Melbourne, 17 ene (dpa) - El Abierto de Australia se convirtió hoy en un infierno para jugadores y espectadores con una jornada de calor extremo en la que la temperatura llegó hasta los 40.8 grados.
El bajo porcentaje de humedad -un ocho por ciento- ayudó a evitar una sensación térmica aún mayor a la temperatura real. Fue un calor desértico, una ola que llegó desde las profundidades del "Outback", el corazón casi deshabitado del país.
A partir del mediodía la temperatura osciló entre los 38 y los 39 grados, pero a las cuatro y media de la tarde alcanzó el máximo, con el termómetro registrando 40.8. Se espera que, sin lluvias, el calor se modere sensiblemente mañana viernes.
Pese al calor, los partidos en los dos escenarios principales del torneo se jugaron con el techo abierto. Le medición de intensidad de rayos ultravioletas fue situada en el nivel "extremo" y el público fue alertado para protegerse con ropa holgada, sombreros y cremas solares.




