Ciudad de México, 3 de ene (SinEmbargo).- Dos presbíteros de Coahuila, el Padre Pedro Pantoja y el Obispo de Saltillo, Raúl Vera, hablaron de las ocasiones que han visto sus vidas en peligro. Por separado y para diferentes diarios, los clérigos narraron las amenazas que han recibido por sus labores humanitarias.
El padre Pedro Pantoja, director de Belén Casa del Migrante de Saltillo, Coahuila, denunció ayer ante la Procuraduría General del Estado (PGJE) las amenaza de muerte de las que ha sido objeto por teléfono.
“Cuando me llaman me dicen que me van a matar”, dijo, “que me va ir muy mal que son familiares y que van a acabar con la Casa del Migrante y con el personal”.
El diario Zócalo publica hoy que el Padre asegura haber recibo amenazas contra su vida y de la sus colaboradores por parte un sujeto quien dijo ser familiar de Yelfi Odair Alberto López, asesinado el 25 de diciembre en Saltillo.
El director de la Casa del Migrante subrayó que no puede desatender la intimidación por “la situación tan conflictiva que estamos viviendo” y desmintió la muerte a la que hacía referencia el amenazante.
Ante las llamadas de teléfono que ha recibido, el presbítero anunció que se implementarán nuevas medidas de seguridad en la Casa .
“No tengo ningún miedo”, añadió , “simplemente lo tomo como un signo alarmante”.
El Obispo de Saltillo habla de los atentados que ha sufrido
Raúl Vera, Obispo de Saltillo, habló con el diario Vanguardia, de los atentados y amenazas de las que ha sido víctima en sus 25 años de cómo pastor, en las que, admite, ha temido por su víctima.
“Ha habido momentos muy puntales donde veo por mi vida, momentos donde hay un riesgo”, dice Vera López, que ha sufrido tres atentados contra su vida.
El Obispo relató al periódico coahuilense que un grupo de sujetos intentó entrar a su casa cuando lo creyeron dormido.
“Yo vi pasar una luz, desde un techo bajo pudieron meter la luz de un reflector grande en mi cuarto, estaba dormido y vi pasar por la pared el reflector y dije, ‘éstos están dentro de la casa, ¿qué buscarán?’. Después me enteré, al día siguiente, porque en la parte de atrás estaba la señora del servicio y ella escuchó que estaban haciendo un plano, que decían ‘eso es una puerta, eso es una ventana… ahora desde acá adelante’. ¿Cómo le hicieron? No lo supe”, relata.
El pastor, nominado al Nobel de la Paz, también recordó el atentado que sufrió en San Cristóbal de las Casa junto al obispo Samuel Ruiz.
“Un día nos atacaron a mí y a don Samuel; veníamos con una camioneta pick up nosotros y una camioneta de redilas llena de catequistas; a las dos camionetas les dispararon e hirieron a tres personas, no fue de gravedad, a una de ellas en la cintura, en el flanco izquierdo de su cintura… A otro lo salvó la bisagra de acero de la redila, ahí se desbarató la bala y las esquirlas, pero así, alrededor del corazón; sí la bala no es detenida, al cuate lo matan, yo lo vi, el otro fue herido en la mano”.