¿Qué tan fuerte ha sido la influencia de la “élite de pensamiento” en México?, ¿cuáles son los grandes temas de sus agendas?, de dónde vienen sus principales fuentes de financiamiento?, ¿es posible un candidato a la Presidencia en 2024 con apoyo de estas organizaciones? Estas y otras preguntas responde en entrevista la profesora Alejandra Salas-Porras, quien ha investigado de cerca a los centros de poder en México.
–Con información de Obed Rosas
Ciudad de México, 19 de mayo (SinEmbargo).– La estrategia de algunas organizaciones, como Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), es penetrar en la sociedad civil y de esa forma también en el Estado para constituirse como una alternativa al Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, asegura la investigadora Alejandra Salas-Porras, profesora de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM y experta en el tema de los centros de poder y su impacto en la agenda pública.
"Evidentemente quieren constituirse en alternativa al régimen político encabezado por AMLO y sobre todo porque las opciones electorales que existen están demostrando mucha debilidad. La idea es constituir una fuerza directa, ya no hacerlo indirectamente sino hacerlo más directamente. Yo creo que es el caso de Claudio X. González, que emana de esta red de organizaciones", destacó en entrevista con SinEmbargo la profesora de la UNAM. "Su estrategia es penetrar en la sociedad civil y de esa forma también en el Estado".
El Presidente López Obrador ha reiterado en varias ocasiones que los empresarios se apropiaron de la sociedad civil y en lo que va de su administración han emprendido campañas que van en contra de temas como la Guardia Nacional (#NoALaGuardiaNacional) o el Aeropuerto de Santa Lucía (#NoMasDerroches).
La semana pasada, el mandatario federal insistió en el tema de que algunas organizaciones están detrás de sus proyectos promoviendo amparos, y apuntó directamente a los miembros del Consejo Consultivo de Mexicanos Contra la Corrupción. Los señalados —entre los que estaban Héctor Aguilar Camín, María Elena Morera y el exministro José Ramón Cossío— respondieron en una carta a la opinión pública donde calificaron el hecho como "un acto intimidatorio que atenta contra el ejercicio de nuestras libertades y derechos fundamentales, así como de las y los ciudadanos de este país”.
Para la investigadora Alejandra Salas-Porras, estas organizaciones influyen a través de redes para realizar diferentes tipos de intervenciones en los estados, para lo cual recurren a recursos legales —como los amparos— para tratar de deslegitimar a gobiernos, como lo que sucedió en Brasil con los expresidentes Dilma Rousseff y Lula da Silva; con Manuel Zelaya en Honduras y con Rafael Correa en Ecuador.
"Utilizan el derecho como arma política a través de los amparos. Esto es un uso perverso del derecho porque se utilizan recursos legales para tratar de deslegitimar a políticos que han sido elegidos democráticamente a través de elecciones, por supuesto esto es un recurso que se ha extendido mucho en América Latina, fue un recurso que se utilizó para tumbar a Dilma Rousseff y Lula da Silva en Brasil, a Zelaya en Honduras, a Correa en Ecuador. Es un recurso que ya tiene una cierta trayectoria aquí en toda América Latina y en México se ha utilizado para socavar la autoridad y la acción del Gobierno de AMLO", dijo en entrevista.
Sobre el financiamiento de las organizaciones y los centros de pensamientos (Think tanks), la autora de libros como Conocimiento y poder (Ediciones Akal, 2018) y La economía política neoliberal en México (FOCA, 2013), señala que sus recursos provienen de grandes empresas y fundaciones nacionales y extranjeras, como es el caso de la National Endowment for Democracy, fundación que "ha estado muy presente en estos esfuerzos por deslegitimar regímenes en Venezuela, Brasil, y ahora financia varios de los think tanks mexicanos".
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—¿Usted considera que los grupos de pensamiento son más poderosos en México que en muchas otras sociedades, y en qué se traduce dejar el pensamiento en ellos? ¿El Estado renunció a pensar?
—Yo les llamo centros de pensamiento y el concepto que se utiliza más ampliamente, alrededor del mundo, es think tanks. Este es un fenómeno que es bastante extendido y común en los países desarrollados, muy particularmente en Estados Unidos y en Inglaterra. Son centros que han sido creados por diferentes grupos de poder, algunos, no todos, están afiliados con los empresarios; algunos están afiliados con instituciones académicas, otros inclusive con algunos partidos de izquierda.
Las filiaciones pueden ser muy diferentes, sin embargo, hay un grupo de think tanks que se consideran independientes, y cuando uno habla de independencia se refiere básicamente a que no forman parte orgánica de partidos, de sindicatos, en fin. En ese sentido son independientes, esto no significa que no tengan filiaciones ideológicas, inclusive políticas.
En el caso de México, el fenómeno de los centros de pensamiento, o think tanks, es relativamente nuevo, reciente, digamos. El desarrollo de ideas solía concentrarse en las universidades y en algunas instituciones públicas, previamente algunas secretarías contaban con sus propios organismos o centros de investigación, dependiendo digamos de la función que ocupaban dentro del Estado.
Ahora, con el liberalismo en México tienden a proliferar porque se delegan cada vez más algunas funciones que antes realizaba el Estado sobre este tipo de centros. Algunas veces, como les decía, tienen un carácter académico, en el caso del CIDE o del Colmex, y algunos centros de la UNAM también por ejemplo el Instituto de Investigaciones Sociales o el Instituto de Investigaciones Económicas.
Pero estos que yo llamo independientes, y otros autores se refieren a aquellos que no tienen esa vinculación orgánica, yo he identificado 23 centros de pensamiento independientes, de éstos, 16 tienen algún tipo de filiación empresarial. ¿Cómo se puede detectar esta filiación empresarial? A través, por ejemplo, de la composición de las juntas de gobierno, a través de quiénes lo financian y obviamente a través de las ideas que difunden en los medios de comunicación y por otras vías, porque a veces tienen sus propias revistas y sus propias publicaciones; y una última forma como se puede inferir su filiación empresarial es a través de las redes de las que forman parte, como por ejemplo las redes de derecha que tienen un alcance a veces regional y a veces internacional.
—¿Qué tan fuerte ha sido la influencia de esta “élite de pensamiento” en estas décadas? ¿Tomó el control del Gobierno o sólo le saca jugo? ¿Cómo beneficia a las empresas?
—Yo no iría tan lejos como para decir que esta élite ha tomado el control de gobiernos, simplemente creo que se ha abierto espacios muy importantes en la sociedad civil. No se considera como una organización típica de la sociedad civil en la medida de que se concentran en producir investigaciones para influir en las políticas públicas, entonces, sí han adquirido mucha presencia en los diferentes espacios del Estado. Por ejemplo, realizan cabildeo en ambas cámaras y por supuesto tienen una presencia muy fuerte en los medios de comunicación. Si ustedes revisan los principales programas de opinión siempre hay representantes de estas organizaciones, de estos centros de pensamientos que producen conocimiento.
Otra de las formas en que estas organizaciones influyen es a través de redes que forman para realizar diferentes tipos de intervenciones que se aprecian cada vez más agresivas como las referentes a distintas formas de litigación estratégica. Han creado organizaciones, no necesariamente como centros de pensamiento, pero ligadas a éstos. Por ejemplo, tenemos el colectivo #NoMásDerroches, que básicamente forma coaliciones para realizar amparos, es decir, utiliza el derecho como arma política a través de los amparos. Esto es un uso perverso del derecho porque se utilizan recursos legales para tratar de deslegitimar a políticos que han sido elegidos democráticamente a través de elecciones, por supuesto esto es un recurso que se ha extendido mucho en América Latina, fue un recurso que se utilizó para tumbar a Dilma Rousseff y Lula da Silva en Brasil, a (Manuel) Zelaya en Honduras, a (Rafael) Correa en Ecuador. Es un recurso que ya tiene una cierta trayectoria aquí en toda América Latina y en México se ha utilizado para socavar la autoridad y la acción del Gobierno de AMLO.
—Hay una presencia muy poderosa de esos think tanks o centros de pensamiento en la prensa mexicana. Influyen, presionan, generan tendencias e imponen agendas. ¿Cuáles son estos grandes temas principales de sus agendas?
—¿Cuáles son los temas más importantes? Primero es el gasto público. Como lo dice el título del colectivo #NoMásDerroches se propone realizar un seguimiento muy cuidadoso del gasto público para demostrar que éste no se utiliza de manera racional y tratando de identificar las irregularidades por muy menores que éstas sean, de hecho hay una lista de este colectivo #NoMásDerroches y del centro de pensamiento Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad se publicó una lista de las irregularidades y es una lista enorme.
El centro de pensamiento Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad es uno que es especialmente interesante porque sus intervenciones las realizan por dos vías. Una primera es la del periodismo y en ese sentido tiene periodistas prestigiosos entre ellos Salvador Camarena, (Raúl) Olmos y otros que han hecho investigaciones muy serias en materia de corrupción como la de Odebrecht y la "Estafa Maestra".
Este tipo de actividad les da legitimidad, no sólo les da presencia, sino legitima la organización, pero al mismo tiempo tiene otra línea de trabajo, reconocida por la misma organización, que es la línea de la litigación estratégica, a través de esta línea ha promovido los amparos y ha elaborado toda esta lista de irregularidades o “ilegalidades”, lo que ellos consideran que son acciones ilegales por parte del Gobierno.
Entonces, la mayoría de los casos en sus alianzas, en sus coaliciones, tratan de incorporar no solamente investigaciones serias y bien realizadas, sino inclusive grupos de organizaciones de izquierda los hacen ver como neutrales, objetivos, en todas sus tareas, pero al mismo tiempo, en el caso de este think tank, Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, tienen una línea del offer, o sea del uso de la ley para deslegitimar al enemigo como una estrategia muy clara, quizá no abiertamente reconocida, pero si uno revisa el trabajo que hacen a través de esta línea de litigación estratégica, es claro hacia donde apuntan.
Y también Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad se ubica al centro de un conjunto de alianzas que incluyen, como decía, el colectivo #NoMásDerroches, el Centro de Estudios Constitucionales, yo no tengo muy claro el alcance de esta alianza, pero evidentemente que en todo lo que son los amparos cuentan con un apoyo muy claro para formularlos. O sea, el Centro de Estudios Constitucionales está formado por equipos de abogados muy bien formados para que los apoyen. Ese y otras asociaciones como la Asociación de Abogados Mexicanos o la Barra de Abogados Mexicanos. A través de todas estas coaliciones suman fuerzas que apuntan a las direcciones que más interesan a quienes financian, mueven y patrocinan estos centros.
—De acuerdo con sus estudios, ¿de dónde vienen sus principales fuentes de financiamiento? ¿Cuál es el interés del extranjero para darle tanto dinero a los centros de pensamiento en México?
—Cada think tank depende de diferentes de fundaciones y a veces grandes empresas, por ejemplo, IMCO, que es un centro muy importante que está muy ligado a MCCI, que tiene un perfil de tipo tecnocrático, realiza muchos estudios sobre diferentes cuestiones, particularmente sobre cuestiones relativas a la competitividad, pero también de la corrupción, en su página se ven publicaciones de María Amparo Casar, que es una figura central en toda la red de think tanks.
Entre las extranjeras, que son más comunes, está la USAID y la National Endowment for Democracy, esta última ha estado muy presente en estos esfuerzos por deslegitimar regímenes en Venezuela, Brasil, y ahora financia varios de los think tanks mexicanos. Por ejemplo, MCCI recibe fondos de extranjeros y de grandes empresas de México.
—La derecha y la ultraderecha, mexicana y extranjera, también se han escondido en estas redes de supuestas “ONGs”. ¿Cuál es su agenda? ¿Quiénes son?
—Entre las redes más importantes digamos de alcance regional está la Red Atlas, de hecho no sólo es nacional, sino también internacional, pero tiene una presencia muy fuerte en América Latina. Esta es una red de ultraderecha y que está vinculada a muchos de los think tanks en la región ¿Cuál es su agenda? Bueno, su agenda es promover el tipo de democracia que están dispuestos a aceptar en América Latina; deslegitimar, y tienen muchas publicaciones para deslegitimar, lo que ellos llaman regímenes populistas. O sea, etiquetan a algunos regímenes como populistas y luego han hecho publicaciones para demostrar supuestamente el carácter antidemocrático de estos regímenes populistas.
También pueden impulsar en algunas ocasiones estas estrategias del offer que se proponen inclusive a veces tumbar los regímenes que no favorecen sus intereses como el de (Rafael) Correa (en Ecuador). Detrás de todo el esfuerzo por hacer acusaciones legales al régimen de Correa estuvieron presentes este tipo de organizaciones como también estuvieron presentes con Dilma Rousseff y Lula (Da Silva en Brasil) y con (Manuel) Zelaya en Honduras.
—¿La coalición electoral que tripula Claudio X. González es una nueva fase, una fase inédita en la influencia en el poder a la toma del poder? ¿Ya no quieren influir y ordenar al poder político, sino tomar el poder político?
—Evidentemente quieren constituirse en alternativa al régimen político encabezado por AMLO y sobre todo porque las opciones electorales que existen están demostrando mucha debilidad, están tratando de formar una coalición que incorpore a figuras claves tanto del empresarios como del PAN, PRI y PRD. La idea es constituir una fuerza directa, ya no hacerlo indirectamente sino hacerlo más directamente, lo cual no es tan nuevo. Por ejemplo, en el caso de (Vicente) Fox (2000-2006), él surge de coaliciones empresariales y en los estados también pasa lo mismo. Yo creo que es el caso, Claudio X. González emana de esta red de organizaciones porque él es el que crea Mexicanos Primero, que es una organización que se dice estar ligada al diálogo latinoamericano, pero también él encabezó MCCI y forma parte de algunos de los consejos de administración de estos centros de pensamiento. Tienen una base de organización fuerte porque a la par que dirigen algunas de estas organizaciones, han desarrollado alianzas con otras organizaciones.
En los esfuerzos que han desarrollado para socavar el Tren Maya, lo que hace es identificar a grupos de ejidatarios descontentos y promueven sus luchas e indirectamente tratan de socavar este proyecto de infraestructura.
Entonces, el Estado es algo complejo, pero la estrategia es penetrar en la sociedad civil y de esa forma también en el Estado.
—¿Avisora usted en 2024 un candidato presidencial empresario, con el apoyo de los partidos y de esos “grupos de pensamiento”?
—Me resulta un poco difícil predecir qué tanto se van a fortalecer de aquí a 2024 porque también depende de las coaliciones que se formen alrededor de Morena y hasta dónde Morena logre, digamos, desarrollar cuadros, porque el problema es que no cuenta con los cuadros, entonces muchas veces se apoya en políticos que vienen del PRI o del PAN. Quién sabe qué vaya a pasar para empezar con las próximas elecciones de junio, los resultados van a ser muy importantes para las elecciones de 2024, y lo que siga ocurriendo porque también los resultados de los proyectos de AMLO van a influir también.
—¿Se puede decir que en México hay dos clases de sociedad civil?
—Las organizaciones de la sociedad civil tienen perfiles muy diferentes, hay unas que están muy comprometidas con causas, muy genuinas, pero también hay otras como México Unidos contra la Delincuencia o Causa en Común que están vinculadas a estos centros de pensamiento con afiliación empresarial y por supuesto que estos centros tratan de formar coaliciones con organizaciones de izquierda porque piensan que de esa manera se van a legitimar. De hecho, una de las razones que me llevaron a hacer la investigación es justamente tratar de descubrir qué hay detrás de estos centros de pensamientos que se ostentan como objetivos. Detrás de toda esta red hay relaciones de poder.