Susan Crowley
09/12/2023 - 12:04 am
Jumex, elogio a la ligereza
La ligereza hoy más que una simple idea es una demanda, más que un concepto una urgencia, hacia donde vamos estamos condenados al atasque.
Todo se vuelve más ligero, es el título de la exposición que celebra los primeros diez años del Museo Jumex. Eugenio López, presidente de la fundación, sin duda el más respetado coleccionista mexicano y con un sitio destacado en el mundo, ha invitado a Lisa Phillips, directora del New Museum of Contemporary Art de Nueva York, a proponer un nuevo relato cuya intención a partir del poema Everyone Gets Lighter ( Todos se vuelven más luminosos), de John Giorno. Un acto de resistencia ante los tiempos que vivimos, que dejan de ser “interesantes” como lo reza el proverbio chino para volverse, densos, graves, oscuros y, hasta cierto punto, paralizantes.
El sentido de una exposición artística es estimular el músculo de la imaginación. La reflexión y la comprensión de los deseos del otro se convierten en el soporte para desplegar objetos. La gran idea de Eugenio, abrir los almacenes para ser utilizados por distintos curadores para contar historias, insufla de energía a la colección. Cada objeto está en espera, resguardado, conservado y dispuesto a ser utilizado de múltiples formas. Una relectura que nos hace pensar en el ready made de Marcel Duchamp, que vino a cambiar la noción del arte para siempre. Así lo expresa la apropiación de Sherie Levine, Fountain o Buddha como nombró a este objeto encontrado por Duchamp (guiño al lugar común con el que se asoció el urinario invertido).
A lo largo del recorrido nos encontramos con el leitmotiv de Phillips: irreverencias, ironías por todos lados, actos de construcción y deconstrucción, piezas flotantes, guiños y desde luego un homenaje a la amistad y el amor. La exposición es una tela que se va prendiendo con alfileres, tal y como se puede apreciar en la obra del artista Elliot Hundley, Untitled 2006, que se sostiene en el espacio de manera sorprendente.
Como lo dice en su poema Giorno, la vida está llena de momentos de gozo, hay otros en los que la simpleza y la ligereza ayudan a llevar la carga de sabernos seres para la muerte. La sensación que despiertan ciertas piezas, como la de Tácita Dean montada en un viejo proyector, de esos que ya no hay, y a través del que se transmite un filme de 16mm con una puesta de sol que pretende captar al legendario Rayo verde del que hablaba Julio Verne. Habrá que pedir un deseo, y si se logra ver el rayo, el deseo se cumplirá. Lo efímero para nada es desechable porque el instante queda como un acto en la memoria. Y de esta manera, conforme se avanza en Todo se vuelve más ligero, literalmente vamos desprendiéndonos de nuestras densidades. De pronto nos topamos con un atuendo grácil, es el papalote de Gabriel Orozco, una especie de vestido que flota y nos provoca abrazarlo, como una anémona que nos quiere envolver.
En otro espacio, Rikrit Tiravanija en Untitled (Any Obscuration of Light) ha convertido la luz de un eclipse en más de mil fragmentos de rompecabezas; su intención de unirlos nos hace entrar en un juego de lógica. Tejer los hilos a la manera de Leonor Antunes con sus piezas colgantes, un homenaje a la gran artista Eva Hesse quien, como una norna, enreda y desenreda los hilos del destino. La urdimbre se forma, hace entrar a los objetos en comunión, los apunta y genera ejes que los ponen en tensión. Pero es una tensión móvil, equilibrada, sutil que se refleja en los aviones recortados suspendidos en el cielo azul, como lo propone Allighero e Boetti en su fantástico Aerei, o las estrellas en fuga de Gary Simmons en Hypnotize.
Phillips continúa su relato. Una de esas piezas de la colección que siempre quieren salir del clóset; loca, divertida, irónica, Untitled (Consumer Boxes and Famous Faces) de Tom Friedman, es un desafío a los móviles de Calder. Solo que esta sostiene todas las marcas consumidas mezcladas con famosos personajes también de consumo masivo. En equilibrio la pieza de Mike Kelly una de las más fuertes por su contenido. Repressed spatial relationships, ( Cry room in the sky). Es el reclamo del artista a los sistemas represivos. Un móvil que cuelga del techo en apariencia ligero, representa los espacios nocivos, creados como ejercicios de control educativo.
Curiosamente, muchas de las piezas en esta exhibición han salido de ferias, subastas o galerías, y sin embargo aquí parecen liberarse del alucinante precio para convertirse en parte de una lectura que, desde luego, no pretende ostentar, al contrario. Phillips, como si de un sastre se tratara, va zurciendo invisible. Disloca los objetos de su significado original y los insufla de un alma provocadora.
En un contexto como el actual, con guerras imposibles de concebir hasta hace poco; con la falta de oportunidades que obligan a las migraciones con riesgo de tantas vidas; las consecuencias del cambio climático; la infodemia, una de las más dañinas patologías sociales, hace falta cambiar la mirada, reconocer la luz, la naturaleza, el gozo, lo que no advertimos. La ligereza de Phillips redime las tercas acciones humanas y el egoísmo. Nos hace vestir de poesía, muy a lo John Giorno que mostró cómo las palabras también se tejen entre las costuras con sensualidad, descaro, humor y amor. El gran acto poético de Giorno fue amar al artista Hugo Rondinone, del que se pueden disfrutar varias esculturas gigantes y el ya conocido arcoíris titulado Love invent us. Una obra colectiva pensada por Giorno, Dial-a-poem, un teléfono retro, como lo es la poesía hoy, sirve de vehículo para escuchar las voces de Allen Ginsberg, o Patti Smith también declamando sus contraculturales versos con solo levantar el auricular.
Y si hablamos de amor, habría que acreditar el alma amorosa que existe en los objetos nimios, en los que parecieran pasar inadvertidos por su constitución casi ordinaria. Una de las más bellas piezas de la exposición justo por su ligereza, como todo el trabajo del artista Richard Tutlle, que con delicadeza casi femenina sutilmente borda el espacio en su aparente pequeñez. Solo es más pequeña y tal vez incómoda la astilla montada en oro que la artista Teresa Margolles recolectó entre los edificios destruidos en el terremoto de China.
Incluso en los materiales de reciclaje olvidados en terrenos baldíos, en deshuesaderos, hay historias conmovedoras. Abraham Cruzvillegas utiliza los materiales precarios, en una fascinante pieza hecha hace algunos años para Jumex. El título rebasa la extensión de este texto, merece la pena leerse mientras se observa su trabajo: en el encontraremos referencias a la cultura urbana contemporánea, desde Martha Debaile hasta Sergio Gonzáles Rodríguez, todo confluye en este átomo gigante.
Cada vez que Eugenio nos abre las puertas de este edificio diseñado por David Chipperfield, uno de los más grandes arquitectos internacionales y premio Pritzker, lo renueva, como también innova en la forma de entender un espacio expositivo.
La ligereza hoy más que una simple idea es una demanda, más que un concepto una urgencia, hacia donde vamos estamos condenados al atasque. Cerrar la exposición con una de las más bellas inmersiones de James Turrell, brinda la oportunidad de abrir el círculo a nuevas espirales. Nuestra inmersión nos carga de luz pura, de memoria y de una capacidad de renombrar y renacer.
En Jumex hemos compartido momentos vibrantes con cada exposición; desde Ecatepec hasta Polanco, la generosidad sin límite de Eugenio ha permitido que una buena lista de nombres que en México no se conocerían de no ser por su colección. Jumex nos habla de una pasión; cada pieza es un principio de diálogo y una responsabilidad con el otro. Gracias Eugenio por Jumex y felicidades por estos diez años. @Suscrowley
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