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01/07/2025 - 12:04 am
Orgullo sin condiciones: ir más allá del arcoíris
La lucha del Orgullo es contra la discriminación estructural, los estereotipos y los prejuicios, pues éstos continúan siendo barreras para ser, amar y vivir en libertad y dignidad.
Por Tania Jardón y Karen Valadez*
Cada año, apenas iniciaba junio y Uber, Netflix, Disney, Nike o Adidas eran de las primeras en cambiar sus colores por los del arcoíris, lanzaban líneas de productos "inclusivos" o hacían campañas publicitarias donde por fin aparecían parejas del mismo sexo. El resto de los meses, el apoyo era casi imperceptible.
Esto no sólo pasa en el ámbito empresarial; también en la política. Partidos políticos y personas funcionarias en México han recibido críticas por el oportunismo y uso superficial de símbolos del Orgullo con fines electorales sin que se traduzcan en acciones concretas que realmente beneficien a la comunidad.
No obstante, y pese a las críticas a los usos utilitarios de la diversidad en años pasados, llama la atención que este año no fue así. Este año, el mes del Orgullo estuvo marcado por la retirada de marcas y personalidades que en otros años lanzaban campañas y mensajes de respaldo hacia la comunidad LGBTIQA+, ante presiones políticas y financieras, según han reportado medios como CNN. Algunas de estas marcas y personalidades que hoy no figuran en el mes del Orgullo y antes lo hicieron, dan un paso atrás, revelando que su apoyo depende más de cuestiones económicas, políticas e ideológicas, que de convicciones éticas.
Lo anterior muestra que la tendencia del pinkwashing, rainbow-washing o “lavado rosa”, denunciado por la sociedad desde hace tiempo, es sólo una estrategia publicitaria que utilizan algunas empresas en el mes del Orgullo sin un compromiso real y sostenido en hacer de este mundo un lugar seguro, y donde se respeten y quepan todas las disidencias sexo-genéricas.
El avance de discursos antiderechos en todo el mundo ha sido clave en el silencio este año. Desde políticas tradicionalistas y sexistas, hasta cambios legislativos que han favorecido narrativas conservadoras y homófobas extendiendo estas medidas a las empresas también.
Meta, Home Depot y Google cancelaron apoyos de eventos programados a favor de la visibilidad y de los derechos de las disidencias con muy poca antelación. Meta, además, ha reducido la moderación de contenidos, lo que pone en peligro los derechos humanos en Instagram, Facebook y Threads. A principios de 2025, anunció que permitiría acusaciones “de enfermedad mental o anormalidad cuando se basan en el género o la orientación sexual”, acordes con el contexto político y religioso del momento actual, lo cual abre la puerta a la difusión de mensajes de hostigamiento y la publicación de contenidos más propensos a generar discurso de odio.
El apoyo no puede ser condicionado por la política en turno. La representación y la creación de espacios seguros no pueden ser parte de una estrategia de marketing ni de una campaña electoral que cabe sólo cuando una persona o un grupo de ellas lo avalan. Este tipo de medidas que descansan en una falsa idea de “libertad de expresión”, legitiman y amplifican la violencia simbólica, por lo que el silencio de quienes hoy no se posicionan públicamente como un lugar seguro para la comunidad LGBTIQA+ no es neutral, sino cómplice.
La lucha del Orgullo es contra la discriminación estructural, los estereotipos y los prejuicios, pues éstos continúan siendo barreras para ser, amar y vivir en libertad y dignidad. Estas barreras se han traducido en la falta de información pública desagregada para profundizar en las realidades, servicios públicos excluyentes y crímenes de odio que siguen en aumento.
De acuerdo con cifras de la Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y de Género de 2021 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en México, cinco millones de personas mayores de 15 años se identifican como parte de la población LGBTIQA+, lo que refleja lo diverso de la sociedad y la relevancia de construir una sociedad donde todas las identidades puedan vivirse plenamente y sin miedo. Sin embargo, las barreras estructurales se mantienen, como ejemplo de ello el 26.1 por ciento de las personas LGBTIQA+ han experimentado discriminación en el ámbito laboral, frente al 7.9 por ciento de personas no LGBTIQA+.
Si bien existen avances significativos, persiste la resistencia, que además se enmarca en un clima global donde el aumento de ideologías conservadoras amenaza los derechos alcanzados por las luchas sociales. La Encuesta Nacional sobre Discriminación de 2022 del Inegi, reporta que el 34.7 por ciento de la población mexicana considera que las personas del mismo sexo no deberían contraer matrimonio, además señala que el 45.6 por ciento no está de acuerdo en que puedan adoptar. Estas brechas en el país evidencian que la aceptación social sigue siendo parcial y condicionada, y que estos avances conservadores pondrán trabas sociales, culturales y en el acceso a derechos de esta comunidad.
Hacerle un lugar a la comunidad LGBTIQA+ significa incluirla en las cifras, en las políticas públicas y en cada espacio de la vida cotidiana. Reconocer y visibilizar a las disidencias exige más que reconocimientos superficiales. Requiere construir dinámicas sociales para consolidar espacios seguros y representativos, donde no se tolere el odio ni se perpetúen las hegemonías, sino que se escuche e incluya genuinamente.
Necesitamos que el Orgullo se viva todo el año, no sólo en junio. Que las marcas revisen sus políticas internas, contraten con perspectiva de inclusión, garanticen ambientes laborales seguros y se posicionen con claridad ante discursos de odio, incluso si eso implica riesgos comerciales. Que los gobiernos y quienes están al frente, más allá de colgar banderas, legislen, asignen recursos y transformen estructuras que excluyen. Que como sociedad dejemos de ver la diversidad como un eslogan bonito y la entendamos como una condición para la democracia.
Visibilizar nuestras identidades, historias y luchas es una forma de resistir y transformar el mundo en un lugar más justo. ¡La dignidad y los derechos deben estar por encima de cualquier ideología política!
*Tania es editora de audiencias y Karen es oficial de género en @FundarMexico.
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