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María Rivera

06/03/2025 - 12:01 am

Defenderse

Ha sido una desgracia histórica para este país, como sabemos, tener de vecinos a Estados Unidos que una vez nos invadió y haber perdido parte de nuestro territorio. Claudia Sheinbaum tiene en sus manos la enorme responsabilidad de evitar que una tragedia similar vuelva a ocurrirnos.

Defenderse.
Claudia Sheinbaum responde a las preguntas de la prensa en la conferencia matutina. Foto: Daniel Augusto, Cuartoscuro

¡Qué semanas, querido lector! Lo que hemos tenido que ver a propósito de la Presidencia de Trump. Es imposible no estar atento a lo que sucede en el mundo, porque el Presidente de los Estados Unidos mantiene al mundo en una constante zozobra. No acababa de humillar públicamente al Presidente Zelensky en una reunión inédita y denigratoria de la investidura presidencial, donde además se mostró como franco aliado de Rusia, cuando ya estaba imponiéndole los aranceles a México, Canadá y China. El comunicado de la Casa Blanca en donde se enuncian los aranceles es demoledor con el Gobierno mexicano, a quien sigue acusando de proteger a los narcotraficantes.

A diferencia de lo que muchos piensan con respecto a la procedencia del Gobierno de la Presidenta Sheinbaum en este trance, a mí me parece que el Gobierno mexicano ha cometido errores estos días de turbulencias. Lo que parecía ser una actitud serena y fuerte por parte de la Presidencia, se ha ido convirtiendo en una actitud de sometimiento antes las amenazas (cumplidas) de Trump.

El Gobierno mexicano decidió plegarse a los mandatos de Trump con tal de evitar la imposición unilateral, arbitraria e ilegal de aranceles a México. Desde aumentar la presencia de la Guardia Nacional en la frontera Norte, hacer operativos contra el narcotráfico, aceptar el trato humillante a los migrantes, hasta la más vergonzosa e ilegal entrega de 29 narcotraficantes mexicanos presos, fuera de toda normativa y violando sus derechos, que los tienen, aunque sean criminales despreciables. Todo esto para complacer a Trump y sin la menor garantía de que sus “negociaciones” fructificarían.

Obviamente, nada de lo que ha hecho el Gobierno mexicano sirvió para detener las amenazas, que finalmente se cumplieron antier. Y digo obviamente porque como escribí la semana pasada, Donald Trump, no está haciendo política exterior, sino política interior. Usa a México y a Canadá en su cruzada populista para asentar la “nueva grandeza” de su país, más proteccionista que nunca, y está determinado a terminar con los lazos comerciales con sus socios en los términos que conocíamos provenientes del T-MEC. Si, además, puede obtener ganancias puras en el camino, lo aprovechará como ha hecho, obligando al Gobierno mexicano a ceder a sus demandas, a cambio de nada.

El Gobierno de México no entendió que las “negociaciones” no existían, y le ha entregado a Estados Unidos botines para que el Presidente estadounidense nos siga humillando y, al mismo tiempo, confirmando que México está totalmente controlado por el crimen organizado, tal cual dijo antier en su mensaje ante el Congreso. Una vergüenza y desgracia total, porque confirma los temores de que Trump está estableciendo un guion que le permita intervenir militarmente en nuestro país.

La Presidenta y su Gabinete creen todavía que México tiene cartas sobre la mesa, y que algo podrá jugar, cuando en realidad México no ha tenido ninguna oportunidad, salvo una: someterse a los designios del Presidente estadounidense e incluso, ayudarlo sin tener conciencia de ello, como ha hecho.

La carta de entregarle a los narcos presos más importantes del país, no hizo otra cosa que convertirse en una herramienta para que Trump hiciera propaganda antimexicana, confirmando la “naturaleza criminal” del país, ante el Congreso estadounidense y millones espectadores en el mundo. Despojarlos discrecionalmente de sus derechos, además, sienta un precedente terrible porque todos los ciudadanos mexicanos tienen derechos, aún los criminales más desalmados y terribles. Si la Ley ya no existe, entonces la justicia tampoco. Y por justicia entiendo que paguen por sus delitos cometidos contra cientos de mexicanos que asesinaron brutalmente ¿las víctimas mexicanas no tenían también derecho a que cumplieran sus condenas? Porque a mí me parece que esos delitos eran mucho más importantes, así como las víctimas mexicanas, que los que les imputan los norteamericanos. La claudicación de la justicia es una noticia trágica.

Pésima jugada, querido lector, ceder por nada. Por la actitud que la Presidenta mostró tras la entrada en vigor de los aranceles, parece que aún no ha entendido lo que realmente está ocurriendo. La decisión de no dar una respuesta rápida, vigorosa y hasta nacionalista de parte de México, como sí lo hizo Canadá, es una muestra de debilidad. Posponer la respuesta hasta el domingo, para anunciarla en una concentración masiva, parece más una estrategia para ganar tiempo en la esperanza de que Trump suavice la medida, suceda un milagro y así evitar así confrontarse con los Estados Unidos. Lo que no está considerando es que Trump no responde a lo que haga el Gobierno mexicano, sino a sus necesidades: su juego estaba y está ya determinado, incluso la parte de suavizar los aranceles. Sabe, y esto es terrible decirlo, que cuenta con la sumisión del Gobierno mexicano, al que puede insultar, difamar, llamarlo de narcogobierno, sin que tenga consecuencia alguna. Es totalmente increíble que Sheinbaum no haya tomado una actitud de defensa de su propio Gobierno.

Habrá quien piense que esto es muy inteligente, querido lector. A mí me parece que es un gran error no defenderse y ponerle un límite real al golpeador del otro lado de la frontera. No se puede alimentar a un monstruo con la esperanza de que no te coma, dice la sabiduría popular. Y eso, justamente, ha hecho la Presidenta Sheinbaum: le ha servido en bandeja de plata el sometimiento que Trump tanto ansía para hacer propaganda de su poder. Pero no solamente: la debilidad mostrada por el gobierno mexicano alimenta también las pretensiones intervencionistas de Estados Unidos. Dejarse someter lentamente, ceder y ceder, lo único que hará es debilitar al país. A tal grado que cuando la Presidenta realmente necesite usar la carta de la soberanía nacional no sólo no la creerán nuestros vecinos, sino incluso los propios mexicanos. Su política es, incluso, contraproducente.

Si la Presidenta de México cree que somos incapaces de defendernos de las ambiciones y amagos de Donald Trump, quiero decir, realmente, con acciones al nivel de las agresiones, no con discursos huecos, sería mejor que nos lo dijera, así, abiertamente.

Ha sido una desgracia histórica para este país, como sabemos, tener de vecinos a Estados Unidos que una vez nos invadió y haber perdido parte de nuestro territorio. Claudia Sheinbaum tiene en sus manos la enorme responsabilidad de evitar que una tragedia similar vuelva a ocurrirnos. Su patriotismo no se confirma en ceder todo ante Trump, ni en dejarse humillar, ni con discursos encendidos en el Zócalo para tratar de evitar lo que es, a todas luces, inevitable. Sino en defender a nuestro país a pesar de ello, enfrentarlo. De otra manera, México perderá no sólo lo que se avizora ya como una gran pérdida económica, sino algo mucho más vital y necesario en los años por venir: la dignidad.

María Rivera
María Rivera es poeta, ensayista, cocinera, polemista. Nació en la ciudad de México, en los años setenta, todavía bajo la dictadura perfecta. Defiende la causa feminista, la pacificación, y la libertad. También es promotora y maestra de poesía. Es autora de los libros de poesía Traslación de dominio (FETA 2000) Hay batallas (Joaquín Mortiz, 2005), Los muertos (Calygramma, 2011) Casa de los Heridos (Parentalia, 2017). Obtuvo en 2005 el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes.

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