Un video difundido recientemente en redes sociales muestra a un hombre mayor que persigue y sujeta por la fuerza a una estudiante de secundaria. El hecho es un reflejo más de la violencia a la que están expuestas las menores de edad en México.
Ciudad de México, 18 de abril (SinEmbargo).- Este video seguro que le ha desbloqueado recuerdos, recuerdos dolorosos y sensaciones que nunca debieron formar parte de su infancia o adolescencia. Hace unos días se hizo viral este video, donde pudo ser captado por las cámaras de vigilancia de una casa, un hombre mayor, quizá cercano a la tercera edad, persiguiendo a una niña de secundaria.
El hombre acelera el paso hasta alcanzar, ella va de la manera más tranquila caminando por la banqueta, vestida con su uniforme de secundaria, hasta que él llega y la abraza. La niña se suelta, pero él continúa persiguiéndola.
En México, por mucho, la mayor parte de las víctimas de violencia sexual son las niñas, adolescentes y mujeres. Sea contra quien sea, las agresiones sexuales existen y no deberían pasar. Sin embargo, siguen siendo las mujeres las principales víctimas. En el caso de la población de entre uno y 17 años de edad, el 93 por ciento de las víctimas son niñas y adolescentes, de acuerdo con la Secretaría de Salud.
Y el principal sitio en que ocurren las agresiones sexuales son en la vivienda, el 75 por ciento de los casos pasaron dentro de las casas familiares, según la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim).
Sin embargo, el segundo lugar con más casos de violencia sexual contra las niñas y las adolescentes es la vía pública. Les propongo un ejercicio, pregúntenle a mujeres cercanas si han vivido algún tipo de agresión sexual en la calle, el transporte público, un parque, un establecimiento público, desde lo que se había normalizado como “piropo”, hasta agresiones físicas. Porque, lo más alarmante es que, por mucho tiempo, y todavía, es como si esas violencias fueran parte inevitable del crecimiento de las niñas, como si las adolescentes tuvieran que aprender desde temprano a cuidarse solas, a “no provocar”, a bajar la mirada.
Y mientras a las mujeres se nos enseña a cuidarnos, a los hombres difícilmente se les enseña a no agredir. Afortunadamente en el caso de esta niña hubo personas que la auxiliaron, vemos que un hombre en un auto alcanza a observar lo que ocurre, se estaciona y sale rápidamente del vehículo para ayudarla.
La intervención comunitaria es muy importante: llamar al 911; proteger de inmediato a la víctima; sólo si es seguro, confrontar al agresor o distraerlo; si el caso avanza judicialmente, ofrecer testimonio. No basta con indignarse. También toca actuar.
Pero bueno, pese a esto que observamos sigue habiendo gente así: hombres que se sienten con derecho sobre los cuerpos de las niñas y personas que todavía dicen: “exageras”, “no era para tanto”, “es por cómo iba vestida”.