Una nota de fuego y nada más es la ópera prima de Elena Piedra, en la que “se exponen las dolorosas motivaciones de un crimen, más trágico aún pues se asienta en el seno familiar y en el espinoso lazo de la maternidad”, como expone la reseña de la obra.
Ciudad de México, 3 de julio (SinEmbargo).– “¿Qué pasaría si pudiera incendiar todo eso que me significa un peso y que no me permite avanzar y ser la persona que quiero ser al 100 por ciento?”. Frente a ese cuestionamiento Elena Piedra fue construyendo Una nota de fuego y nada más (Tusquets), una novela en la que ahonda en las complicaciones de las relaciones filiales.
La historia acompaña a Fernanda, una joven que nunca pudo tener una relación sana con su madre. Un día la palabra incendio ilumina su cabeza y se aferra a sus pensamientos que recorren la devastación que yace en su interior en donde la historia familiar se configura como la responsable de su intranquilidad.
“Cuando uno se va volviendo más independiente y de pronto se encuentra o se desencuentra con los entendimientos familiares, que puede ser como de la familia nuclear o de la familia extendida. Tienen diferentes grados de cuestión y muchas veces esa fuerza de unión pues se da sobre ciertos supuestos que pueden no resultar cómodos para las personas y cuando se trata de encontrar una identidad o un camino propio, una narrativa propia, pues vienen todas esas rupturas y de manera quizás más dramática en el caso de Fernanda, pues decide que no está conforme y que no puede romper con la familia que la sostiene”, comentó Piedra en entrevista con SinEmbargo.
La autora compartió que en el proceso de la escritura fue encontrando esos símbolos que culturalmente están ligados al fuego. “Me gustó la relación de la cicatriz y el fuego como la posibilidad de cauterizar. La misma protagonista piensa que la única manera de acabar con ese veneno es a través del fuego y sin duda también están estas imágenes de las cenizas, la posibilidad de crear cosas nuevas”.
“Lo cierto es que en un principio yo escribí esta novela y como que ganaba el sentido literal de las cosas. Pero fue en las lecturas y en una lectura que hice posterior que entendí que la metáfora está ahí. Y aunque al final es dramática e incluso puede verse como algo triste, siento que justo el que haya sido el método el fuego es de donde se puede agarrar esta idea de que se trata de reiniciarse, de reconstruirse, de resurgir”.