Ciudad de México, 12 octubre (SinEmbargo).- Ninguna guerra contra el cliché: el comentario divertido del ilustrador mexicano Alejandro Magallanes tiende a declarar cual estrella de Hollywood lo feliz que se siente “por estar nominado”.
Dice con dulce honestidad que le encanta formar parte de los ilustradores que aspiran al Premio Astrid Lindgren 2014 y que dicha mención ya es valiosa. No ve a los otros 237 postulados como rivales y se dedica a disfrutar del gran momento profesional que vive y en cuyo contexto es considerado el diseñador gráfico más importante de México.
Este jueves 10 de octubre se conocían los aspirantes al prestigioso galardón que premia a autores, ilustradores, narradores orales y promotores de lectura para jóvenes.
El Astrid Lindgren Memorial Award será otorgado esta vez a un artista que surja de un grupo de 238 candidatos provenientes de 68 países, el próximo 25 de marzo en la Feria del Libro Infantil de Bolonia.
Otorgado por Consejo Sueco de las Artes, es considerado uno de los premios más prestigiosos en el mundo de la literatura infantil y juvenil, que reconoce a ilustradores y autores que inciten a la lectura en el espíritu creativo e imaginativo.
Desde 2003, la primera edición del premio, sólo dos latinoamericanos recibieron este importante reconocimiento (la editorial venezolana Banco del Libro en 2007 y la argentina Marisol Misenta, en 2013), fundado para honrar la memoria de la escritora sueca Astrid Lindgren (1907-2002).
Autora, editora, firme defensora de los derechos humanos, Lindgren tuvo una influencia decisiva en el mundo de la literatura infantil y en la opinión de la sociedad sobre los derechos del niño.
Alejandro Magallanes es el orgulloso candidato por el conjunto de una obra dedicada al mundo infantil y adolescente, aunque va de suyo que en nuestro suelo el enorme prestigio del que goza el artista se expande hacia las tareas llevadas a cabo como ilustrador de las portadas de la famosa editorial oaxaqueña Almadía, sus impresionantes carteles para el cine y sus muestras como artista individual.
– La típica pregunta periodística sin imaginación, ¿cómo te sientes con esta postulación al Astrid Lindgren?
– La respuesta será también poco imaginativa. Me siento contento porque estar nominado para semejante premio donde hay tanta gente de tantas partes del mundo aspirando al premio. Eso es muy bonito. Los otros candidatos son para mí colegas, no rivales, nunca me meto en ese carril de la competencia.
– ¿Cuántos libros para niños has hecho?
– Muchísimos, la verdad perdí la cuenta. De mi propia autoría total, es decir, libro que he escrito y he ilustrado son una decena, aproximadamente. Trabajar para los niños es algo muy serio y divertido a la vez. Trato de que las historias y los personajes primero me diviertan a mí porque estoy seguro de que si eso sucede se replicará en el lector. Para mí es un privilegio trabajar para los más jóvenes, recuerdo lo importante que fueron algunos libros en mi niñez y eso me motiva mucho.
– ¿En que se fijan los niños cuando ven un libro escrito e ilustrado para ellos?
– Perciben el libro como un conjunto. Ven el formarto, si es grande o chico, si puede pasar cómodamente las páginas con los dedos, se fijan en el aspecto material primero y luego en los contenidos. Si los llegas a atrapar ya con una imagen, un chiste o una situación dramática, se van a todos los detalles. Creo que los niños tienen primero una mirada macro y después una micro a través de la cual perciben cada detalle del libro.
– ¿Hay libros infantiles que quedan en la memoria para siempre?
– Creo que sí, que siempre hay un libro especial que recuerdas con emoción, porque en su momento de gustó y estimuló todos tus sentidos.
– ¿Qué estás haciendo ahora para los niños?
– Estoy terminando un trabajo para ediciones El Naranjo, aunque no es para tan niños sino para adolescentes. Se trata de un libro dramático dedicado al tema de la muerte, con textos sutiles y que todavía no lleva título.