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Alejandro De la Garza

03/05/2025 - 12:02 am

Los trabajadores de la Santa Cruz

Desde la falta de seguridad hasta salarios insuficientes, las dificultades que atraviesan estos trabajadores reflejan una problemática arraigada en la estructura laboral del país.

Los trabajadores de la Santa Cruz
Trabajadores de la construcción durante la celebración del Día de la Santa Cruz. Foto: Michael Balam, Cuartoscuro

El sino del escorpión los encuentra todos los días: a las seis de la mañana en el transporte público, en las cocinas económicas, el quiosco o el mercado de la localidad, al caminar por el empedrado y las estrechas banquetas, al regresar al anochecer a sus viviendas, en las tiendas de conveniencia donde se detienen a comprar cerveza, e incluso en el rudo y trasnochado bar de trabajadores de este pueblo nayarita de Bahía de Banderas, donde siempre destacan por su cascos y chalecos coloridos, por su afán gregario y compañerismo. Son los trabajadores de la construcción que laboran levantando hoteles fastuosos y condominios de lujo para turistas desde Puerto Vallarta y Nuevo Nayarit hasta Punta Mita y otros poblados más al norte como San Blas o en Mazatlán, ya en el vecino estado de Sinaloa.

En el Día de la Santa Cruz, estos hombres, jóvenes en su mayoría, celebran a todo vapor su vida de trabajo con una comilona suculenta preparada en las mismas construcciones donde laboran. Mientras corre la cerveza, los mayores escuchan corridos tradicionales, los jóvenes cantan corridos tumbados y otros pocos escuchan rap de Santa Fe Klan o Los Alzada. Estos trabajadores son responsables de levantar los resorts de lujo, diseñar espacios atractivos para los visitantes y garantizar que las instalaciones sean seguras y funcionales, mientras ellos se hacinan en poblados lejanos a la playa con apenas lo necesario, en cuartos pequeños o en locales grandes donde pueden dormir hasta una docena. Si tienen suerte, se alojan en casas rentadas por las compañías constructoras para albergar a sus trabajadores.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en 2023 la industria de la construcción empleó aproximadamente 5.8 millones de personas, lo que representa alrededor del 10 por ciento de la fuerza laboral del país, y, aunque la industria ha crecido en proyectos de vivienda, carreteras y obras públicas, la mayoría de los trabajadores enfrentan la informalidad laboral. Se estima que seis de cada 10 empleados en la construcción carecen de contratos formales y acceso a seguridad social o prestaciones como seguro médico y pensiones.

Son trabajadores sujetos también a la migración laboral interna del país, lo que lleva a la fragmentación de las familias. Muchos trabajadores viajan a estados donde se desarrollan los mayores proyectos constructivos, como al sureste para la construcción del Tren Maya, la Refinería de Dos Bocas, el Corredor Interoceánico, o bien a Monterrey, Guadalajara o Ciudad de México. Muchos otros se desplazan a zonas turísticas donde la construcción nunca se detiene, de Cancún a Huatulco y de ahí a Puerto Vallarta, Bahía de Banderas y hasta Mazatlán, en Sinaloa, o Puerto Peñasco en Sonora, mientras otros tantos se embarcan hacia Los Cabos y La Paz en Baja California Sur.

El alacrán los observa en el crepúsculo, cuando llegan de trabajar y salen sin camisa a sentarse en los portales a beber una cerveza y a platicar por teléfono con sus familias, sus hijos, sus esposas o sus madres. Hay pocas mujeres en este ejército de trabajadores de la construcción, pero ya las hay. En 2023, la industria de la construcción en México contribuyó con aproximadamente el seis por ciento del PIB nacional, según datos de Statista, con un producto interno bruto del sector arriba de los 1.5 billones de pesos mexicanos.

La construcción es entonces un motor clave para el desarrollo urbano, la infraestructura y la generación de empleo en México. Los trabajadores de este sector se dividen en tres categorías principales: los obreros no calificados, que representan la mayoría y realizan trabajos manuales como carga de materiales o excavación. Los técnicos y especialistas, donde se incluyen albañiles, electricistas, plomeros y otros oficios con formación empírica o técnica. Y los profesionales, es decir ingenieros, arquitectos y supervisores con educación formal.

Sin embargo, detrás de los grandes edificios y obras de infraestructura, los trabajadores de la construcción enfrentan condiciones laborales que, en muchos casos, son difíciles y precarias. Desde la falta de seguridad hasta salarios insuficientes, las dificultades que atraviesan estos trabajadores reflejan una problemática arraigada en la estructura laboral del país. Uno de los principales problemas que enfrentan es la precariedad salarial. A menudo, los salarios se encuentran en niveles bajos, lo que dificulta el acceso a una vida digna para quienes dependen de esta actividad. En muchas ocasiones son contratados de manera informal, lo que impide el acceso a prestaciones como seguro social, aguinaldo o vacaciones pagadas.

Además, el sector de la construcción es uno de los más peligrosos por la naturaleza de las actividades que exige. Los trabajadores están expuestos a riesgos como caídas, golpes con herramientas pesadas, electrocuciones y otros accidentes que pueden resultar en lesiones graves o fatales. A pesar de que existen regulaciones de seguridad, muchas empresas no cumplen con las normativas, lo que pone en peligro la integridad de los empleados. Y hay que ver el esfuerzo de estos trabajadores bajo el sol de las dos de la tarde a orillas de la playa construyendo un hotel en Bahía de Banderas.

De acuerdo con el Inegi, la informalidad laboral es clave en esta problemática. Un gran número de trabajadores no firma contratos, lo que los deja en una situación vulnerable ante despidos injustificados o falta de pagos. La falta de estabilidad laboral les impide que puedan planificar su futuro y acceder a mejores oportunidades. Viven al día, trabajando de sol a sol, en condiciones harto difíciles y con salarios bajos. “Los trabajadores de la construcción mexicanos son de los mejores del mundo”, le gustaba decir al expresidente López Obrador, y de los peor pagados, se podría añadir.

Este sábado festejan su día, el día de los trabajadores de la construcción, el Día de la Santa Cruz. El escorpión los observa beber cerveza, reír a carcajadas y cantar corridos o cumbias para conmemorar la fuerza inagotable que los impulsa.

@Aladelagarza

Alejandro De la Garza
Alejandro de la Garza. Periodista cultural, crítico literario y escritor. Autor del libro Espejo de agua. Ensayos de literatura mexicana (Cal y Arena, 2011). Desde los años ochenta ha escrito ensayos de crítica literaria y cultural en revistas (La Cultura en México, Nexos, Replicante) y en los suplementos culturales de los principales diarios (La Jornada, El Nacional, El Universal, Milenio, La Razón). En el suplemento El Cultural de La Razón publicó durante seis años la columna semanal de crítica cultural “El sino del escorpión”. A partir de mayo de 2021 esta columna es publicada por Sinembargo.mx

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