Tomás Calvillo Unna
07/05/2025 - 12:04 am
El hueco de la luz en el túnel del ser
¡Estamos hasta la madre! dijo hace 14 años Javier Sicilia, su eco resuena hoy, con mayor fuerza en el coraje de las madres buscadoras que nos advierten que no hay mañana para la Nación, SI NO SALDAMOS esa cuenta pendiente del hondo dolor de los seres queridos desaparecidos.
En memoria de Conchita Calvillo de Nava que a sus 105 años decidió partir (7 de mayo de 2023), le dolía el país de sus últimos días.
A manera de epígrafe:
En los primeros minutos del amanecer, se escucha su máquina de escribir: aquellas páginas, tal vez poemas, se extraviaron. La generosidad de Rosario Castellanos, con el paso de los años perdura en la memoria de su residencia en Hersliya Pituaj, cuando escuchó ¡Gracias, ojalá todos los embajadores fueran así! y sonrió al responder ¡entonces serían embajadoras…!
Su último libro publicado en vida: Poesía no eres tú, editado por el FCE, subrayaba desde el título mismo su honestidad intelectual y afectiva a toda prueba.
I
Es un vértigo,
por eso andamos así,
y la política
es sólo la punta del iceberg.
Nuestras sombras se adelantaron
y nos sorprenden,
no hay nada atrás.
Estamos solos también en el mañana;
el ayer se fugó,
nosotros nos fugamos.
El desamparo es esta ausencia;
las huellas borradas,
algunas persisten
son irreconocibles;
las rodillas raspadas
de la olvidada plegaria.
II
Henos aquí,
al reconocer lo extraordinario
a pesar del peso
que cae sobre las ciudades;
las familias resisten
al anudar los últimos afectos.
Las separaciones son tantas
que ya no se cuentan.
El mural del abrazo
que cada quien lleva tatuado
en los hombros y brazos
de la madrugada,
perdura.
III
Se despliega la luz
al esculpir la visión;
imponderables tareas
que nos habitan.
Minúsculas orfebrerías
de las primeras horas;
el constante tejido de los nombres,
sus vibraciones que reverberan
en la aparición de la conciencia compartida.
Las raíces que apuntan
hacia las montañas y los cielos,
el árbol impregnado de conjuros
en cada rama de sus hojas;
nuestros días y noches
semillas
al viento de las estaciones.
IV
El supremo río de lo celeste,
su serpiente,
cábala inmemorial
que mora en la sangre;
el latido que nos acompaña,
más allá del mundanal ruido;
en la celebración del silencio
la quietud del manantial inagotable
su palpitar: la decisión propia
sin imposición alguna
en la sensatez más pura
de saberse misterio,
en los márgenes de la cotidianidad
que apresura su presencia,
hasta agotar las horas
de los tajantes días
y las efímeras noches.
V
Contemplar el espejo del universo:
las vasijas del planeta
en las palmas de las manos.
La plegaria que anota
el encantamiento,
nunca descifrado de la vida;
la paradoja de la humildad,
su secrecía imponderable
de las batallas del sortilegio;
la espada junto al balcón…
El resplandor que emerge
en la quietud de un día cualquiera.
Rendija:
Los personajes son los mismos en un escenario que ya se transformó. El guion se quedó corto, habrá que tener valor, imaginación, generosidad y convocar a la sociedad en su pluralidad y creatividad. ¡Estamos hasta la madre! dijo hace 14 años Javier Sicilia, su eco resuena hoy, con mayor fuerza en el coraje de las madres buscadoras que nos advierten que no hay mañana para la Nación, SI NO SALDAMOS esa cuenta pendiente del hondo dolor de los seres queridos desaparecidos. El engaño de los últimos años ha sido cruel, estrujó los cimientos de la Nación.
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