Madrid, 9 Nov (Notimex).- El nuevo clima abierto con Irán en las negociaciones sobre su programa nuclear muestra que las sanciones son una herramienta útil en la diplomacia, siempre y cuando la comunidad internacional actúe con unidad y firmeza, destacó el diario El País.
En su editorial de este sábado, indicó que si las negociaciones avanzan de forma correcta, repercutirán sin duda positivamente en varios conflictos de la región.
Agregó que es una lección que seguramente habría que empezar a aplicar en Siria.
Expuso que dos meses bastaron para destrabar un contencioso que envenena desde hace 10 años la diplomacia internacional: el programa nuclear iraní y son los dos meses que han transcurrido desde la llegada a la presidencia de Irán del pragmático Hasan Rohaní.
Agregó que su objetivo de acabar con las sanciones que asfixian la economía de su país ?sin duda una de las razones de su triunfo electoral? ha posibilitado en este tiempo acercamientos impensables con su atrabiliario antecesor, Mahmud Ahmadineyad.
El rotativo expuso que la reunión, este viernes en Ginebra, del secretario de Estado estadunidense, John Kerry, con su homólogo iraní, Mohamed Javad Zarif, cuyos países rompieron relaciones hace 30 años, es la mejor muestra de este deshielo.
Apuntó que el encuentro que Irán y el llamado G5+1 (los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU más Alemania) sostienen en Ginebra ha resultado tan prometedor que hasta esa ciudad viajaron ayer, además de Kerry, los ministros de Exteriores de Francia, Alemania y Reino Unido, a los que se unirá hoy el ruso, Serguéi Lavrov.
"Esta interrupción intempestiva de las agendas diplomáticas es un buen augurio de que estamos ante algo serio", consideró.
Resaltó que las bases están claras: las potencias mundiales exigen garantías de que Irán no utilizará su programa nuclear para fabricar bombas atómicas, algo que, según los indicios recabados por el Organismo Internacional de la Energía Atómica, podría conseguir en menos de un año.
En tanto Irán, con una economía que se contrajo un 6 por ciento el año pasado, una inflación del 40 por ciento y un desempleo cercano al 30 por ciento, necesita urgentemente reactivar las exportaciones de crudo y acceder a los fondos congelados en bancos internacionales.
El País subrayó que encajar estos propósitos en medidas concretas es una tarea compleja, pero no imposible si hay voluntad política.
Recordó que fue el propio ministro de Exteriores iraní, el carismático Javad, quien propuso el pasado mes, también en Ginebra, un plan de trabajo que arranca con un acercamiento paulatino para restaurar un mínimo de confianza, y que concluiría, en un plazo máximo de un año, en un acuerdo en toda regla.
Aseguró que el camino pasa necesariamente por que Teherán abandone las actividades que exceden el uso civil de la energía nuclear (como la fabricación de uranio altamente enriquecido) y se abra sin restricciones a los inspectores de la ONU.
Añadió que en este nuevo y prometedor escenario no faltan las voces discordantes: Israel, directamente amenazado por la eventual capacidad atómica de Irán, ha arremetido contra cualquier acuerdo con una vehemencia que puede servir para neutralizar a los sectores ultraconservadores de Irán.