- Foto: Francisco cañedo/SinEmbargo
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- El «Piojo» Herrera. Foto: Francisco Cañedo/SinEmbargo
Ciudad de México, 3 de agosto (SinEmbargo).- Una fiesta melancólica armó el actual campeón del futbol nacional arropado por el misticismo que aparece siempre después de una muerte inesperada. El club de Coapa ganó y goleo en su presentación en casa en donde el futbol fue un actor secundario. Serio, como terminó el torneo pasado, América aprovecho que su rival en turno parecía no tener ganas de participar del homenaje póstumo preparado con un pueblo tan orgulloso de sus colores como dolido por la partida.
En estadio repleto, Narciso Mina tomó la estela creada por Christian "Chucho" Benítez dejando claro la calidad de goleador con la que llegó el torneo pasado, esa que hasta ahora no había podido explotar como él hubiese querido. El ecuatoriano cerro el círculo simbólico que vivió hoy el Azteca entregado a su ídolo recién fallecido. Con el mismo pasaporte, muy parecido en el físico, se elevó a la mitad del primer tiempo para rematar un centro de Luis Ángel Mendoza que puso a vibrar al coloso de Santa Úrsula.
Mientras en la cancha se abrazaban los 22 jugadores respetando el minuto de silencio pactado, en la grada la ovación y los aplausos al último campeón de goleo en México retumbaron. El partido en cancha parecía un pretexto para que el americanismo se reuniera. El ambiente superaba por mucho la expectación futbolística. Así arrancó el cotejo con aplausos de la grada conmovida. Todo el entorno acaparó la atención periodística y también del Atlas. Los Rojinegros sucumbieron a la cita como si de un partido amistoso se tratara.
Con los músculos aún duros después de la pretemporada, el primer partido del América en casa proyectó un compromiso de contrastes. En los locales, el mismo ímpetu que los hizo coronarse se presentaba sin la precisión acostumbrad de la temporada pasada, algo que no les afectó debido a un agazapado Atlas que tenía como prioridad defender su marco.
Omar "Turco"Asad, técnico atlista, planteó una estrategia que terminó por partir a su equipo gracias al dinamismo de la media cancha americanista que tuvo en Luis Ángel Mendoza a su jugado más versátil y participativo.
El minuto 11 llenó el inmueble de gritos y aplausos hacia Chucho, haciendo honor al número que portó en su carrera futbolística. Después de esa emoción extra cancha, el partido siguió en medio de un letargo que las primeras fechas suelen dar en México a pesar del sorpresivo arranque lleno de goles que ha tenido el Apertura 2013. El equipo del Piojo Herrera se entregó al veloz Mendoza que suplió al criticado Osvaldo Martínez por el penal fallado en el último minuto. Mientras el mexicano corría, Mina esperaba su oportunidad. De estatura baja, de buen pique cortó, Narciso se ganó a la grada cuando festejó su gol como Benítez al mostrar el tatuaje de sus hijas.
Atlas, que en la semana logró resolver el problema de los adeudos con los jugadores, sigue sin generar el mismo futbol que ilusionó a su afición el torneo pasado. El parado es prácticamente el mismo que utilizaba Tomás Boy, es la intensidad la que falla. Intermitentes, fue hasta el minuto 30 del primer tiempo cuando pudieron llegar al área rival cuando Omar Bravo falló una ocasión de gol bastante clara que terminó con el balón en la grada. Los Rojinegros adelantaron las líneas en la segunda parte pero con la misma velocidad pausada que no presentaba real peligro. Tuvo que venir una equivocación en la zaga para que Matías Vuoso se plantara frente a la portería en un duelo que ganó Moisés Muñoz.
Raúl Jiménez, una de las principales víctimas del paupérrimo accionar de la selección mexicana en Copa Oro, volvió a gritar una anotación después de vérsele nervioso y poco preciso, muy diferente al nivel que había acostumbrado a su gente. El segundo gol americanista es un resumen perfecto del partido. Atlas dormido, fue despertado por un vivo Juan Carlos Medina que cobró rápido una falta para que Rubens Sambueza ingresara al área para asistir al joven goleador mexicano que soltó un grito de desahogo para después hacerle honor al recordado Chucho. Rubens Sambueza puso la última cereza con una joya de tiro libre que el arquero Pinto no pudo atajar.
Después de cada gol, el estadio coreo el nombre de "Chucho". El águila que vuela siempre en medio tiempo, tenía una cinta amarilla amarrada a una de sus patas con el número 11 estampado. El final del partido fue un concierto a su recuerdo. Miles de personas usaron sus playeras con el mismo dígito en sus espaldas. Hubo fiesta en el Estadio Azteca, una celebración que Atlas se encargó de opacas ofreciendo muy poco de lo que se esperaba por parte de un equipo que fue protagonista en el Clausura. El festejo águila fue colectivo, recordando al ausente goleador que tantas veces hizo vibrar con su juego. La gente no lo olvida, hoy su nombre, pesó más que el grito máximo del gol.
AMÉRICA 3-0 ATLAS
América: Moisés Muñoz; Juan Carlos Valenzuela, Aquivaldo Mosquera, Francisco Javier Rodríguez; Paul Aguilar, Juan Carlos Medina, Miguel Layún, Rubens Sambueza, Luis Ángel Mendoza (Luis Gabriel Rey); Narciso Mina (Jesús Molina) y Raúl Jiménez (Christian Bermúdez).
Atlas: Miguel Angel Pinto; Guillermo Martín, Francisco Giovanni León, Leandro Cufré, Gregorio Torres; Christian Díaz (Jahir Barraza), Lucas Ayala, Carlos Bocanegra (Juan Pablo Vigon),José Luis Chávez (Carlos Nava), Omar Bravo y Matías Vuoso.
Goles: 1-0 (Mina, min. 25), 2-0 (Jiménez, min. 68) 3-0 (Sambueza, min. 75)
Árbitro: Fernando Guerrero. Amonestó a Carlos Bocanegra, Francisco Giovanni León, Guillermo Martín, Luis Gabriel Rey, Lucas Ayala.