RESEÑA ¬ Princesa negra de dos estambres, de vuelta a la literatura de la Revolución

07/02/2025 - 8:01 pm

El estallido de la Revolución Mexicana y el posterior cese al fuego no sólo devino en la instauración de la institucionalidad política, la creación de partidos, la repartición de nuevos poderes y aparición de actores sociales, en el ámbito de la literatura germinó un subgénero, así como una narrativa y temática, con un puñado de obras enfocados en aquel movimiento social-político-económico.  

Ciudad de México, 7 de febrero (SinEmbargo). – A más de cien años, hay obras literarias que la Revolución legó y que se cuentan como indispensables para conocerla y entenderla, como Los de abajo, de Mariano Azuela, La sombra del caudillo y El águila y la serpiente, de Martín Luis Guzmán, La bola, de Emilio Rabasa, Cartucho, de Nellie Campobello,  La muerte de Artemio Cruz, de Carlos Fuentes; o las obras que  forman parte de la postrevolución, de las cuales podría destacar Los recuerdos del porvenir (anclada en la Guerra cristera), de Elena Garro, Pedro Páramo, de Juan Rulfo, La región más transparente, de Carlos Fuentes, Al filo del agua, de Agustín Yáñez, El luto humano, de José Revueltas, entre muchas otras. 

Hallarse con una novela actual que trate sobre este movimiento armado resulta poco usual, aunque existen casos, como Princesa negra de dos estambres, del escritor bengalí Anisuz Zaman.

La historia de esta novela se centra en un triángulo amoroso, María, Librado Jiménez y El Mariachi Los dos primeros se enamoran y tienen una vida que a la postre les generará descendencia. Del tercero, María siempre se sintió atraída y pasará todo el tiempo de la novela pensando si decidió mal o no.  Vista desde ahí, se trata de un romance con el telón de fondo de la Revolución en un pequeño pueblo de Jalisco, Etzatlán, que es para Zaman lo que para Rulfo es Comala, para Márquez, Macondo o para Onetti, Santa María. Esto último cobra especial relevancia debido a que el autor ha sido traductor de esta terna de escritores al bengalí. 

Este amorío (casi shakesperiano) rescata la tradición de un pueblo del occidente mexicano, vista por los ojos de un autor extranjero, quien dedicó tiempo a rescatar historias olvidadas, leyendas, sitios, pasajes de la revolución; si bien es cierto que nada nuevo aporta al imaginario revolucionario, ni desde la ficción ni desde la Historia, sí nos muestra una perspectiva con ojos nuevos, con la frescura (incluso inocencia) de quien observa y conoce por primera vez una parte histórico-geográfica de México.

Respecto al tejido literario, dos son los aspectos destacables de esta obra: por una parte, la polifonía de la novela, pues la narración pasa de la primera persona, contada por María, a la tercera, a la voz omnisciente. Esta novela coral se escribe con tono a veces nostálgico, cuando la protagonista cuenta; a veces violento, cuando la tercera aparece con un filo particular; a la informativa, casi memoriosa, del narrador que todo lo sabe. Estos planos también tienen una ambivalencia: se notan las costuras de la obra, es decir, no siempre se sostiene la fuerza con que se narra, pues la voz de María, la primera persona, es mucho más encantadora que las demás, la otras dan la sensación de menor rigor narrativo. 

 El otro aspecto es más intrincado, es un descubrimiento del lector: María representa la imagen del pueblo, pues siempre está pensando en las dos opciones a las que se enfrenta, Librado o el Mariachi, como el pueblo mexicano que tiene que decidir por tal o cual político, por tal o cual partido; o la de irse de mojado o quedarse en la tierra natal, por poner dos ejemplos. Esa es la cañería de la novela, la historia que no cuenta: la de la decisión social, política, económica, aquella que deja de manifiesto que siempre se tiene que elegir, y muchas veces se decide mal. 

Novela de autorreferencia, Zaman cuenta la anécdota en la que aparece él como un personaje, como otro más de la historia. Princesa negra de dos estambres es la primera novela de Anizus Zaman, quien decidió adoptar el español para contarnos a los mexicanos nuestra propia historia,  para revelarnos nuestro derecho a ser migrantes, para clarificarnos nuestras propias miserias. A veces con un poderío verbal y oral, otras sólo como un paisajista, en otros momentos como un ensayista a medio coser, el autor apuesta por la repetición de ideas, de entornos, incluso de lugares comunes, como la trigonometría amorosa que no resulta bien, o el hombre misterioso y mexicano, o la idea de una revolución que quedó defraudada y defraudó. 

Princesa negra de dos estambres recobra una herida abierta y una historia cerrada.

Mario Alberto Medrano
Narrador, poeta y periodista. Estudió la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la Facultad de Estudios Superiores Acatlán y los Diplomados de Creación Literaria en la Sociedad General de Escritores de México (SOGEM) y en la Escuela Mexicana de Escritores. Fue galardonado en la categoría de poesía en el Concurso Literario sobre la salud y Cultura de la Prevención en 2013, convocado por la Secretaría de Salud. Su poesía formó parte de la antología Después del viento, trece homenajes a Jesús Gardea, orquestada por el Encuentro Nacional de Escritores Jóvenes, en Chihuahua. Ha sido colaborador en medios impresos y digitales como SinEmbargo, Excélsior, Este País, Nexos, Literal Magazine y Periódico de Poesía de la UNAM. Es autor del libro de poesía Nebde (Ediciones del Lirio, 2019).
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