otra vez.
Ahora duerme. Tu familia te espera...
Hasta pronto... Hasta siempre...