En la Universidad de Maryland, Estados Unidos, un grupo de estudiantes planean alcanzar uno de los grandes hitos de la aviación: el Premio Sikorsky, es decir, la construcción de un helicóptero que pueda volar gracias al esfuerzo físico de una persona.
Este reto tan singular ha sido propuesto por la Sociedad Americana de Helicópteros y, por ahora, nadie ha sido capaz de conseguirlo a pesar de la suculenta dotación del premio: 250,000 dólares. La idea es “sencilla”: construir un helicóptero sin motores y donde una persona dote de movimiento a los rotores mediante su esfuerzo físico y, además, la aeronave debe ser capaz de alcanzar una altura de 3 metros en menos de un minuto.
Los requisitos no son nada simples y, de hecho, el premio lleva desierto desde que se convocó hace décadas así que con la idea de entrar en la historia de la aviación, desde el año 2008, la Universidad de Maryland está trabajando en el proyecto Gamera (efectivamente, igual que la tortuga gigante) donde ya han intervenido unos 75 estudiantes de ingeniería (una interesante forma de poner en práctica sus conocimientos) y que, tras 20 pruebas fallidas, el año pasado fue capaz de volar durante 50 segundos.
Recurriendo a materiales ligeros como tubos de fibra de carbono, espuma de poliestireno o maderas de poco espesor que permiten desarollar un vehículo que pesa alrededor de los 50 kilogramos. Al peso de la aeronave, eso más el peso del motor-piloto que, lógicamente, debe contar con la suficiente forma física como para mover los rotores y, además, no penalizar el peso del conjunto; un punto de equilibrio bastante complicado para el equipo del proyecto. Además del equipo de Maryland, en Ontario, Canadá también están trabajando en un helicóptero con el que superar este reto, el equipo AeroVelo con su prototipo Atlas aunque, por ahora, ninguno de los dos equipos ha sido capaz de cumplir con los requisitos exigidos por las bases el concurso.
-Con información de ALT1040-