La OCDE reconoce la recuperación salarial en México y su baja tasa de desempleo. Pese a ello, millones de personas laboran jornadas excesivas con sueldos insuficientes.
Ciudad de México, 16 de febrero (SinEmbargo).- En México, más de 19.8 millones de personas trabajadoras laboran en “condiciones críticas”, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE). Pese a que en los últimos años las tasas de desocupación han disminuido, el mercado laboral sigue enfrentando desafíos como los bajos salarios, la informalidad o las jornadas de más de 48 horas.
La última medición del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) señala que la tasa de desocupación en el país era de 2.6 por ciento. Es decir, hasta noviembre de 2024, ese era el porcentaje de personas mayores de 15 años de edad sin trabajo remunerado o que no tenían una actividad económica por la cual reciban ingresos.
Durante 2024, México se colocó a veces como el primero y otras como el segundo país con la tasa más baja de desempleo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Y, en comparación con la mayoría de los países de esa entidad, “México ha mostrado una notable recuperación salarial”, señala el reporte Perspectivas del empleo de la OCDE 2024.
No obstante, es en el mercado de trabajo donde más se necesita transformar el modelo de desarrollo para poner la vida en el centro, señala la académica Hilda Rodríguez Loredo. “Desde la economía feminista, nuestro planteamiento no es sólo disminuir la brecha salarial de género, porque eso no implica necesariamente una mejora en las condiciones de trabajo”.
Una de las métricas que proporciona la ENOE para tener cierta idea del estado en que se encuentran las personas trabajadoras es la tasa de condiciones críticas de ocupación (TCCO). Y de acuerdo con esa medida, en el tercer trimestre de 2024 el 33.4 por ciento de la población ocupada experimentaba precariedad y hasta explotación laboral.
Es necesario señalar que esta tasa también ha mostrado una disminución, pues en el mismo periodo de 2023, se encontraba en esa situación el 36 por ciento de la población ocupada. Es decir, 2.5 puntos porcentuales más que al cierre de noviembre de 2024.
Trabajar mucho, ganar poco
La TCCO “incluye a las personas que trabajan menos de 35 horas a la semana por razones ajenas a sus decisiones”, explica el Inegi. Es decir, puede ser que laboren medio tiempo porque es el trabajo que pudieron conseguir o que pueden ejercer, como es el caso de las madres. Pero laborar menos horas implica, para la mayoría de los empleos, recibir salarios insuficientes para sus necesidades.
Otro grupo presente en el TCCO es el de las personas “que trabajan más de 35 horas semanales con ingresos mensuales inferiores al salario mínimo”. Hasta el tercer trimestre de 2024, el 37 por ciento de la población ocupada ganó menos de esa cantidad.
Desde 2018, el salario mínimo ha incrementado 215 por ciento, al pasar de 88.36 pesos diarios en ese año a 279 pesos al día en 2025 en la mayor parte del país. “No podemos negar que se han hecho grandes esfuerzos por mejorarlo y recuperar su capacidad adquisitiva, pero aún es insuficiente para las condiciones que necesita vivir la población”, apunta la economista Hilda Rodrígez.
La TCCO también incluye a quienes laboran más de 48 horas semanales y ganan hasta dos salarios mínimos. Es decir, que se ven obligadas a trabajar jornadas extenuantes, pero ganan menos de 17 mil pesos al mes.
En ese contexto, desde junio de 2024 entró en vigor una reforma a la ley general en materia de trata de personas, que en el artículo 21 considera explotación laboral “las jornadas de trabajo por encima de lo estipulado por la ley”.
Paralelamente cada vez ha cobrado mayor fuerza el movimiento para disminuir la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales. En línea con esta demanda, la presidenta Claudia Sheinbaum se ha comprometido a realizar esta modificación, pero de manera paulatina a lo largo de su sexenio.
Trabajos dignos para la vida
“Un principio de la economía feminista que nos lleva replantearnos totalmente el sistema económico capitalista en el que vivimos es poner la vida en el centro”, apunta Hilda Rodríguez, del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
“Lo que mueve a la economía y a la sociedad son las ganancias y no la vida de las personas. Es por eso que tampoco se ha logrado detener el narcotráfico, porque son las ganancias lo que importa”.
Poner la vida en el centro implicaría priorizar la sostenibilidad ambiental, la defensa del territorio, la salud y el bienestar de las personas, agrega. En esa lógica, apunta la economista feminista, el trabajo digno sería aquel que cuiden la vida, “que ofrezca salarios dignos para una vida saludable y disfrutable”.
Sin embargo, la mayoría de los trabajos que se ofertan en el capitalismo son aquellos que “ponen en riesgo la vida de las personas”. Una muestra de ello son las actividades mineras. “Pero también tenemos empleos que dañan la vida de las personas porque producen productos contaminantes para toda la población y los ecosistemas”.
Los trabajos dignos también pasan por “romper con la división sexual del trabajo para que las mujeres puedan acceder al empleo remunerado en igualdad de condiciones”. Pero para ello se necesitan cambios estructurales más allá del ámbito laboral.
Uno de esos cambios es la creación del sistema nacional de cuidados, señala Hilda Rodríguez. Desde 2020, la Cámara de Diputados aprobó una reforma constitucional para crear dicho sistema, pero el Senado mantiene congelada dicha modificación.