El Gobierno federal está acelerando el Plan México 2024-2030 y uno de los objetivos es fortalecer la soberanía alimentaria para, por un lado, disminuir nuestra dependencia a productos no saludables provenientes del extranjero y, por otro lado, fortalecer a la producción y consumo local de frutas, verduras y hortalizas.
Ciudad de México, 5 julio (SinEmbargo).– Juan Ignacio trabajaba a ras de tierra los cultivos de romerito en el núcleo ejidal de San Andrés Mixquic,Tláhuac, la zona con mayor producción de hortalizas al sur de la Ciudad de México. Eran finales de marzo.
Se incorporó, se sacudió, se quitó la sudadera con gorro que lo protege de los rayos solares del mediodía y mostró una playera guinda con una imagen con sombrero y la leyenda: “Viva México”. Su diente dorado brilló cuando se sonrió.
Juan Ignacio contó que se la regalaron durante las fiestas patrias del pueblo en septiembre pasado. Se subió en la parte trasera de su camioneta para conversar sobre lo que el mundo ha hablado durante esta primera mitad del año: Donald Trump y sus constantes amenazas arancelarias. Pero también habló sobre el programa gubernamental “Hecho en México” para impulsar la producción nacional.
Juan Ignacio, productor de hortalizas en Mixquic, Tláhuac, sentado en su camioneta estacionada en una parcela de cultivo de romeritos. Foto: Ana de la Torre, SinEmbargo.
El campo mexicano ha sido maltratado por el libre comercio en las últimas tres décadas, lo que ha derivado en precariedad laboral y bajo interés de jóvenes para laborar en el sector. Pero el proceso de desglobalización al que Trump ha orillado a los países tiene oportunidades para el sector agrícola nacional.
Antes de que se revise el T-MEC el próximo año, el Gobierno federal está acelerando el Plan México 2024-2030 y uno de los objetivos es fortalecer la soberanía alimentaria para, por un lado, disminuir nuestra dependencia a productos no saludables provenientes del extranjero y, por otro lado, fortalecer a la producción y consumo local de frutas, verduras y hortalizas, como las sembradas en Mixquic y distribuidas en la Central de Abastos, y tianguis de la zona.
“Nosotros como agricultores a la hora de sembrar una planta lo estamos haciendo con amor y, al amar la tierra, amamos a México, y yo creo que es el momento… no en este momento, siempre debe de ser que nosotros como mexicanos debemos amar profundamente a México comprando la artesanía que hay en México, los productos que produce México y que yo considero que no está en mal estándares, lo mejor que hay, y hasta está reconocido a nivel mundial: como mexicanos somos los que aguantamos más horas trabajando”, dijo Juan Ignacio portando su playera con la leyenda “Viva México”.
Predio de romeritos en Mixquic. Foto: Ana de la Torre, SinEmbargo.
Sin embargo, aseguró quien lleva 35 años como productor agrícola, el principal enemigo del campo no está en la Casa Blanca, sino que es el clima; las heladas, las lluvias, el granizo, la sequía que les arrebata la cosecha y que cada vez se intensifican más por la crisis climática. En ocasiones, deben vender su ganado o endeudarse para recuperarse.
“Yo tengo una edad de 50 años y tengo 35 años como productor. Yo creo que el mayor enemigo que he tenido es el clima, y yo creo que para todos los campesinos es el número uno nuestro enemigo. Pues porque el clima, en cuanto a la planta, si es exceso de agua pues también igual la planta no lo puede transformar, no lo digiere, y si es exceso de calor, pues también la planta no puede procesar toda esa energía que tiene. Y pues el granizo pues también igual es como una llaga, una herida que le hicieran a una planta y para recuperar o sacar de ahí una planta nos cuesta mucho y debemos de saber bien fertilizar, qué principios químicos debemos de utilizar, si no sabemos química no sabemos fertilizar (...) El clima está cambiando drásticamente, anteriormente había sequías, granizadas y heladas, pero no tan fuertes como hoy son y esperemos que sigamos siendo fuertes ante esas adversidades climáticas”, dijo Juan Ignacio.
Canal de riego en ejido de Mixquic, Tláhuac. Foto: Ana de la Torre, SinEmbargo.
En octubre de 2024, las fuertes lluvias inundaron diversos sembradíos de hortalizas de Mixquic, los cuales se comercializan principalmente en la Central de Abastos de la capital mexicana. En vísperas de las ventas de romeritos en época navideña, el Gobierno de la Ciudad de México les dio apoyos económicos. Pero a inicios de 2025 todavía había tierras que no se han podido recuperar después de introducirles abonos verdes como estiércoles para regenerar la fauna benéfica en los suelos.
“Todo el tiempo tenemos una gran variedad de espinaca, romeros, brócoli y cilantros a lo largo del año, y lo distribuimos en la Central de Abastos. Yo creo que ahí realmente se ve reflejado nuestro éxito como agricultores, porque ahí es donde lo somos todo o lo somos nada, es la finalización de nuestro producto, de nuestro cultivo, de nuestro esfuerzo como productores”, compartió sobre la jornada laboral en el ejido.
Cómo consumir nuestros productos
En la misma tabla de siembra de romerito en Mixquic, su hermano Salvador Núñez se acercó a la plática. Consideró importante difundir sobre los productos agrícolas que se cultivan en México para, dijo, mejorar la alimentación de los mexicanos, mejorar la salud y mejorar los ingresos de los campesinos que compiten frente a gigantes como Walmart y otras cadenas trasnacionales que les compran a un bajo precio los kilos de hortalizas y los venden en sus estantes a un mayor costo.
“Nosotros principalmente tenemos dos mercados, uno que es el mayoritario en la Central de Abastos y el otro es el local aquí en San Andrés Mixquic y los mercados más cercanos a la Ciudad de México. Día a día nos encontramos con los altos precios de fertilizantes, las gasolinas, la baja difusión en la cadena alimenticia, el bajo consumo de nuestros productos y la sobreproducción… A nosotros como sociedad mexicana nos hace (falta) una enseñanza cultural de cómo consumir nuestros productos, principalmente las hortalizas. Si nosotros creamos una sociedad mejor alimentada, va a ser una sociedad menos enfermiza, cuál, siempre consume productos chatarra cuando la hortaliza es al 100”, aseguró.
–¿Qué beneficios tiene la hortaliza frente a los productos que nos venden, por ejemplo, en un OXXO?– se le cuestionó a Salvador, quien lleva más de tres décadas siendo productor de hortalizas como espinaca, brócoli, romerito...
–Ah no, esas son las cadenas que nos ponen obstáculos como productores. Las cadenas como Walmart, Aurrerá, les ponen un precio elevado, cuando a nosotros nos los compran a precios bajos.
–O sea, la ganancia es para ellos, ¿y ustedes?
–Sí, si te lo compran a cuatro, ellos lo dan a 20. Cuatro pesos un kilo de romero cuando ellos lo están dando en 20 pesos.
Salvador, productor de hortalizas en el ejido Mixquic, Tláhuac. Foto: Ana de la Torre, SinEmbargo.
Asimismo, parado cerca del canal de agua tratada para el riego, Salvador destacó que la producción de hortalizas en Mixquic es orgánica/agroecológica, lo que beneficia al consumidor final al no exponerlo a los riesgos que implican los agrotóxicos, algunos de ellos potencialmente cancerígenos.
“El que tú produzcas un producto que sea orgánico, lejos de plaguicidas, honguicidas, va a ser una hortaliza sana, en la cual va a tener una aceptación en el público, que vaya más limpia de plaguicidas”, afirmó.
–Para quienes compramos en Walmart, ¿qué recomendación nos da como productor para alimentarnos mejor?
–No consumirlos, no consumirlos porque un producto en el stand se ve grande, bonito, pero está más bombardeado con plaguicidas y fungicidas que el que usted consuma en un mercado local, con lo cual nos favorecería si nos consumiera directamente a nosotros en los mercados.
Agustín y su hijo riegan el cultivo de verdolagas. Foto: Ana de la Torre, SinEmbargo
En el ejido de Mixquic la mayoría de los campesinos son adultos o adultos mayores. Salvador lamenta que algunos jóvenes del pueblo ya no quieran dedicarse al campo y solo están “en el internet” o trabajando en las mototaxis características de la Alcaldía Tláhuac. La situación se repite en parcelas de otros estados, donde los jóvenes migran a la ciudad, a Estados Unidos o son cooptados por el narcotráfico.
No obstante, a unos metros, Agustín Quintana también laboraba con su joven hijo. Ambos estaban aprovechando el agua tratada que es bombeada del canal para regar el cultivo de verdolagas.
Tras más de cuatro décadas como productor agrícola, compartió que trabajar todo el día en el campo implica mucho esfuerzo, incluso pasar todo el día sin comer si así lo amerita la jornada o andar correteando a las autoridades para que los apoyen con las herramientas como la bomba de agua o el desazolve.
Agustín, productor de Mixquic. Foto: Ana de la Torre, SinEmbargo.
“Aquí qué les puedo decir, aquí es muy sufrido en veces, muy complicado para nosotros porque hay veces que por los climas, por el tiempo más que nada, hay muchos obstáculos de repente. En tiempo de lluvias hay veces que llueve temprano y no podemos trabajar, solo lo que nos deje el clima. Ahorita sufre uno de las temperaturas, del calor que está muy fuerte, pero pues aún así trabajamos todo el día. Cuando nos cae la granizada hace unos seis años, acabó con toda la producción; ya no se recupera, solamente nos dio un apoyo la Alcaldía y la Corenadr, pero eso ya no se recupera”, planteó.
Parado a unos metros del cultivo de brócoli y mientras otro compañero araba la tierra en un tractor, Salvador dimensionó lo desproporcionada que es la inversión en una siembra respecto a lo que las trasnacionales les pagan por un bulto y que luego revenden en sus tiendas a un mayor costo.
“Para sembrar una hectárea de brócoli se necesita más de 40-50 mil pesos, porque tan solo la semilla una libra nos vale 16, 17 mil pesos dependiendo la marca. Hay veces que nosotros recuperamos lo que invertimos, una parte nada más, sí nos toca ganar, pero las otras personas (cadenas trasnacionales) tienen más ganancias que nosotros, por ejemplo, las tiendas comerciales cómo se va uno a comparar con ellos. Cuando vienen a cargar las tiendas, te lo pagan a un precio, vamos a suponer ahorita está un bulto (de 4 kilos de romero) a 150-250 pesos, te lo vienen pagando como cuatro pesos el kilo, cinco pesos el kilo y ya ellos lo revenden a 15, 20 pesos; ellos obtienen más ganancia que uno”, afirmó riéndose.
Un productor en una parcela del ejido en Mixquic, Tláhuac. Foto: Ana de la Torre, SinEmbargo.
Por ello Agustín se unió al llamado de consumir directo a los productores en los tianguis y central de abasto porque, reiteró, el trabajo en el campo es muy sufrido y mal pagado.
“Que nos echaran la mano para consumirlo porque aquí el trabajo del campo es muy sufrido y no se sabe cuánto trabajo se lleva, con cuánto sacrificio lo hace uno para poder llevarlo hacia su mesa. Aquí el sacrificio que tenemos son desveladas, cansancio, a veces que no comemos, desayunamos ya bien tarde, que comemos bien noche, todo eso a la larga nos da menos rendimiento aquí para trabajar”, comentó.
Mujeres en el campo
Al ser San Andrés Mixquic un ejido, cuentan con autoridades ejidales. Por primera vez, desde el 9 de febrero, una mujer fue electa como la presidenta ejidal de este poblado de Tláhuac. Se llama Angélica Arantes Suárez y sus labores son –en coordinación con el gobierno local– garantizar que las herramientas como los tractores sean funcionales, reparar fugas en los riegos, entre otras actividades.
“El tema de las mujeres en el campo es muy importante, aunque anteriormente no teníamos la oportunidad de expresarnos, siempre hemos acompañado a los compañeros agricultores, ejidatarios. Ahorita las autoridades han volteado a ver más a la mujer y esto es importante porque andar deshierbando, apoyar a los compañeros a regar, a sacar plántula, hacer un almácigo, en esas actividades las mujeres hemos destacado; el trabajo en el campo es todos los días”, dijo.
Angélica, presidenta ejidal de Mixquic. Foto: Ana de la Torre, SinEmbargo
Pese a los obstáculos por el retraso de las lluvias o el exceso de las lluvias, Angélica mencionó que en Mixquic producen sin fertilizantes ni otros químicos nocivos para la salud, por lo que los ciudadanos pueden acceder a productos orgánicos en los tianguis de la zona.
“Hace unos 40, 50 años atrás, había un lugar que nosotros le llamábamos El Torito, donde todos los agricultores llegaban con sus hortalizas y ahí mismo llegaban vecinos de otros pueblos como Milpa Alta y Xochimilco para hacer el intercambio de hortalizas, y se hacía la compra. Al día de hoy tenemos un tianguis donde llegan los productores porque hay quienes tienen siembra masiva y otros que es de menor cantidad. Los que tienen en menor cantidad llegan a ese tianguis a vender sus productos, sin intermediarios. En el centro del pueblo de Mixquic, se reúnen las esposas de los productores y en ese tema las mujeres desempeñamos también un papel muy importante en la parte de comercialización”, dijo la presidenta ejidal de Mixquic, la zona de mayor producción agrícola de la capital del país.
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