El Cairo, 22 nov (dpa) - El presidente de Egipto, Mohammed Mursi, recortó hoy drásticamente las competencias de la Justicia tras meses de lucha por el poder, lo que fue tajantemente rechazado por el Poder Judicial y la oposición.
Según los analistas, el mandatario intenta asegurarse que los jueces no se interpongan en el avance de las fuerzas islámicas en las instituciones y por ello retiró hoy al Tribunal Constitucional la competencia de decidir sobre la legalidad del Comité encargado de elaborar la Constitución, dominado por políticos de esa tendencia.
Los opositores convocaron a masivas protestas en todo el país para este viernes por la tarde y acusaron a Mursi de avanzar hacia una dictadura mediante la ampliación arbitraria de su autoridad.
Mursi, que procede de las filas de los Hermanos Musulmanes, decidió de un plumazo acabar con el fiscal general del Estado, que en los últimos meses le había plantado cara en varias ocasiones. Ha jubilado a Abdel Megid Mahmud y nombró su sucesor a Talaat Ibrahim.
Una oleada de indignación estalló entre la izquierda y los liberales. Poco después de que se difundiera la noticia, se registraron manifestaciones en El Cairo de seguidores y opositores al jefe de Estado.
El Premio Nobel de la Paz egipcio, Mohamed el Baradei, dijo que con este paso se sofocaba la revolución. Mursi se ha autodesignado "gobernante por orden de Dios", declaró.
"No queremos un nuevo dictador", dijo la publicista Mona al Tahawi. "La revolución no acepta ningún nuevo dictador", comentó el ex candidato presidencial Hamdien Sabahi en declaraciones a la red de televisión Al Arabiya.
Además de retirar esa competencia al Tribunal Constitucional, Mursi se arrogó la última palabra en prácticamente todas las cuestiones políticas.
En una declaración del presidente, que su portavoz Yassir Ali leyó en la televisión estatal, se señala: "Ningún órgano de justicia tiene derecho a disolver el Comité Constitucional o Consejo de la Shura (la segunda cámara del Parlamento)".
Además, apunta que la aplicación de las decisiones del presidente no podrá ser obstaculizada por ningún tribunal y con ello vuelven a estar vigentes los decretos de Mursi que habían sido derogados por la Justicia.
Casi todos los miembros liberales han ido abandonando el Comité Constitucional. Esa fue su forma de protestar por la falta de disposición al compromiso de los islamistas. Los Hermanos Musulmanes y los salafistas, de tendencia islámica radical, quieren una Constitución orientada hacia la "Sharía" (la ley musulmana) y dar más poder a los religiosos en el proceso de la confección de leyes.
En el Tribunal Constitucional actualmente se dirime un proceso sobre la presunta ilegalidad del Comité Constitucional, ya que éste fue convocado por diputados de un Parlamento que, entre tanto, ha sido disuelto.
Mursi también dispuso que cortes especiales juzguen delitos contra los revolucionarios, así como actos de corrupción de funcionarios del derrocado presidente Hosni Mubarak.
Los nuevos tribunales tendrán la potestad de juzgar nuevamente a personas absueltas por su participación en ataques contra manifestantes durante la revuelta que derribó a Mubarak si salen a la luz "nuevas circunstancias". Las cortes serán establecidas por el ministro de Justicia luego de consultas con el Consejo Judicial Supremo.
El que fuera secretario general de la Liga Árabe Amre Musa instó a todos los partidos liberales a participar en una reunión de crisis. "La mayoría de los egipcios comunes y corrientes, cuya vida cambiará por las decisiones de presidente, le apoyarán", dijo la Hermandad Musulmana en un tuit, a modo de rechazo de las críticas.