La CNTE, una de las principales fuerzas de oposición al Gobierno de Peña Nieto, se ha endurecido en las últimas semanas: buscan tumbar una reforma calderonista, pero, ¿cómo surgió el sindicato disidente del magisterio? ¿cuál es su historial de lucha?
Ciudad de México, 8 de junio (SinEmbargo).– La Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE) se han colocado nuevamente en la agenda nacional al aterrizar en la Ciudad de México y establecer un plantón en el Zócalo que ha durado más de 20 días –y contando–, en su búsqueda por derogar la reforma de pensiones que data del sexenio de Felipe Calderón (la llamada "de las Afores"), la cual, dicen, no garantiza la dignidad del retiro.
Pero, ¿cómo surgió este sindicato disidente? ¿Cuáles han sido sus luchas? ¿Por qué utilizan polémicos modos de presión y protesta?
La Coordinadora se fundó en el Primer Foro Nacional de Trabajadores de la Educación y Organizaciones Democráticas del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE, el sindicato oficial del magisterio mexicano) que se desarrolló en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, los días 17 y 18 de diciembre de 1979 en el auditorio de la Sección VII de Chiapas.
"Todas las fuerzas democráticas en el SNTE, contrarios al grupo charril de ‘Vanguardia Revolucionaria’ dirigido por Carlos Jonguitud Barrios (quien fue impuesto al frente del sindicato en 1972 por el Presidente Luis Echeverría Álvarez) vieron la necesidad de unificar sus fuerzas para luchar por la basificación, la rezonificación por vida cara, el aumento salarial y principalmente la democratización" del gremio, argumenta la propia CNTE. Estas demandas constituyeron el programa de lucha de las bases de este sindicato disidente.
La corrupción del SNTE: de Jonguitud a Elba Esther
Pero su enfrentamiento abierto contra el cacique Carlos Jonguitud Barrios no fue su única batalla. También lo ha sido otra líder sindical representativa del "charrismo" en México: la maestra Elba Esther Gordillo, quien lo controló durante casi 24 años el SNTE, así como a Juan Díaz de la Torre y su actual líder, Alfonso Cepeda Salas.
"Los tres [primeros] han pretendido aniquilar a la disidencia magisterial por todos los medios posibles, incluyendo la violencia", explica Luis Hernández Navarro, uno de los grandes cronistas mexicanos de los movimientos sociales de las últimas décadas en el país, en un ensayo publicado en 2016 en la revista El Cotidiano, de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
"Una parte muy importante de los líderes que dieron nacimiento a la CNTE tenían en 1979 menos de 30 años. La mayoría eran normalistas (muchos rurales), habían estudiado en los cursos de verano de la Normal Superior, y no pocos tenían licenciaturas universitarias", explica Hernández Navarro.
"Varios habían desarrollado previamente militancia política de izquierda. La CNTE nació y echó raíces en estados con importante población rural y, en muchos casos, indígena. Los maestros que le dieron vida desarrollaron su práctica docente en regiones asoladas por la pobreza, la marginación y la discriminación étnica. Buen número de ellos provenía de esa realidad. Con mucha frecuencia, se convirtieron en los intelectuales orgánicos de las comunidades", ahonda.
Oaxaca: la represión en 2006
En 2006 el magisterio oaxaqueño protagonizó, junto con la sociedad civil en general, "uno de los movimientos sociales más importantes de la historia reciente de Oaxaca y uno de los más relevantes para la época en México", argumentan Niltie Calderón Toledo y Emma Hernández Rodríguez, en un texto publicado en la antología La CNTE y el magisterio democrático en México, publicado por el Programa Universitario de Estudios Sobre Democracia y Justicia (PUEDJS) de la UNAM.
"Lo que comenzó con demandas justas de carácter laboral por parte de la sección XXII del sindicato disidente", una de las más radicales del país, "terminó en una insurrección popular que tocó las fibras de la política estatal y nacional, pero también de las demandas añejas y las deudas históricas que el Gobierno ha tenido con los pueblos de Oaxaca", narran los investigadores.
"Las tenciones entre el Gobierno estatal y el magisterio son de larga data, y han tenido momentos de entendimiento y negociación, dado que es el Estado el que finalmente funge como patrón del sindicato de maestros. Entre los antecedentes a lo sucedido en 2006, aparece una fuerte tensión entre el magisterio y el gobierno de Ulises Ruíz con claros intentos de infiltrarse este último y a su asamblea democrática", detallan.
Esto provocó la creación de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), que organizó una resistencia pacífica evitando la confrontación con las fuerzas armadas. "Sin columna vertebral, la Asamblea se encontraba en desventaja y el Gobierno federal autorizó la llegada de la Policía Federal Preventiva (PFP), enviando a cuatro mil quinientos efectivos y generando diferentes enfrentamientos los días 2, 20 y hasta el 25 de noviembre", rememoran.
El saldo: 98 personas desaparecidas, 109 heridos y 3 muertos. Para 2019 la Defensoría de los Derechos Humanos de los Pueblos de Oaxaca denunció a Ulises Ruíz y a Felipe Calderón por crímenes de lesa humanidad ocurridos durante el periodo de 2006.
La represión con EPN
En 2013, en pleno sexenio de Enrique Peña Nieto (el priista que retornó al poder tras 12 años del PAN), y después de casi un mes de plantón en el Zócalo, se llevó a cabo una de las mayores represiones recientes contra un movimiento popular, cuando las fuerzas de la Policía Federal, apoyadas con tanquetas, desalojaron la plaza más grande del país con al menos 29 detenidos y 11 policías heridos.
Esto ocurrió a unas horas de los festejos por la Independencia de México, pero el gesto le salió caro a Peña Nieto. La prensa internacional publicó en sus planas al día siguiente que el uso de la fuerza para desalojar a los maestros de la Coordinadora del Zócalo capitalino para la realización de los festejos por las fiestas patrias se comparó con capítulos oscuros de abuso de autoridad en la historia de México como Atenco –con EPN como Gobernador del Estado de México– y la matanza de Tlatelolco, en 1968.
La movilización masiva del magisterio disidente se debió en aquel momento a que en la capital del país, entonces todavía llamado Distrito Federal, se llevaba a cabo en el Congreso de la Unión la discusión de una de las primeras grandes reformas del sexenio peñanietista, en el contexto del Pacto por México, un gran acuerdo político que firmaron el PRI, en el Gobierno y el PAN y PRD en la supuesta oposición, para llevar a cabo reformas claves como la Educativa.
Los profesores demandaban que la reforma era regresiva, además que imponía evaluaciones hechas por la burocracia del Estado y diseñadas específicamente para torpedear a la disidencia y a la oposición del SNTE.
Los métodos de la CNTE y su endurecimiento actual
En la CNTE, "existe desde su nacimiento el más amplio pluralismo", explica Hernández Navarro. "Muchas posiciones y puntos de vista coexisten en su interior", añade. Es por ello que "llevan ya casi cuatro décadas caminando carreteras y acampando frente a edificios públicos".
"Se niegan a arriar sus banderas de lucha y a olvidar sus muertos. Para sus enemigos merecen un cero en conducta. Sin embargo, en las aulas y en las calles se han forjado a sí mismos. Ellos desempeñan un papel central en la lucha por un México distinto. Cumplen con un papel de primer orden en la generación y divulgación de un sentido ético-político alternativo hacia las clases subalternas. A lo largo de todos estos años, han sufrido una metamorfosis profunda. Han cambiado como gremio y como profesionales; de paso, han transformado al país", argumenta el escritor.
Sin embargo, esos métodos –bloqueos, choque directo con las autoridades, una postura dura a la hora de las negociaciones, su diversidad ante las decisiones que toman– han sido calificados al menos de "polémicos" y en el peor de los casos como directamente "criminales", como sucedió en sexenios gobernados por el PRIAN.
Ahora, con las protestas extendidas a lo largo de la capital mexicana, y que no parecen tener un final cercano, han puesto a prueba también la paciencia de los chilangos.
Apenas esta semana, el jueves, integrantes de la Coordinadora prendieron fuego a las del SNTE-CdMx, un hecho que condenaron la Secretaría de Educación Pública (SEP) y la Secretaría de Gobernación (Segob) en medio de la creciente ola de protestas que realiza el magisterio para exigir la derogación de la Ley del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) de 2007.
El mismo jueves, horas antes de lo ocurrido, la CNTE aseguró que es más violencia simular la existencia de diálogo y condenar desde un escritorio, que la agresión que protagonizó ayer un grupo de personas encapuchadas en la sede de la Segob. Las y los inconformes lanzaron objetos y golpearon el acceso principal del edificio ubicado sobre la calle Bucareli.
"Mientras la Secretaría de Gobernación y la SEP [Secretaría de Educación Pública] lanzan llamados a la paz y al diálogo 'respetuoso', el magisterio democrático ha resistido más de veinte días de indiferencia, silencio y simulación institucional", denunció en un posicionamiento.
Asimismo, cuestionó por qué si las autoridades federales "condenan la expresión rebelde del magisterio", no hacen lo mismo con la violencia estructural que deja a sus miembros sin una pensión digna o con "la violencia de haber impuesto un régimen de explotación laboral tecnocrática como la USICAMM [Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y Maestros]".
"Lo verdaderamente violento no está en las calles, está en las decisiones que se toman desde el poder y que perpetúan la injusticia. Porque si nos condenan por resistir, no es por lo que hacemos, sino por lo que representamos: la fuerza organizada del pueblo que ya no está dispuesto a callar", subrayó la CNTE.
Hasta el viernes, las y los maestros llevan al menos 23 días de protestas, en donde sus principales demandas además abrogación de la Ley del ISSSTE de 2007 es la de la Reforma Educativa de Peña Nieto, el regreso al sistema solidario de pensiones, y el pago de pensiones en salarios mínimos y no en Unidad de Medida Actualizada (UMA).
Este lunes han dicho que regresarán a las aulas, sin que ello implique el fin de sus reclamos.