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Tomás Calvillo Unna

23/04/2025 - 12:04 am

El náufrago del sueño

Desideologizar la política exterior enriquecerá la presencia de nuestro país en la arena internacional. Hay espacio y tiempo para retornar al lugar que le corresponde a nuestra Nación como puente civilizatorio entre el Norte y el Sur del continente, y entre los océanos Atlántico y Pacífico.

El náufrago del sueño.
“El espejo de los sueños”. Pintura: Tomás Calvillo Unna

I

Con el dolor en los hombros

y una suerte de resaca ajena

cada madrugada resiste

la travesía nocturna

sin rumbo alguno.

Islas de fatiga en el áspero paisaje,

vendavales y dolores ajenos y abruptos;

inciensos de mutilados recuerdos,

escenas de abandonadas memorias.

El vértigo del precipicio;

rápidos de los segundos

sin salidas de emergencia

en la onírica espiral de los salvavidas.

II

La extrañeza mayor de los allegados,

oculta en los surcos de las horas íntimas.

Una ingeniería propia e ignorada

de azoros, temores, apegos;

la peculiar atmósfera familiar invertida.

Pozos de imágenes del espejo de un yo

extranjero de sí mismo

en su nocturno tránsito

a las cascadas del amanecer.

III

El eco de las voces silenciadas,

entre las siluetas de una tripulación

cuyos rostros familiares se rebelan ajenos

en la suspicacia de su vacua plasticidad.

La carencia corpórea de la imagen,

huellas de huidizas almas,

caretas de instantes,

reticencia...

IV

Los residuos de gestos que deambulan

desde la proa nocturna,

entre argumentos

y profecías a medias;

embriaguez de la divagación

uniformada de rutina.

V

El tiempo de los cielos:

extraviadas huellas,

del hoy que juega a ser eterno

en su hipnótico deambular.

La lectura de las estrellas,

sus rutas,

el vaivén de las olas;

la descarnación advertida

del teatro de sombras.

VI

Graznar de las aves

posadas en las frágiles ramas

a orillas de un día más;

en la montaña de arrecifes.

La nave varada

desde el inicio de los tiempos,

en el rojo mar de los corales.

VII

Los pasillos convertidos

en laderas de un pestañear.

Mágico tronar de los dedos;

infancia de anhelos impregnada

tras la bruma de los años.

Y el viento de nubes y velas

de cada amanecer y atardecer;

la perfección aritmética

sumar y restar;

el sempiterno balance

que el sueño pretende sacudir,

al borrar en la pizarra

las escenas originales.

VIII

La mar en su nocturno poder

de reunirnos en las primeras horas

Las cortinas se corren

para abrazar la luz,

al sabernos migrantes

del planeta azul y su fiel luna:

la solitaria barca

que se aproxima

al malecón de nuestro despertar.

IX

La copa dorada del sol

en nuestras manos,

la sal en los labios.

X

Cuál es el olvido

que nos trajo hasta aquí.

Rendija:

1. Saber quién es el actor social estratégico que construye el Estado Nación en las regiones, desde mediados del siglo XIX hasta el presente, nos permite conocer el estado de salud de la Republica misma hoy en día. Desde terratenientes, hasta campesinos, obreros, clases medias y grupos empresariales, a lo largo de las décadas, se han intercalado para ser los dínamos de la cohesión nacional articulando las regiones con el centro de gravedad del país; ilustrado por la capital de la CDMX, nuestro vórtice histórico. Ese proceso, ha ido a la par, con los cambios globales. La pregunta hoy en día es: ¿Quiénes son esos actores sociales a lo largo y ancho del país, que definen la calidad y el rostro mismo de nuestro sistema político y su estado de salud, valga la expresión? Ciertamente, la respuesta nos advierte de la condición de emergencia, por la que atraviesa la sociedad nacional, y obliga a replantear una profunda estrategia política, que evite un colapso mayor; permitiendo recuperar el mínimo de sanidad pública necesaria, al impedir que el temor y la violencia sean el grillete que nos impide caminar por la senda de la paz y la justicia, los verdaderos aliados de la prosperidad. Jugar a la gallina ciega es ya un asunto enfermizo y criminal, que la clase política no puede ya continuar.

2. Desideologizar la política exterior enriquecerá la presencia de nuestro país en la arena internacional. Hay espacio y tiempo para retornar al lugar que le corresponde a nuestra Nación como puente civilizatorio entre el Norte y el Sur del continente, y entre los océanos Atlántico y Pacífico: los 4 rumbos de una geografía histórica que es destino y apuntala la vocación de su dinámica mediadora en el campo diplomático.

Para los lamentables eventos de un pasado reciente, se requiere del ejemplo de la generosidad que exige un presente dinámico, con sentido humano libertario ante la lápida de una memoria de lo inmediato, que asfixia en su cerrada retórica el mañana promisorio. Encontrar la sabiduría de la mutua reposición.

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