En julio, todo comenzó a cambiar. Los contagios comenzaron a subir y la cuarentena, menos estricta, comenzó a parecer insuficiente.
Estados Unidos, 11 de agosto (OpenDemocracy).- Que un país de 50 millones de habitantes tenga, a corte de 6 de agosto, 346 mil casos confirmados de COVID-19, más de nueve mil muertes y cifras diarias de contagio superiores a los siete mil casos durante más de un mes no tiene explicación. Menos si se tiene en cuenta que Colombia tomó, a diferencia de muchos países en el mundo, medidas estrictas desde que se identificaron los primeros casos a finales de marzo de este año.
El sábado 23 de mayo, en su programa diario por redes sociales, el Presidente Iván Duque anunció que a partir de agosto las universidades y colegios volverían a la presencialidad. Asimismo, la ministra de Educación, María Victoria Angulo, afirmó que el regreso se haría con un modelo de alternancia y que la razón para tomar la decisión se debía a que, en ese momento, las UCI en Colombia contaban con más del 50 por ciento de disponibilidad. En esa misma alocución Duque aseguró que a partir del 1 de junio los adultos mayores de 70 años tendrían más libertad para salir, a pesar de ser los más vulnerables frente al virus junto con las personas inmunosuprimidas.
El 1 de mayo, además, Naciones Unidas felicitó al Presidente colombiano por su liderazgo y acciones para controlar la pandemia, y aseguró que las medidas económicas y de reactivación de la vida productiva implementadas en Colombia eran excepcionales. Dos meses después, la población colombiana está de nuevo en cuarentena estricta hasta el 1 de septiembre, los colegios y universidades están lejos de retomar actividades presenciales y la economía está sufriendo un impacto incalculable. Entonces, ¿qué pasó?
EL DÍA SIN IVA
El panorama pintaba bien para Colombia. A pesar de ser parte del continente más afectado por el virus, parecía que iba a ser uno de los países mejor librados.
En julio, sin embargo, todo comenzó a cambiar. Los contagios comenzaron a subir y la cuarentena, menos estricta, comenzó a parecer insuficiente.
Unas semanas antes, el 19 de junio, el Presidente Duque dio vía libre a uno de los eventos que, probablemente, ayudaron a que las cifras detonaran: el día sin IVA en Colombia.
El IVA es un impuesto indirecto que recae sobre los costos de producción y venta de las empresas y se refleja en los precios que pagan los consumidores finales, es decir, el pueblo colombiano. Para reactivar el comercio, Duque autorizó tres días sin IVA al año.
En época de coronavirus, sin embargo, seguir adelante con un día en el que pueden aglomerarse cientos de personas en cada comercio pasa de ser cuestionable a insensato. Ese día se registraron 85 aglomeraciones en Colombia, según el balance del Ministerio de Comercio. Varias tiendas en Medellín y Bogotá tuvieron que cerrar por el peligro que representaban las cantidades de personas para las reglas de bioseguridad e incluso personas que ya tenían resultados positivos de COVID-19, salieron a comprar objetos a menor precio.
A pesar del balance positivo de la jornada por parte de los comerciantes, dos semanas después el impacto fue evidente: el 15 de junio la cifra total de contagiados en Colombia, según Worldometers, era de 53 mil 063 contagiados. Un mes después, el 15 de julio, era de 87 mil 269.
Las cifras son demoledoras. Y aunque el día sin IVA no fue la única razón para que los contagios en Colombia se descontrolaran, ciertamente jugó un papel fatídico.
LAS CIFRAS DEL PRESIDENTE
Otro factor que contribuyó al caos y que pasó desapercibido al comienzo de la pandemia fue que las cifras que el Presidente colombiano presenta cada día a las 6 de la tarde en su programa por redes sociales muchas veces están descontextualizadas. Cada lunes el Presidente publica las cifras del avance del coronavirus en Colombia. Sin embargo, desde marzo hasta junio las cifras que publicaba en su cuenta de Twitter y que afirmaba en su programa de las 6 de la tarde siempre mostraban a Colombia como el país con menor número de contagios y muertes por COVID-19 entre varios países de América Latina y Europa.
Varias veces en su alocución al pueblo colombiano repitió la misma frase: "No se trata de una competencia entre países, pero se ve el esfuerzo que se lleva adelante en el nuestro". En varias ocasiones, sin embargo, las cifras del Presidente son cuestionables. Por un lado, comparaba a Colombia con países que ya estaban en etapas diferentes del virus, e ignora datos que hacen que la situación de cada país sea única y que comparar un país con otro para validar las medidas que cada uno ha tomado frente al virus ayude a desinformar más que a darle conocimiento real a los ciudadanos.
En un podcast con la epidemióloga Tania Valbuena dedicado a este último punto, el portal colombiano Colombianchek resaltó que "es mucho más fácil compararnos con un país vecino para decir que nosotros estamos mejor simplemente viendo que la realidad de otros países de pronto está peor que nosotros. Pero en la vida real no es un dato serio, y en este caso para temas de salud y en este caso para Covid, las circunstancias en que las personas nacen, crecen, trabajan, viven y envejecen."
En ese mismo podcast Valbuena señaló que la Organización Mundial de la Salud (OMS) define esto como los "determinantes sociales de la salud" que incluyen que la salud de una persona no solo está determinada por un agente infeccioso, sino también por un sistema político, social, económico y por un acceso apropiado a un sistema de salud. A esto se suma que en sus comparaciones el Presidente colombiano nunca incluye países con tasas de contagio o mortalidad menores a las de Colombia.
Si se tiene en cuenta que las cifras de contagios dependen del número de pruebas y la forma en que se hacen los exámenes, que varía entre países y en el tiempo, no es posible hacer comparaciones a la ligera.
HACIA DÓNDE VA COLOMBIA
Aunque estas son solo dos de las posibles razones por las que el virus y su crecimiento se descontrolaron en Colombia, no hay una respuesta absoluta para la pregunta de qué pasó que hizo que las medidas estrictas de cuarentena no fueran tan efectivas.
Zulma Cucunubá, epidemióloga del Imperial College de Londres, afirmó a finales de julio que en Colombia se pueden presentar varios picos de la pandemia. También dijo que “Es un momento esperado por la velocidad que traía la pandemia, específicamente en las zonas del país más pobladas como Bogotá, Medellín y Cali, donde ésta será una primera ola de pico de casos de infecciones y de peligro de que el sistema de salud colapse, porque no va a ser el único pico, pero sí es el primero de los que vamos a ver”.
La COVID-19 sigue siendo una enfermedad altamente infecciosa, todavía poco conocida y su comportamiento está lejos de ser previsible. No obstante, queda claro que el Gobierno colombiano debe encontrar la forma de bajar el ritmo de crecimiento de la pandemia para poder liberar las UCI que, en Bogotá, ya llegaron al 91por ciento de su capacidad. Asimismo, es necesario que las demoras en las pruebas diagnosticadas se eliminen, ya que eso hace que sea imposible saber cuántas personas mueren cada día. De no lograr un control eficiente de la pandemia, el país suramericano seguirá subiendo en los rankings mundiales que ya lo ubican en un sorprendente noveno lugar entre 215 países del mundo. Esta es la realidad al 7 de agosto, día en que se cumplen dos años exactos de la posesión de Iván Duque, que se enfrenta a un reto que definirá su mandato: si podrá o no controlar efectivamente la pandemia de la COVID-19 en su país.