Elaine Vilar Madruga señaló que su libro titulado "El cielo de la selva” mantiene una temática "cruda, dura, salvajes" en donde "la crueldad es la regla y la ley del día a día”.
Ciudad de México, 30 de mayo (SinEmbargo).- Al presentar su libro titulado "El cielo de la selva”, la escritora cubana Elaine Vilar Madruga consideró que su novela presenta una historia deshumanizada en la que "la crueldad es la regla y la ley del día a día”, con el propósito de que el lector se desconecte de sus privilegios.
“Creo que los libros crudos, duros, salvajes, como puede ser el mío, también son como una especie de bofetada de realidad, una bofetada que nos obliga un poco a desconectarnos de nuestros espacios de privilegio y nos hacen mirar hacia el otro lado, hacia los muchísimos espacios y lugares donde el privilegio no existe, donde el privilegio no se consigue, y donde la crueldad es la regla y la ley del día a día”, comentó.
“Yo pienso que es un libro que empata los dos sentidos: la oscuridad y la luminosidad, que se escribe de hecho en esa zona de claroscuros donde se encuentran esas dos áreas, donde se encuentra esas dos áreas”, añadió la escritora cubana en entrevista para el programa La Tertulia, que se transmite por el canal de YouTube de SinEmbargo Al Aire.
Al abordar el papel de sus personajes, Elaine Vilar destacó el rol de los niños en su obra, en donde, desde una perspectiva adulta, se les deshumaniza, porque incluso se les califica de crías. “Es una voz [la de los niños] que también ha sido, desde el punto de vista de los adultos, deshumanizada y desoída, porque los niños ni siquiera se llama niños, se llaman crías, los niños, los adultos a veces ni siquiera recuerdan los nombres [de los niños]", dijo la autora.
Incluso ejemplificó con el personaje llamado Lina, que sólo es llamada por su nombre hasta que es asesinada. "Hay un personaje que le llaman constantemente la niña demasiado alta, cuando ese personaje es asesinado, le gente recuerda que se llama Lina, justo cuando es asesinado, pero hasta ese momento era la niña demasiado alta", explicó Madruga.
La autora cubana detalló que en su obra, los niños son silenciados por la propia familia, en un ciclo que nunca se rompe, ya que están condenados a reproducir lo que vivieron. “Son generaciones de cría tras cría, niño tras niño, silenciados y amordazados dentro de esta estructura selvática de la familia, antes que por la selva misma”, dijo.
“Es un mundo lleno de maldad criados por seres como los que habitan la selva, qué se pueden esperar estos niños, si no otra cosa que reproducir el patrón que están acostumbrados a ver, la violencia, la maldad y la oscuridad que están acostumbrados a ver”, añadió la escritora sobre su obra "El cielo de la selva”.