Martín Moreno-Durán
25/08/2021 - 12:05 am
AMLO: miedo a Anaya
El asedio político-judicial contra Ricardo Anaya –un crítico permanente, punzante y certero de AMLO y la 4T que ya no era Diputado cuando supuestamente recibió dinero en San Lázaro para aprobar la Reforma Energética–, es muy grave.
+ El Síndrome Nicaragua
+ El fondo: 2024
La persecución que López Obrador ha emprendido contra uno de los dos de sus principales opositores políticos, Ricardo Anaya - el otro es Felipe Calderón-, ha cruzado la línea del autoritarismo. Hoy, en México, se comienza a atisbar el Síndrome Nicaragua: fabricar expedientes judiciales contra los enemigos del régimen para intentar encarcelarlos. AMLO se ha trastornado en el poder y pretende aniquilar, de una u otra forma, a quienes le estorban rumbo al 2024, cuando se erigirá la posibilidad electoral real de un triunfo opositor ante el desastre de Gobierno que es la autollamada Cuarta Transformación.
El asedio político-judicial contra Ricardo Anaya –un crítico permanente, punzante y certero de AMLO y la 4T que ya no era Diputado cuando supuestamente recibió dinero en San Lázaro para aprobar la Reforma Energética–, es muy grave. Y se equivocan quienes confunden o trivializan lo que ocurre en contra del excandidato presidencial panista. ¿Por qué? Por una razón de fondo y peligrosa: si hoy el perseguido es Anaya, mañana podría ser Calderón. O Fox. O Claudio X. González. O Gustavo de Hoyos. O Carlos Loret de Mola. O Raymundo Riva Palacio. O cualquier otro que esté en la lista negra del obradorismo. ¡Ese es el riesgo, carajo! No, señores (incluidos políticos, analistas y periodistas que están alineados con López Obrador), esto es de altísimo riesgo para nuestra democracia, y corresponde a la prensa alertar sobre los riesgos mayúsculos que hoy hacen tambalear a nuestra estabilidad como país.
Analicemos riesgos y motivaciones sobre el acoso presidencial en contra de Ricardo Anaya:
AMLO-NICARAGUA. Siguiendo el camino del dictador Daniel Ortega en Nicaragua que ha encarcelado, a la mala, a todos los opositores con posibilidades reales de ganarle la próxima elección presidencial, López Obrador también quiere limpiar el camino de Morena (o de una posible extensión de mandato propia) rumbo al 2024, mediante la fabricación de expedientes judiciales a modo, testigos falsos y declaraciones alteradas –como lo denunció el propio Anaya desde el fin de semana pasado– para encarcelar a quienes serían candidatos viables para ganarle a Morena la Presidencia dentro de tres años. Con la persecución abierta contra el panista, AMLO emite destellos no sólo dictatoriales, sino de una pérdida evidente de estabilidad mental que le hace cometer cualquier tipo de barbaridades en contra de mexicanos con derechos plenos para aspirar a la Presidencia.
EL MIEDO DE AMLO CON ANAYA. El fondo de la persecución política contra Ricardo Anaya, tiene un nombre: miedo. ¿Miedo de quién? De López Obrador. ¿Miedo a qué? A que Anaya gane la elección presidencial del 2024. ¿Tiene posibilidades reales Ricardo Anaya de ganar la Presidencia de México en la próxima contienda? Sí, y son sólidas. Van tres razones de peso. Primera: ante los pésimos resultados de la 4T – economía, pandemia, inseguridad, salud, cero crecimiento, desempleo, etc.-, Anaya representaría una opción política totalmente inversa a la 4T. Diez millones de mexicanos (voto útil) ya llegaron al hartazgo en sólo 33 meses de Gobierno obradorista, y ese desencanto se reflejará en las urnas en 2024. Segunda: Anaya es la antítesis política de AMLO. De llegar a la Presidencia, se revertiría cualquier rasgo del socialismo populista que ha emprendido López Obrador en nuestro país. Esa postura sería una oferta electoral atractiva y viable. Tercera: podría darse el fenómeno Biden - Trump: hartos de un Presidente con discurso de odio y divisionista, de escándalos y mentiras, bravucón y estridente, millones de electores (voto útil) votarían en contra de todo lo que significara AMLO o la 4T. Si Anaya consolida como candidato un discurso incluyente y unificador, sería la alternativa opuesta a la pachanga del obradorismo. Y hay muchas otras razones más. (A mayor detalle, consultar mi columna “Anaya-2024: 16 razones por las que ganaría la Presidencia". SinEmbargoMX /20-Enero-2021).
DEMOCRACIA AMENAZADA. Solamente quienes no quieren ver la realidad, no la ven: copado y comprado el Ejército con el empoderamiento financiero que le ha otorgado López Obrador, ahora el Presidente está empecinado en cerrar la pinza e implantar una dictadura política que regrese al país a los tiempos del partido único (a final de cuentas, sabemos que AMLO es un priista de cepa y corazón). Las señales antidemocráticas: primero, acabar con el INE y el TEPJF como lo ha proclamado el tabasqueño desde Palacio Nacional para controlar las elecciones, como en privado se lo ha recomendado su íntimo amigo, ese demócrata llamado Manuel Bartlett. (Allí quedará la demencial propuesta de AMLO con ribetes castristas: “Que los trabajadores del INE aporten su sueldo para realizar la Revocación de Mandato”, la cual puede encuadrarse en el cinismo, en la vesania, o en ambas). Y segunda señal: liquidar judicialmente a sus rivales políticos en el camino hacia 2024, hasta que no quede ningún opositor de peso que enfrente al régimen. Allí están los ejemplos claros y dictatoriales de Cuba, Venezuela y Nicaragua. ¿Eso es lo que queremos la mayoría de los mexicanos?
*****
López Obrador presenta desde hace tiempo, cada vez en mayor medida, síntomas personales similares a los de Hugo Chávez en lenguaje y discurso: “Yo ya no me pertenezco, le pertenezco al pueblo… O están con el Régimen o están contra nosotros”, por citar sólo un par. O bien, procedimientos políticos parecidos a los de Nicolás Maduro, quien se ha empeñado en aniquilar a los opositores a la dictadura socialista venezolana, hasta obligarlos a huir del país. Sin embargo, en semanas recientes, AMLO también registra características semejantes a las del “Loco” Abdalá Bucaram, aquél Presidente ecuatoriano que se autoproclamaba “el verdadero representante del pueblo” y que acabó perdiendo la razón encabezando protestas… ¡contra sí mismo!, cantando en entrevistas ante sus compatriotas (AMLO difunde canciones y las tararea durante sus conferencias) y que, tras el desastre de su Gobierno, fue removido del cargo por el Congreso Nacional de Ecuador, debido a “incapacidad mental”. Allí está la historia.
Hoy, es Ricardo Anaya el perseguido político.
Mañana, puede ser cualquier otro.
La democracia está amenazada.
TW @_martinmoreno
FB / Martín Moreno
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