Las deportaciones masivas de Trump han golpeado a industrias clave que dependen en gran medida de los trabajadores que se encuentran ilegalmente en el país. En tanto, China envía productos de forma rápida a escala nunca antes vista.
Ciudad de México, 17 de junio (SinEmbargo).– China se ha abierto nuevos caminos, como lo hizo en décadas pasadas, mientras enfrenta una guerra comercial con Estados Unidos. El Presidente Donald Trump va en sentido contrario: cuando una recesión amenaza a su país, intenta desarticular el poderoso brazo dentro de su economía que significan los trabajadores mexicanos y latinos en general.
“Hace dos décadas, China sorprendió a Estados Unidos con su capacidad para fabricar y enviar productos de forma rápida y económica a una escala nunca antes vista. El consiguiente aumento de las exportaciones transformó la economía y la política estadounidenses. Hoy, una nueva crisis china se extiende por todo el mundo, desde Indonesia hasta Alemania y Brasil. A medida que los aranceles del Presidente Trump empiezan a excluir a China de Estados Unidos, su mayor mercado, las fábricas chinas envían sus juguetes, coches y zapatos a otros países a un ritmo que está transformando las economías y la geopolítica”, dice hoy un reportaje de The New York Times.
En lo que va de año, explica, el superávit comercial de China con el resto del mundo asciende a casi 500 mil millones de dólares, un aumento de más del 40 por ciento con respecto al mismo período del año anterior.
Leah Fahy, economista especializada en China de Capital Economics, le detalla al diario estadounidense: “China tiene muchísimos productos que necesita exportar, y aunque Estados Unidos le imponga aranceles, es prácticamente imposible detener los cambios en los flujos”.
El aluvión de exportaciones chinas es consecuencia de las políticas gubernamentales y de la desaceleración de la economía nacional. Para amortiguar el impacto de la crisis inmobiliaria que redujo la riqueza de millones de hogares, Pekín lleva varios años invirtiendo en sus sectores manufactureros, que producen muchos más productos de los que demanda el país, indica el Times.
“Al desviar el flujo de sus productos hacia el Sudeste Asiático, Latinoamérica y Europa, China ya ha mitigado el impacto económico de la caída de la demanda estadounidense. Sin embargo, esto la coloca en una situación de posible conflicto con socios comerciales que también se enfrentan a la presión de Washington. Trump amenaza con imponer aranceles elevados a los mismos países que se ven inundados de productos chinos, como Vietnam, Camboya e Indonesia. Estos aranceles se han suspendido, por ahora, para su negociación. Algunos países se han beneficiado del aumento de la inversión de empresas extranjeras que intentan trasladar su producción de China lo antes posible”, agrega el texto de The New York Times.
Aunque Trump ha perturbado el comercio con niveles arancelarios nunca vistos en un siglo, “el drástico cambio en las exportaciones chinas ya se estaba gestando mucho antes de que asumiera el cargo en enero. La crisis inmobiliaria de China —un exceso de viviendas, la caída de los precios y las quiebras generalizadas— comenzó a repercutir en la economía en 2021. Los responsables políticos chinos no perdieron tiempo en desviar préstamos baratos de los promotores a exportadores y fabricantes, una medida que finalmente compensó el desplome de la construcción, que en su apogeo contribuyó a un tercio del crecimiento económico”, dice el diario.
Estados Unidos, sin embargo, parece tener otras prioridades. “Cuando agentes federales allanaron Glenn Valley Foods en Omaha, Nebraska, el martes pasado, arrestaron a unos 75 trabajadores de la procesadora de carne, aproximadamente la mitad de la línea de producción. Al día siguiente, la planta operaba a aproximadamente el 15 por ciento de su capacidad y un equipo mínimo se esforzaba por atender los pedidos. El director ejecutivo Gary Rohwer no ve un futuro sin trabajadores inmigrantes. 'Sin ellos, no habría industria’”, cuenta esta mañana, en otro reportaje, The Wall Street Journal.
El diario económico y financiero estadounidense dice que la agresiva campaña de deportación de Trump ha chocado con una realidad económica: industrias clave en Estados Unidos dependen en gran medida de trabajadores que viven ilegalmente en el país, muchos de ellos desde hace décadas. “Esto representa un gran desafío para la Administración, que se desarrolla en tiempo real, con líderes empresariales que instan a una estrategia más blanda, mientras que los antiinmigratorios de línea dura exigen más deportaciones”.
“El conflicto podría ser difícil de desentrañar, y están surgiendo indicios públicos de un enfrentamiento dentro de la Administración. A finales de la semana pasada, el Departamento de Seguridad Nacional ordenó a los agentes de inmigración que suspendieran los arrestos en granjas, restaurantes y hoteles, enfatizando que las redadas deberían centrarse en las personas que se encuentran en Estados Unidos sin documentos y tienen antecedentes penales”, reporta The Wall Street Journal.
Donald J. Trump Truth Social 06.15.25 08:43 PM EST
Our Nation’s ICE Officers have shown incredible strength, determination, and courage as they facilitate a very important mission, the largest Mass Deportation Operation of Illegal Aliens in History. Every day, the Brave Men and…
— Commentary Donald J. Trump Posts From Truth Social (@TrumpDailyPosts) June 16, 2025
“Las interrupciones graves en nuestro suministro de alimentos perjudicarían a los estadounidenses”, escribió la Secretaria de Agricultura, Brooke Rollins, el domingo X. “Nos llevó décadas meternos en este lío y estamos priorizando las deportaciones para que podamos salir de él”.
En una carta dirigida a los líderes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) durante el fin de semana, la Secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, redobló los esfuerzos de la Administración para deportar a millones de personas que viven en el país sin documentos. “Debemos intensificar drásticamente las operaciones de arresto y deportación en todo el país”.
The Wall Street Journal tuvo acceso a la carta, donde se leía: “El fracaso no es una opción”.
El Gobierno de Trump y otros conservadores argumentan que la inmigración irregular ha privado de empleos a los trabajadores estadounidenses, ha deprimido los salarios y ha saturado los recursos públicos. Los funcionarios del Gobierno creen que una vez que quienes viven sin documentos en Estados Unidos sean desalojados, la economía mejorará para los trabajadores estadounidenses, dice el diario. “Debemos ampliar los esfuerzos para detener y deportar a los inmigrantes indocumentados en las ciudades más grandes de Estados Unidos”, escribió Trump en una publicación dominical en Truth Social.
La realidad es que los inmigrantes que viven sin papeles en Estados Unidos representan aproximadamente el 4.4 por ciento de la fuerza laboral estadounidense, según un análisis de Goldman Sachs de los datos del censo de 2023. Pero su participación en la fuerza laboral en algunos sectores es mucho mayor, según el análisis: 19 por ciento en servicios de paisajismo, 17 por ciento en producción agrícola, 16 por ciento en sacrificio y procesamiento de animales, y 13 por ciento en construcción.
Aproximadamente 12 millones de personas emigraron a Estados Unidos entre 2021 y 2024, según la Oficina de Presupuesto del Congreso, muchas de ellas sin papeles o a través de un proceso de emergencia establecido por la administración Biden. Muchos cuentan ahora con algún tipo de permiso temporal.