Juan Carlos Monedero
14/05/2025 - 12:06 am
¿Otra guerra cristera? León XIV y el Yunque
La derecha mexicana ya está escuchando a Steve Bannon para evaluar si el Cisma de los católicos podría empezar en México, una de las iglesias más conservadoras de América Latina. ¿Tendrá una segunda oportunidad Eduardo Verástegui? ¿Verá México una resurrección de la Cristiada? ¿Regresará la derecha mexicana al ultracatolicismo? ¿Encontrará Claudio X González el rumbo enmendándose a un dios vengativo que hable en latín?
El Yunque, como bien ha contado Álvaro Delgado en este portal, es una organización secreta de extrema derecha nacida en Puebla a mediados del siglo pasado, que constantemente intriga políticamente. Son conocidas sus vinculaciones en México con el entorno del expresidente Calderón y en España están detrás de VOX y de organizaciones integristas como Hazte Oír.
El Yunque ha tenido en la mirilla de su fusil a León XIV desde antes de que fuera papable. Esta organización mexicana de extrema derecha, ha estado infiltrada en la CAL, la Comisión para América Latina, presidida por Prevost por orden de Francisco con la misión de democratizar y aligerar la iglesia desde la sinodalidad, es decir, desde una mirada más aperturista de quién podía ser considerado iglesia. De hecho, el secretario de la Pontificia Comisión para América Latina, es el mexicano Rodrigo Guerra López, uno de los hombres del Yunque encargado de intentar controlar todas las universidades católicas del mundo.
Prevost cerró en Perú la secta ultracatólica Sodalicio de Vida Cristiana por abusos de todo tipo por parte de su fundador, el peruano Luis Figari. Cómo no recordar a los Legionarios de Cristo, con quien compartía encubrimientos, comportamientos sectarios, oscuras tramas empresariales y vinculaciones a los paraísos fiscales.
El Yunque siempre odió a López Obrador, odia a Claudia Sheinbaum, odió al Papa Francisco y odia a León XIV. Hay que reconocerles cierta coherencia en sus odios. Steve Bannon ha dicho que, con la elección del Papa norteamericano, EU se dirige hacia un cisma, es decir, hacia una ruptura de la iglesia en bandos enfrentados. La victoria de León XIV es, para la derecha norteamericana, ilegítima y los argumentos, parecidos a cuando pierden unas elecciones, no existen pero insisten en que ha habido fraude. Así, afirman que cómo puede haber sido elegido llevando solamente dos años cardenal. Cómo puede ser Papa viniendo del Perú (¿Dónde estará el Perú, se pregunta la derecha norteamericana, que piensa que es como venir del Bajo Turkmenistán).
Y que sólo necesitará cuatro votaciones -cuatro- es incomprensible. Son los mismos que ven normal que en la segunda vuelta en Ecuador se llevara prácticamente el 100 por ciento de los votos el candidato de la derecha, Noboa, y la candidata de la izquierda, Luisa González, pese a tener apoyos importante en esa segunda vuelta, se quedara igual. Para la derecha norteamericana, si ganan es cosa de dios y si pierden, del diablo, no de las matemáticas.
Por cierto, León XIV es licenciado en matemáticas y Einstein dijo que Dios no juega a los dados. Steve Bannon, que es el que se inventó a Donald Trump, y el que hizo del portal Breitbar y de la FOX los principales altavoces de la derecha norteamericana, ha dicho que el Papa es ilegítimo y que además viene un cisma que pondrá a pelearse a los católicos. La derecha mexicana, como la del resto del mundo ¿ya ha elegido bando?
El problema es que esa forma de pensar lleva a las guerras cristeras, a las guerras de religión, a las cruzadas como la que dirigió Franco contra la República y, tarde o temprano, a las hogueras contra brujas, herejes, periodistas y profesores como éste que les habla.
Prevost no es un hombre que venga de la izquierda. No hay que pedirle ni a Mary Poppins que organice la contabilidad de una empresa de armas ni al Papa que interceda entre las peleas entre Caín y Abel de la izquierda. Pero si miramos cómo ha salido a disparar la derecha norteamericana contra el Papa León XIV, quizá podamos entender mejor que Robert Prevost sí puede ayudar a continuar la tarea del Papa Francisco. Prevost ha sido, es verdad, votante más del partido republicano que del partido demócrata, como han demostrado los registros, y, sin embargo, no ha dudado en criticar tanto al Presidente Trump como al Vicepresidente JD Vance por no entender que Jesucristo nunca hizo un ranking que permitiera negar el amor a los inmigrantes.
Para la derecha, sólo les vale un Dios que es como los trajes en las tiendas de ropa: te los pruebas y, tras mirar cómo te quedan en un espejo con una luz que te favorece,te llevas el que más se ajusta.
Y por eso un sicario puede ir en Medellín a la Virgen de los Sicarios a pedirle que le guíe la mano que va a asesinar a alguien; Steve Bannon, Trump y Vance pueden ir a Misa después de separar a niños de sus padres o dejar morir a inmigrantes en la frontera; y Héctor Aguilar Camín o Enrique Krauze pueden decir que Zedillo es el máximo exponente del mayo del 68 y luego ir a ponerle a una iglesia en Tlatelolco unas velas por los asesinados por Díaz Ordaz y Echeverría.
Laura Loomer, amiga de extrema derecha de Donald Trump, decía que León XIV es: “Un marxista total como Francisco. Los católicos no tienen nada bueno que esperar. Sólo otra marioneta marxista en el Vaticano”. Esta señora se olvida de que Dios nunca abandona a un buen marxista.
The Federalist, publicación igualmente de la extrema derecha norteamericana, publicó un artículo titulado sin muchos complejos: “Lea las opiniones de extrema izquierda del nuevo Papa sobre inmigración, clima, COVID y las relaciones entre razas”. Y añadía: “Quizás lo más preocupante es la postura de León XIV respecto a la inmigración, ya que parece estar a favor de las fronteras abiertas y ha publicado mensajes contra el control fronterizo en el pasado”.
Los que defendemos el laicismo, es decir, la separación de la iglesia y el Estado, hemos celebrado los avances del Papa Francisco en esta noche oscura que está cayendo en tantos lugares del mundo. De la misma manera, en un mundo en donde a los inmigrantes no sólo se les deporta al margen de la Ley o se les manda sin juicio a cárceles donde no existe el derecho, como hace Bukele previo cobro a EU de 20 mil dólares; y que incluso hasta les roban los hijos, como ha pasado en EU con la niña venezolana Maykelis, en este mundo, digo, que haya un Papa capaz de enfrentarse a los poderosos y defender a los inmigrantes hay que celebrarlo.
No en vano, León XIV ha tomado el nombre por dos razones. Una, por su antecesor, León XIII, el autor en 1891 de la Encíclica Rerum Novarum (De las cosas nuevas), preocupada por acercar la iglesia al mundo y escuchar la cuestión social, esto es, el problema de la clase obrera, en ese momento organizándose y recibiendo de las oligarquías solo plomo. Es verdad que León XIII quería alejar a los obreros del marxismo y de la lucha de clases, pero incorporó una crítica al liberalismo que señalaba sus contradicciones.
León XIV, al igual que el anterior León se preocupó del mundo del trabajo, está profundamente comprometido con el trabajo y, por eso, ha empezado su pontificado llamando la atención sobre la Inteligencia Artificial y sus efectos en el mundo laboral.
Así que tenemos dos mundos encontrándose: la Inteligencia Artificial, que es la mayor novedad en tecnología actual, analizada por una religión basada en un libro que tiene miles de años.
Francisco, que era un cura inteligente, dejó un documento sobre IA: Antiqua et nova. No quiso marcharse sin hacer una nota sobre los peligros de la Inteligencia Artificial. El documento vaticano, que ha hecho suyo León XIV, enumera los riesgos de esta nueva tecnología. No olvidemos que al igual que la segunda mitad del siglo XX estuvo marcada por lo nuclear, especialmente desde que se lanzaron las bombas de Hiroshima y Nagasaki, a partir de ahora la pelea va a estar marcada por la Inteligencia Artificial. Los riesgos que ve el Vaticano de la IA -y que seguro no comparte la gente del Yunque ni de la derecha mexicana-, son:
La posibilidad de irrumpir negativamente en la fuerza laboral (sabemos que se van a perder millones de empleos); el debilitamiento de las relaciones humanas cara a cara, sustituidas por la mediación tecnológica (lo que vale también para la educación de los niños, que pasan muchas horas con las tabletas); una degradación de la privacidad a niveles robóticos según se desarrollan nuevos sistemas de vigilancia; una introducción de información inexacta o sesgada en los ámbitos de la educación, de los medios y la sociedad. Sin olvidar, en consonancia con Fratelli tutti, la Encíclica de Francisco, la posibilidad del despliegue de IA en la guerra -algo que hemos visto ya en Gaza y en la guerra de Ucrania- que multiplica el poder de destruir vidas.
Los seres humanos, proponen los autores, deben supervisar a este dios tecnológico para que no refuerce las desigualdades y se ponga al servicio de intereses corporativos.
Esta máquina que es la IA, como dijeran de adelantos tecnológicos de otros tiempos, como el ferrocarril, la electricidad o el cinematógrafo, es obra del demonio, no de Dios. Esta vez parece que pueden tener razón.
A los que conocen las intrigas del Vaticano les gusta comparar a los papas con los anteriores. Todos dicen que Benedicto XVI era el más formado, aunque su formación no le sirvió para, por ejemplo, perseguir la pederastia en la iglesia.
León XIV tiene, además de su formación en matemáticas, doctorados en teología. Pero es bastante probable que, al igual que los abogados olvidan en su primer juicio buena parte de lo que aprendieron en la carrera, León XIV olvidó en la diócesis peruana de Chiclayo, donde estuvo ocho años, esas discusiones acerca de cosas tan importantes como cuántos ángeles caben en la punta de una aguja. En total fueron en Perú 20 años, a pie de calle, dando de comer a gente con hambre. Cuando ocupas tus manos en los demás aprendes otra doctrina.
Fue Francisco, que como buen jesuita sabía de la importancia de la organización, el que lo saca de esa diócesis olvidada y lo mete como prefecto del dicasterio de los obispos. Todos los 80 nuevos cardenales han pasado por las manos de Prevost. Lo que le molesta a Steve Bannon es que haya gente que no son de su equipo que hagan bien las cosas que ellos están haciendo. ¿O no tenía Francisco, si quería cambiar el rumbo de la iglesia, que cambiar a los cardenales?
¿O se va a cambiar el rumbo de México si no es el pueblo el que saque de juego a los jueces que liberan a los delincuentes? Lo que molesta a la derecha no es que se hagan las cosas, sino que no sean ellos los que las hacen.
Algo que comparten León XIV y el Papa Francisco es que no son teólogos vaticanos, es decir, que no vienen marcados por principios doctrinarios que les marcasen el rumbo. Tanto Francisco como León XIV vienen de congregaciones. Formar parte de una congregación es vivir en la teoría y en la práctica. Una congregación, y que me perdone Morena y me perdone a mí mismo que llevo muchos años pensando en estas cosas, es como un partido-movimiento.
Es decir, es formar parte de una comunidad, la jesuita, más militarizada, y la agustiniana, más comunitaria y espiritual, donde la teoría siempre ha estado cruzada con la praxis. Tanto Bergoglio como Prevost hicieron sus estudios, convivieron con su hermanos de congregación, pero cruzaron la teoría cada día con la práctica del barro hasta las rodillas, con la realidad del hambre de los pobres, con la violencia de los pobres contra los pobres en los callejones sin salida de las ciudades olvidadas de Dios y de los gobernantes.
De manera que cuando eres obispo en una parroquia humilde, tienes que estar rogando y con el mazo dando. Gramsci era de Cerdeña, donde la religión siempre estuvo muy presente. Gramsci era muy vaticanista y el Vaticano es muy gramsciano. Las cosas de las estructuras y las cosas del pensamiento.
La derecha mexicana ya está escuchando a Steve Bannon para evaluar si el Cisma de los católicos podría empezar en México, una de las iglesias más conservadoras de América Latina. ¿Tendrá una segunda oportunidad Eduardo Verástegui? ¿Verá México una resurrección de la Cristiada? ¿Regresará la derecha mexicana al ultracatolicismo? ¿Encontrará Claudio X González el rumbo enmendándose a un dios vengativo que hable en latín?
León XIV remite directamente al antecesor, como decíamos, a León XIII. Pero el primer León fue León I el Magno o el Grande , el papa n.º 45 de la Iglesia católica. Fue el que convenció a Atila de que no saqueara Roma en 452. Dicen unos que no lo hizo por la intervención divina. Como académico necesito buscar otras explicaciones. Otros señalan que Atila enfrentaba problemas logísticos de hambre y enfermedades entre sus tropas. Además, se acercaba el invierno y estaba presionado por ejércitos romanos y aliados que le cerraban el paso. Pero León le echó coraje y se plantó en el cuartel de Atila. Cosas materiales y gestos simbólicos.
León XIV, como norteamericano, ya conoce el vientre de la bestia. ¿Convencerá a Donald Trump que no saquee el mundo? ¿Convencerá a las oligarquías que han leído mal el Nuevo Testamento de que amen a su prójimo como a sí mismos? ¿Convencerá a Héctor Aguilar Camín, a Enrique Krauze o a Jorge Castañeda de que eso de “lo primero los pobres” es puro evangelio?
Vargas Llosa seguro que está sorprendido con lo que se ha encontrado después de su último viaje. Igual les manda a estos personajes una novela.
Los contenidos, expresiones u opiniones vertidos en este espacio son responsabilidad única de los autores, por lo que SinEmbargo.mx no se hace responsable de los mismos.
más leídas
más leídas
opinión
opinión
destacadas
destacadas
Galileo
Galileo