“Soy un hombre que recuerda mucho”, dice Alejandro Páez, autor de la novela “Música para perros”

12/10/2013 - 1:00 am
El silencio de la sierra de Chihuahua marca el sino de sus personajes. Foto: Antonio Cruz, SinEmbargo
El silencio de la sierra de Chihuahua marca el sino de sus personajes. Foto: Antonio Cruz, SinEmbargo

Ciudad de México, 12 octubre (SinEmbargo).- “Soy un hombre que recuerda mucho y tenía que contar esas historias”, admite el escritor y periodista Alejandro Páez Varela, autor de la reciente Música para perros (Alfaguara), última parte de la trilogía que inició con Corazón de Kaláshnikov (Planeta) y siguió con El reino de las moscas (Alfaguara).

En entrevista con los periodistas Julio Patán y Nicolás Alvarado, para su programa Final de partida, en Foro TV, el autor explicó que su deseo de narrar la Chihuahua de hace 20 años, sobre todo la zona de la sierra, inmensa y silenciosa, obedece a sus vivencias de niño en un barrio bravo de Ciudad Juárez, donde creció y también a su trabajo periodístico, ya de adulto, en la zona donde transcurre Música para perros.

Un joven sicario usa una flauta para encantar perros. El argumento de la novela se desarrolla entre narcotraficantes, un zoológico, la inabarcable sierra de Chihuahua y, por supuesto, Ciudad Juárez, territorios donde la gracia y el perdón intentan florecer en las marcas de la supervivencia que propone una realidad muchas veces fantasmagórica, casi rulfiana.

Foto: Alfaguara
Foto: Alfaguara

Como parte de la campaña de promoción encarada por Alfaguara, la editorial ha lanzado una serie de book trailers llevados a cabo por el laureado diseñador e ilustrador Alejandro Magallanes.

De Música para perros, Nicolás Alvarado ha dicho que “se trata de una novela paroxística, sobre las condiciones que posibilitaron la violencia en el norte mexicano. No pasan en ella cosas terribles en términos sociales, sino cosas que tienen tufo a terrible y los personajes no pueden con ellas”.

Para el periodista, lo importante de la obra es que no pretende narrar la épica del norte mexicano, sino por el contrario construir “una historia intimista, casi de cámara, con cuatro personajes, profundamente escéptica frente al lenguaje y al mismo tiempo gozosa de él. Una novela sobre el norte mexicano que me ha conmovido como ninguna otra”, agregó.

A su tiempo, Julio Patán, autor del reciente Conspiraciones (Planeta), destacó la fuerza de una trilogía “donde te vas encontrando un entramado de personajes muy sabroso conforme vas leyendo los libros”.

“El microcosmos que construye Alejandro parece, efectivamente, Chihuahua, parece el norte, pero estamos hablando de una novela, por lo tanto el territorio es un constructo, no hay que olvidarlo y así podríamos decir que se parece a la literatura de William Faulkner”, remarcó.

EL SILENCIO COMO INGREDIENTE LITERARIO

Nacido en Ciudad Juárez en 1968, en una familia de periodistas, Alejandro Páez Varela ha desarrollado su actividad profesional en diarios como El Universal, Reforma y El Economista, fue subdirector y fundador de la revista Día Siete.

Coordinó el libro La guerra por Juárez y es coautor de los títulos Los amos de México; Los suspirantes, Los intocables y Los suspirantes.

Asimismo, ha escrito la novela y los libros de relatos No incluye baterías y Paracaídas que no abre.

En Música para perros, el personaje principal no habla en parte, explica Páez Varela, “porque la región es así. Los personajes se construyen de acuerdo al paisaje y en esa parte de la sierra se impone una gran economía del lenguaje”.

“La gente allá de verdad que habla poco, porque vive en grandes extensiones de territorio, las personas se relacionan muy poco entre sí, porque las rancherías contratan a cuatro o cinco empleados para administrar un montonal de vacas, porque es una región donde ha habido durante largos periodos de tiempo muy poca densidad de población”, agrega.

Alejandro escribió esta historia “no para enseñar nada, pues no creo que esa sea la función de la literatura, sino para contar simplemente algo que llevaba dentro, algo que me tocó vivir durante los primeros 20 años de mi vida, donde se gesta en Ciudad Juárez lo que luego pasó a nivel de la violencia”, dijo en Final de partida.

“Los personajes encuentran una salida en la familia, es decir, en las familias muy particulares y especiales que se plantean ahí, la familia que forman el niño, la vieja y los perros, por ejemplo, regida no por valores intrínsecos sino por los que se van construyendo en el camino, con fronteras muy laxas con respecto a la moral y la ética”, reflexionó Páez Varela.

“En realidad mis tres novelas violentan esta idea de una moral estática, que se difumina en mi narrativa. A esto le agrego que mi interés al escribir estos textos era tratar el tema de la gracia y el tema del perdón”, remató.

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