Alejandro De la Garza
08/03/2025 - 12:02 am
La prensa y los medios ante el caos de Trump
Los columnistas corren de un lado a otro sin dar pie con bola y, antes de darse cuenta, el locuaz mandatario ya cambió la jugada y terminaron en ascuas con sus informaciones y opiniones rebasadas por los hechos.
El sino del escorpión ha atestiguado como divertimento el comportamiento caótico de la prensa y los medios de comunicación en México ante el provocador y asimismo caótico proceder del Presidente de Estados Unidos. Los columnistas corren de un lado a otro sin dar pie con bola y, antes de darse cuenta, el locuaz mandatario ya cambió la jugada y terminaron en ascuas con sus informaciones y opiniones rebasadas por los hechos. No han faltado quienes llaman a la hombría patriotera y nacionalista para defender a México (ajúa), así como otros llaman a tomar ventaja de la trastabillante pero siempre hostil actitud de Trump para golpear al Gobierno de Sheinbaum y la 4T.
En otro rango de padecimientos mentales (y por cortesía del tiktokero saltillense Héctor Julián Linares), el alacrán ha observado también, sin poder evitar la carcajada, el acontecer del “Asilo Alazraki”, donde la enfermera (community manager, le dicen los pacientes), intenta controlar con ansiolíticos disfrazados de yogurt con papaya al vociferante conjunto de senectos gagás, hipertensos y taquicárdicos, que ahí se reúnen para mentarle la madre a “la dictadura morenista”. Desde un cuarto acolchado anexo (a él le dicen que está transmitiendo desde Houston), Pedro Ferriz muestra también sus exabruptos antiClaudia.
A los medios estadounidenses tampoco les ha ido bien. Mientras aquél memorable y hollywoodense Washington Post —revelador del complot Watergate—, fenece hoy en manos del billonario y trumpista dueño de Amazon, Jeff Bezos, The New York Times sigue la corriente de cuestionar de forma hiper cuidadosa al Gobierno de Trump (no vaya a ser que se enoje), mientras golpea a la primera y a la segunda oportunidad al Gobierno y las políticas de Sheinbaum (recuérdense sus guangos reportajes sobre laboratorios de fentanilo en Culiacán y sobre estudiantes de química jugando a cocinar fentanilo al estilo Breaking Bad). “¿Saben de quién es el NYT?”, insiste en preguntar el socarrón de Trump: “un buen porcentaje de acciones pertenecen a Carlos Slim”, le responden.
En tanto, la muy tradicional AP (Associated Press) es vetada de las conferencias de prensa de la Casa Blanca por no reconocer “oficialmente” que el Golfo de México se llama ahora Golfo de América, como dispuso Trump. La prensa convencional también la está pasando mal en las conferencias trumpianas (¿tumpistas, trumpeteras?) y ha sido poco a poco desplazada para dar lugar a plataformas informativas de la derecha radical como Breit Bar News Network (del fascista y sencillito Steve Bannon) y Real America’s Voice, cuyo representante, Brian Glenn, fue quien hizo gala de estupidez al cuestionar al inefable Presidente de Ucrania, Volodímir Zelensky, sobre por qué no usaba traje en la Oficina Oval. A ojos del escorpión, Zelensky es un comediante menor que negoció la guerra para su beneficio y el de Estados Unidos, pero ahora que le dieron una patada y lo echaron de la Casa Blanca, corrió a refugiarse en una Unión Europea indecisa sobre si todavía conforma la OTAN, si ésta dejará de existir, o incluso sobre cómo enfrentar el desahucio en el que los ha dejado su aliado y sugar daddy histórico y profesional desde el final de la Segunda Guerra.
Francia, atorada con un Macron que no resuelve ni la migración ni la corrupción en Francia y que apenas y mañosamente pudo librar una elección que lo hubiera marginado del poder. ¿Cuánto más durará el mandatario galo? (el escorpión siempre quiso referirse así a Emmanuel. Oh la la). Alemania, a punto de caer en manos de la extrema derecha, sin opciones ni salida, aún tan ofuscada por el holocausto judío que es incapaz de ver el holocausto palestino que hoy está apoyando con armas letales. Italia, asentada con una Giorgia Meloni que medio coquetea con Trump, pero cuya economía interna parece tan congelada como la duda de aceptar o rechazar la migración.
El sainete de los aranceles ha sido un capítulo estelar de esta fatal comedia de la guerra comercial. Y las respuestas de la prensa mexicana han sido igual de guiñolescas. El venenoso ha visto a expertos en materia electoral, judicial, aeroportuaria, ferrocarrilera, criminal y hasta en manufactura de cristal, metanfetaminas y fentanilo, mutarse profesionalmente en expertos en aranceles. Ahora sopesan pros y contras, evalúan, meditan revisan las bolsas y sus estadísticas, los productos de exportación, las partes automotrices, hasta los microchips, todo para advertirnos que quién chingaos sabe qué va a pasar...
El alacrán vislumbra el caos que ha generado Trump barrunta el que viene, sabe que es su instrumento, su herramienta para mostrar que el neoimperialismo es la fase superior del (muy fresa) neoliberalismo, que sólo incrementó la pobreza, pero no acabó con los pobres, como ahora quiere Trump. Arrasemos Gaza, compremos el canal de Panamá vía BlackRock, la temible agencia de agentes, sicarios y espías internacionales que sale en todas las series de Netflix. Anexemos Canadá y apoderémonos de Groenlandia. ¿Quién va a hacer algo? ¿Quién tiene capacidad y poder de respuesta? El objetivo es remodelar el sistema económico y el orden mundial existente ni siquiera en beneficio de Estados Unidos como tal, sino en beneficio de las élites que lo manejan: los billonarios tecno-feudales amigos de Trump, de los representantes Republicanos y Demócratas que están ahí por el dinero que los llevó al poder y por los cabilderos que mantienen sus lujosas vidas (¿hay un Congreso más corrupto en el mundo que el de Estados Unidos?).
Como decía Lennon: “El sueño (americano) ha terminado”. ¿Existió alguna vez, insiste el escorpión, o sólo estuvo en las películas y las canciones?
@Aladelagarza
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