Joel Ayala Almeida estuvo al frente de la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE) hasta su muerte ocurrida hace unos días.
Ciudad de México, 2 de febrero (SinEmbargo).- El martes 3 de mayo de 2007 Joel Ayala Almeida, el hoy fallecido emperador de la burocracia mexicana, detonó una alerta operativa de la sucursal Banorte ubicada en el Palacio Legislativo de San Lázaro. En esa ocasión intentó depositar, en efectivo, 1.4 millones de pesos sin ninguna justificación sobre la procedencia del dinero.
El periodista Francisco Cruz escribe esto en su libro Los amos de la mafia sindical: “La institución no tenía poder para aceptar una cantidad de esa naturaleza. La razón era simple, los ejecutivos no querían realizar la operación bancaria por temor a estar frente a un caso de lavado de dinero y ser sancionados, en caso de efectuarlo. Por esa razón pidieron a Joel Ayala que justificara el origen de su depósito o si tenía una empresa mercantil Por supuesto que no la tenía y la situación se tornó embarazosa porque hubo llamadas a las oficinas centrales de la institución. Eso permitió que algunos reporteros descubrieran al diputado en aquella sucursal bancaria”.
Este episodio forma parte del legado de Joel Ayala Almeida, quien estuvo al frente de la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE) hasta su muerte ocurrida hace unos días. El deceso de quien fue conocido como “El emperador de los burócratas” produjo una serie de condolencias de funcionarios del actual Gobierno que hablaron de una trayectoria como líder ejemplar.
Lo cierto es que fue uno de los últimos líderes charros del viejo sindicalismo, caracterizado por los abusos, la persecución de disidentes, las irregularidades en las aportaciones de los trabajadores, así como los excesos y el cierre de filas durante años con el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el partido que le regaló a lo largo de su dirigencia un espacio en el Congreso, un espacio en el que se caracterizó por sus constantes faltas.
De la pobreza a la cúpula sindical
Joel Ayala Almeida nació en San Luis Río Colorado, Sonora. La fecha más común de su nacimiento es la de diciembre de 1946, aunque en su fecha curricular del Congreso se señala que fue el mismo mes, pero de 1954. Aunque el periodista Francisco Cruz apunta que de recién nacido su familia se mudó a Mexicali, Baja California, en donde Ayala tuvo una infancia marcada por la pobreza y el trabajo infantil “obligatorio”. De hecho, le decían "El Milusos" porque vendía dulces y raspados para apoyar el sustento familiar, documentó Francisco Cruz Jiménez.
Antes de los 20 años terminó viviendo en la Ciudad de México, en donde se matriculó en la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). De acuerdo con la misma información a la que tuvo acceso Cruz era conocido –incluso en la época en la que estuvo en el Senado– como "El vicioso" por su afición al juego y por sus supuestas adicciones, señalamientos que durante su confrontación en el Gobierno de Vicente Fox salieron en su contra.
Creció desde su ingreso en la década de 1970 en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud, donde ocupó diversas Secretarías hasta que llegó a dirigir los hilos de esta agrupación gremial desde la cual, denuncia Cruz en su libro, “participó activamente en una represión brutal hacia trabajadores ‘rebeldes’”. Fue en 1998 cuando dio con su veta de oro: la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado.
Su posición como “Emperador de los burócratas” y su militancia priista, a la que renunció en 2019, lo llevaron a ocupar en distintas ocasiones un lugar en el Congreso. De esta manera, fue Diputado federal plurinominal entre 1979 y 1982, y posteriormente entre 1997 y 2000, así como Senador entre 2000 y 2006, y entre 2012 y 2018, sin haber tenido una sola intervención en la tribuna.
Basta con ver sus registros de la última vez que fue Senador y Diputado para hacerse una idea de su trabajo legislativo. En la 60 legislatura, como Diputado, estuvo ausente en 253 votaciones de 362. En tanto, en la 62 legislatura, en el Senado, sucedió lo mismo, con su ausencia en 316 votaciones de 527.
Los choques con Elba Esther y el panismo
El 5 de diciembre de 2003 y bajo el grito "¡A ver qué hacen sin cuotas!", una veintena de organizaciones anunciaron su salida del FSTSE y dieron a conocer que se integrarían en un nuevo grupo encabezado por el sindicato magisterial. Entonces el poder de Ayala chocó con el de "La Maestra", Elba Esther Gordillo.
La gresca se hizo más tensa en el Monumento a la Revolución donde un grupo anunciaría su salida del FSTSE y los gritos y empujones no se hicieron esperar. Por un lado, es escuchaba "¡Charros! ¡Hijos de Elba Esther!'', y por otro "¡rateros!, ¡autoritarios! ¡vendidos!, ¡queremos dinero, no pinches vales de despensa!".
El pleito culminó con la salida de los sindicatos integrantes del Frente de Lucha para la Recuperación y la Dignificación de la FSTSE: SEP, Agricultura, Comunicaciones y Transportes, Sedeso, de Reforma Agraria, de Salud (sección Distrito Federal), de Imcine, de Conade, de Pronósticos para la Asistencia Pública, Controladores de Tráfico Aéreo, Productora Nacional de Semillas, INEGI, Capufe, PGJDF, ALDF, GDF, Sistema de Transporte Colectivo-Metro, Profeco (fracción independiente), Coordinadora Sindical de la Procuraduría Agraria, Sindicato Democrático de Pesca y Sistema de Administración Tributaria.
Francisco Cruz escribió en Los amos de la mafia sindical que fueron Elba Esther Gordillo y Vicente Fox Quesada, con quien se alió “La Maestra”, fueron los responsables de propiciar esta ruptura y salida de estos sindicatos del Frente. Pese a ello, se mantuvo avante con el respaldo del PRI.
En 2006, también se dio otro episodio de tensión cuando Ayala amenazó al Gobierno de Felipe Calderón con organizar un paro nacional si se les negaba su bono y en cambio se otorgaban gratificaciones a 150 mil funcionarios de alto nivel.
Con el regreso del PRI a la Presidencia con Enrique Peña Nieto, Joel Ayala también volvió al Senado. Ya en una época en donde cualquier abuso podía viralizarse, Joel Ayala vivió el escarnio en carne propia cuando días después de su cumpleaños 66, fue captado en su sillón de la Cámara Alta viendo fotos de una celebración en plena sesión legislativa.
No era la primera vez que llamaba la atención por no cumplir con sus funciones. Tiempo atrás, durante el periodo 2006-2009, fue uno de los legisladores que más faltas acumuló, al tiempo que sólo presentó tres iniciativas.
Una fortuna sin explicación
A Joel Ayala se le acusó en más de una ocasión de ser poseedor de una gran riqueza, que algunos medios valuaron en 15 millones de dólares.
"Regentear la FSTSE le ha permitido disponer mensualmente de 2 millones de pesos que reditúa por concepto de cuotas de los afiliados, que se suma a su salario mensual como Senador", escribió sobre Joel Ayala el periodista Francisco Cruz Jiménez, autor de Los amos de la mafia sindical (2013).
Para 2018 se sabía que tenía cinco casas en la capital del país, un penthouse en la colonia Condesa (Ciudad de México), una casa en Acapulco (Guerrero), un departamento en San Diego, California y casas en Tijuana (Baja California) así como un jet privado, autos deportivos y una cuadrilla de ocho caballos pura sangre.
En diciembre de 2003, por ejemplo, en pleno conflicto con la separación del Sindicato de Trabajadores de la Educación, Ayala festejó su cumpleaños en el Farallón del Pedregal, con vista al Océano Pacífico, con la presencia de cientos de invitados. La fiesta fue amenizada por el mariachi de Juan Valentín, quien le cobró 200 mil pesos, y por el maestro Antonio Muñiz, quien le cobró 700 mil pesos por dos horas de show, documentó la periodista María Luisa Vivas.
No obstante, uno de los casos de mayor trascendencia fue cuando se le denunció ante la Procuraduría General de Justicia (PGR) por fraude con créditos hipotecarios.
El periodista Francisco Cruz Jiménez, autor del libro Los amos de la mafia sindical (2013), escribió que desde los primeros meses de 2001, la PGR investigaba a Joel Ayala y a otros dirigentes burócratas —entre ellos Óscar Mario Santos Gómez, del Comité Ejecutivo Nacional, y los chiapanecos Javier Álvarez Ramos y Guillermo López Rodríguez— por presunto fraude con créditos para vivienda. Fueron denunciados por 41 trabajadores de 12 dependencias federales en Chiapas, y finalmente el número de inconformes aumentó a 151 burócratas beneficiados en febrero de 2000 con créditos por 161 mil pesos para vivienda.